La jornada sabatina de la Superliga se abrió con el clásico que disputaron en el Pedro Bidegain San Lorenzo e Independiente. La ansiedad por la llegada del primer triunfo oficial del ciclo de Almirón llevó al Ciclón a presionar al Rojo contra el arco de Martín Campaña desde que se abrió el telón.
Sin embargo, una mala salida de Loaiza puso en jaque a la defensa local, pero la resolución desafortunada de Benítez mantuvo la paridad en el encuentro. El duelo era vertiginoso, dinámico y abierto. La promesa del gol podía llegar en cualquier momento.
Antes de que llegue el descanso Nicolás Blandi desperdició la ocasión más clara para abrir el marcador. Una infracción de Brítez sobre Fértoli obligó a Diego Abal a sancionar la pena máxima, pero el capitán no pudo quebrar la resistencia del arquero uruguayo. Las emociones no llegaban por culpa de Martín Campaña.
En el reinicio del pleito Ariel Holan se encontró con un problema impensado: una mano de Brítez dejó al Rojo con diez hombres por doble amonestación. Sin el central, el entrenador tuvo que reacomodar las piezas con el ingreso de Alan Franco por Sebastián Romero. A partir de ese momento, la idea de Independiente fue la de apostar por los contragolpes.
Durante todo el complemento el Ciclón dominó todas las acciones de juego. Con posesión de pelota y territorio, a San Lorenzo sólo le faltó creatividad en los últimos metros. Sin ideas claras en la ofensiva, los de Almirón no supieron resolver el muro que que construyó el elenco de Avellaneda.
Con un Belluschi errático, acompañado de los deslucidos Castellani, Rentería y Torres, "la sucursal de Atlético Nacional" no consiguió cumplir ante su gente. Una vez más, el Nuevo Gasómetro se vació en silencio por la falta de goles de sus intérpretes. Por cómo se dio el desarrollo del cotejo, la repartición de puntos conformó a Independiente y desilusionó al pueblo azulgrana.