Entrevista a Fernando Rapallini, árbitro argentino en Qatar 2022: el jugador que más lo sorprendió en el campo y por qué el Mundial es “mágico”

Fue uno de los jueces nacionales elegidos por la FIFA y contó sus vivencias en los tres partidos que dirigió en la Copa del Mundo. Los llantos con su esposa y colegas y la sentida frase que le dijo a su entorno antes de viajar

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Fernando Rapallini árbitro argentino que fue parte de Qatar 2022
Fernando Rapallini árbitro argentino que fue parte de Qatar 2022

“Con lo único que puedo emparentar el dirigir un Mundial, hablando desde el punto de vista deportivo, es con el nacimiento de un hijo. A vos te cuentan lo que es ser padre, pero cuando realmente lo sos, te das una idea de lo que significa. Todo lo que te comentaban, lo vivís. Esto es igual, una Copa del Mundo no se puede comparar con nada. Entrar a una cancha, ver esos letreros históricos, estar con esos jugadores, escuchar los himnos. Se produce algo mágico e indescriptible, que no se puede contar con palabras”.

Seguramente lo soñó más de una vez, allá en su La Plata natal y de toda la vida. Cuando las ganas de ser árbitro se corporizaron y comenzó a desandar el escalafón de inferiores y ascenso, hasta llegar a la primera división, aquel anhelo estaba más latente que nunca y finalmente se hizo realidad en el 2022, con la designación para ser parte de un Mundial, que será inolvidable para todos los argentinos. Y Fernando Rapallini estuvo allí y claramente a la altura de la máxima competencia.

“Me quedaron los mejores recuerdos de haber dirigido en una Copa del Mundo. En la previa había hablado mucho con Héctor Baldassi, Horacio Elinzondo, Francisco Lamolina y Ángel Sánchez y ellos me dijeron algo que pude comprobar: lo que se vive en un partido de Mundial es único. Independientemente de todas las experiencias previas vividas con el equipo arbitral con encuentros muy importantes en Eliminatorias, el Sub 20 en Polonia, la Eurocopa, Mundial de Clubes, Copa América, que son torneos maravillosos, pero esto es distinto a todo. Cuando terminó el primer partido que nos tocó, que fue Marruecos ante Croacia, ni bien pité el final, fui hasta el vestuario, me saqué la camiseta de árbitro, me puse una de entrenamiento y subí corriendo a la tribuna a abrazarme con mi esposa Verónica y mi hija Martina. Nos dimos un beso y nos pusimos a llorar, porque había sido un momento cumbre para los tres, por todo el proceso vivido hasta allí”.

Las recurrentes designaciones en los torneos más importantes del continente, y del mundo, ya que dio el presente en la Eurocopa 2021, señalando el récord de ser el primer árbitro no europeo en dirigir esa competencia, acompañado como siempre por los asistentes Juan Pablo Belatti y Diego Bonfá, hacían prever que estaría en Qatar 2022. Las suposiciones fueron certezas de una manera muy especial.

“El momento de las designación lo recuerdo como si fuese hoy. Estaba en Colombia, en la ciudad de Ibagué, donde había ido a dirigir un partido de Copa Libertadores y al llegar al aeropuerto, momentos antes de volver al país, recibí la noticia. Lo tengo muy fresco, porque fue justo en el instante en que bajábamos las valijas del auto para embarcar. La emoción y la alegría fueron inmensas, en medio de una mezcla de sensaciones, porque me hubiese gustado poder teletransportarme y estar con mi esposa y mi hija, pero a la vez, me encontraba con Juampi Belatti y el Turco Bonfá, que también estaban designados, por lo que nos abrazamos muy emocionados. La llamé a Vero llorando y ni me acuerdo que le dije (risas). Al rato vi la lista completa, y estaba Facundo Tello, que es un amigo y se dio una situación particular, porque él se encontraba en Brasil, también por la Libertadores. Lo llamé y no pudimos decirnos nada, porque estuvimos un minuto y medio llorando ambos. Debimos cortar por la emoción que teníamos”.

