Boca se impuso 2-0 frente al Palmeiras por la ida de las semifinales de la Copa Libertadores y sus hinchas se fueron ilusionados con la posibilidad de volver a disputar la final después de seis años. La posibilidad de obtener el séptimo título y alcanzar así a Independiente está más latente que nunca.
La cancha del Xeneize fue un hervidero, como en la época dorada de Carlos Bianchi y Guillermo Barros Schelotto de jugador. El partido fue chato y ofreció poco hasta que Darío Benedetto apareció en escena e inclinó la balanza para los suyos. Uno de los miles de fanáticos que asistieron buscó complicidad con su comentario: "Hoy el Pipa se recibió de ídolo".
Hubo cinco momentos puntuales en los que la Bombonera pareció hablar sola y vale la pena repasarlos.
1. LOS INSULTOS CONTRA LA CONMEBOL
"La Conmebol, la Conmebol, se va a la puta, que lo parió…". Quince minutos antes de que saltaran los equipos al césped, los hinchas de Boca le marcaron la cancha a la terna arbitral, comandada por el chileno Roberto Tobar. Las polémicas en ediciones pasadas, la presencia del VAR y la reciente lesión de Esteban Andrada fueron excusas válidas para los simpatizantes xeneizes que se propusieron transformar el escenario en una caldera e intentar condicionar las decisiones del juez de turno.
2. EL REPUDIO PARA GUSTAVO GÓMEZ
Los hinchas de Boca no le perdonaron el ninguneo al central paraguayo que fue pretendido por Guillermo Barros Schelotto en los últimos mercados de pases. "Los dirigentes brasileños se portaron muy bien, son serios y no mienten", declaró hace un par de meses el ex Lanús. Por diferencias en la cotización del dólar en su contrato, su contratación al Xeneize quedó trunca y los simpatizantes boquenses lo insultaron mucho cuando en el primer tiempo recibió la amarilla tras ir peligrosamente en busca del balón con Agustín Rossi. "Gustavo Gómez la puta que te parió", fue el cántico, con cientos de plateístas eyectados desde sus butacas.
3. EL TIRO LIBRE DE OLAZA QUE CASI SE CONVIERTE EN RESIGNACIÓN
Iban 36 del complemento cuando Felipe Melo levantó mucho su pierna contra Villa y el árbitro sancionó la falta. El lateral izquierdo uruguayo, con mucha personalidad, tomó la pelota y corrió a otros posibles shoteadores, de más experiencia y estadía en el club. El ex Talleres sacó un chanflazo excelente que fue bien despejado por Weverton al córner. El "¡uhhh!" de la gente fue con tono de resignación y bronca: Boca no generaba peligro y el quiebre del cero parecía imposible hasta ese instante.
4. LA INTUICIÓN DE LA GENTE: ENTRÓ EL SALVADOR
Wanchope Ábila había podido hacer poco ante el cerrojo propuesto por el equipo brasileño y Guillermo le dio el último cuarto de hora a Darío Benedetto. Al Pipa le había quedado una espina grande por la derrota en el último Superclásico y luego volvió a lesionarse (incluso perdiéndose la revancha con Cruzeiro en Brasil por los cuartos de final). Cuando metió el primer pie en el rectángulo, se produjo una explosión: los aplausos lo bañaron en confianza y la expectativa llegó a su punto cúlmine. El delantero tardó apenas seis minutos para ganarle en el salto a Felipe Melo y decretar el primero para el Xeneize. La Bombonera se movió y los torcedores brasileños habrán creído que se vendría abajo.
5. EL TERREMOTO FINAL POR EL INESPERADO SEGUNDO GOL
Pablo Pérez capturó el balón, levantó la cabeza y, casi por inercia, se lo cedió a Benedetto. El Pipa tiró un chicle que descalibró el intento de Luan por robarle la pelota y en un movimiento la acomodó y encendió la mecha. Su disparo seco, característico, se clavó contra un palo y desató una locura desenfrenada en los cuatro costados del estadio. El 2-0 es un resultado vital, por la diferencia y por la valla invicta. Guillermo fue claro en conferencia: "Hablamos de ganar el partido". Y hasta el más optimista de los hinchas xeneizes hubieran firmado el triunfo por la mínima, teniendo en cuenta la paridad que existe entre los cuatro semifinalistas de la Copa.
Después del pitazo final, lo esperado: la ovación a Benedetto fue atronadora y también ligó felicitaciones varias Agustín Rossi, uno que aprobó otro examen de fuego. Los cánticos deseosos por la séptima no se hicieron esperar, a su vez hubo grito de guerra contra las "Gallinas" y el desafío de cruzarse en una hipotética final.
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