Fernando Rapallini junto a Sergio Busquets en el encuentro entre España y Marruecos
Fernando Rapallini junto a Sergio Busquets en el encuentro entre España y Marruecos

Una cita de semejante nivel requiere de un preparación intensa, pero que no solo se circunscribe a los meses previos, sino que viene desde mucho tiempo antes. Eso también es un valor agregado al momento en que las autoridades deciden quienes serán los elegidos: “Son cuatro años de un proceso severo, desde el punto de vista físico, pero más fuerte aún desde lo mental. Allí tuve la suerte de trabajar con Marcelo Roffé, un gran psicólogo deportivo, a quien le agradezco la mano que me dio, sobre todo en la recta final, donde mejor se tiene que estar de la cabeza para poder afrontar este tipo de desafíos. Él conforma un excelente grupo interdisciplinario, donde tengo un profe de campo, otro de gimnasio y uno de recuperación de pequeñas lesiones. También quiero mencionar al kinesiólogo, al masajista, al osteópata, al profesor de inglés, al podólogo, al psicólogo personal. Hago referencia a cada uno de ellos, porque fueron quienes hicieron posible que yo haya llegado hasta donde allí. Y por supuesto la familia, que es el gran sostén, entendiendo lo que pasa por la cabeza de una persona que afronta un momento semejante, tratando de conseguir un objetivo de máxima”.

El camino comenzó el 23 de noviembre con el empate en cero entre Marruecos y Croacia y más tarde continuó con el vibrante Suiza 3 – Serbia 2. El destino le tenía deparado a Fernando un cotejo más, ya en la instancia de octavos de final, cuando el sorprendente Marruecos soportó los embates de España para llegar a los penales, donde dio uno de los impactos del torneo al eliminarlo. En ese recorrido tuvo oportunidad de compartir cancha con grandes futbolistas, entre quienes destaca por su calidad a Luka Modric, Sergio Busquets y Sofyan Amrabat, el eje del cuadro africano. Un certamen que disfrutó también por lo que ocurría con su compañero: “Con Facundo Tello somos amigos, hicimos el proceso juntos, compartiendo muchas cosas y con una importante generosidad. Allá la pasamos 10.000 puntos, porque él también estuvo acompañado por su padre y su hermano. Me pone muy feliz su presente, porque es muy buen árbitro y una gran persona. Entre nosotros no hubo egoísmos”.

Este de Qatar 2022 tuvo un arranque con una importante injerencia del VAR, sobre todo en las primeras rondas. Más allá de ser un tema que seguirá llevando polémica en el mundo del fútbol, hay un trasfondo interesante para conocer, como lo cuenta Rapallini: “La línea que nos bajaron fue muy clara, tanto para árbitros de campo como para cabina: llamar en errores claros, obvios y evidentes, sino, no. Creo que en general hubo muy buenas decisiones de ambas partes, porque a la herramienta se la ayudó dentro del campo de juego también. Y la tecnología semiautomática acelera muchísimo los tiempos de revisión. Con respecto a la adición hubo un mensaje concreto en la semana previa que hicimos de preparación con respecto a recuperar el tiempo que sea necesario, de devolverle al fútbol lo que se le estaba quitando, con la ayuda que el quinto árbitro actuaba como cronometrador, aviándole al cuarto los minutos perdidos en la cancha por celebraciones de goles, expulsiones o ingreso de la camilla, hechos que el VAR no registra. Después era el VAR quien nos informaba la cantidad de minutos utilizados en revisión. De allí es que hubo bastante exactitud en la recuperación, para efectivizar el tiempo neto de juego”.

Fernando Rapallini quedó conforme con su actuación y ni bien regresó de las vacaciones vuelve a viajar para dirigir Boca y Racing en Abu Dhabi (Gettyimages)
Fernando Rapallini quedó conforme con su actuación y ni bien regresó de las vacaciones vuelve a viajar para dirigir Boca y Racing en Abu Dhabi (Gettyimages)

A la hora del balance, resalta una gran alegría en sus opiniones, con la satisfacción del deber cumplido con creces, por más alta que estuviese la vara en una Copa del Mundo. Son contadas las ocasiones en que hablará en singular, siempre sus palabras se amplían al equipo arbitral. Pero hay una regulación que les impedía continuar en las instancias finales si Argentina avanzaba a cuartos: “Quedamos muy conformes con nuestra actuación, porque así nos lo hicieron saber. Cuando jugamos España – Marruecos en los octavos, sabíamos que podía ser nuestra última presencia en el torneo, más allá de la performance, por un tema reglamentario, y fue lo que pasó, cuando la selección pasó, nos dijeron que debíamos volver. Pero por suerte, aquel partido no solo fue al alargue, sino también a penales, por lo que nos terminamos quedando como 150 minutos en la cancha, disfrutando, aunque con la sensación latente que podía ser la despedida. Al concluir permanecimos allí, contemplando los festejos de unos y la tristeza de los otros. Queríamos que esa jornada no terminara nunca”.

El equipo arbitral que él encabezo se retiró con la frente en alto y la dulce sensación del reconocimiento unánime. Para ellos había concluido la faena, pero no así para la selección nacional, que seguía su marcha rumbo a la gloria: “Los primeros tres partidos de Argentina los vimos desde el hotel por un tema de horarios. Había cuatro turnos en la fase de grupos: a las 13 hs, 16, 19 y 22, pero solo podíamos concurrir al tercero, porque en el primero estábamos regresando del entrenamiento rumbo al almuerzo, en el segundo teníamos clase y en el último ya era muy tarde y debíamos descansar, porque la actividad comenzaba bien temprano. Al que si concurrimos al estadio fue el de cuartos de final ante Holanda, con el detalle que fuimos acompañados de nuestros colegas de ese país. Nos sentamos cerca y, por supuesto, cada uno gritó los goles de su país. Fue un encuentro para el infarto y cuando Lautaro marcó el último penal, nos volvimos locos”.

Tanto Facundo Tello como el propio Fernando Rapallini se sentaron a una mesa reducida, de apenas cuatro integrantes. Allí estaban imaginariamente ubicados Ángel Coerezza y Carlos Espósito, los árbitros nacionales que habían dirigido, respectivamente, en 1978 y 1986, las inolvidables gestas albicelestes anteriores: “Antes del Mundial me preguntaban si prefería dirigir la final o que Argentina llegue hasta allí. Mi respuesta era siempre la misma: si yo estoy ahí, van a estar alegres 50 personas, que son mis amigos y familiares, pero si la Selección juega el partido decisivo, vamos a festejar 50 millones. ¿Cómo no estar contento al ver a Messi levantar la Copa del Mundo? Y cómo no celebrar que, en este torneo, que va a quedar en la historia, nosotros estuvimos allí. La semifinal con Croacia la vimos en el aeropuerto, incluso cambiamos los pasajes, porque sino nos agarraba en pleno vuelo de regreso. La final la pude observar ya en mi casa con la familia, donde lloramos todos juntos de la emoción. Para Verónica, Martina y yo fue muy importante, porque jamás habíamos presenciado un Mundial. Lo que más me gusta es ver a mi hija de dos años y medio, siendo una fanática de Messi y cantando todas las canciones. Vamos a necesitar un poco de tiempo todos los argentinos para tomar la dimensión exacta de lo que vivimos”.

Debemos sumarnos a este concepto final de Rapallini. Fue tan grande lo que atravesamos, tan glorioso, que la perspectiva solo la dará el paso de los años. Mientras tanto, seguiremos festejando, con la alegría de ver a Messi levantar la Copa y la satisfacción que, a la buena gente, como en el caso de Fernando, le vaya bien y haya podido cumplir su sueño.

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