El Mundial de vóley pasó (casi) desapercibido por el público argentino. Así lo reflejaron los números del rating en la TV Pública (transmitió todos los partidos del combinado nacional), las repercusiones en las redes sociales y las métricas en los sitios web. Salvo por la heroica victoria ante Polonia (último campeón del mundo), la participación albiceleste fue ignorada por una sociedad que nunca introdujo en su agenda a los partidos disputados en Italia y Bulgaria.
"La gente no tiene información, porque el vóley no es interesante para el país. A mí y al Chino Simonet nos tocó ganar todo en nuestros equipos de Europa y él fue tapa de todos los diarios y yo no. No es que me importe, pero eso te da la pauta de que el deporte no interesa", le explicó a Infobae Luciano De Cecco, uno de los referentes del plantel que lideró Julio Velasco por el Viejo Continente.
Una de las razones de la ignorancia generalizada puede basarse en las flojas producciones en los torneos internacionales. A excepción del quinto puesto conseguido en los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016, los argentinos no lograron llegar a la primera plana frente a rivales de jerarquía. Decimoterceros en la Copa del Mundo de 2006, novenos en 2010 y decimocuartos en 2014 son algunos ejemplos cercanos. Sin embargo, para el capitán del seleccionado las causas pasan por otro lado: "No creo que pase por los resultados, porque yo los obtuve en mi equipo y no pasó nada. La realidad es que ni a la prensa, ni a la gente le interesa".
En el diálogo que mantuvo con Infobae, Cachete reconoció que vive dos realidades opuestas. La del éxito cuando se pone la camiseta del Sir Safety Perugia y la del anonimato cuando se pone la Albiceleste. "En Europa vivo una realidad diferente y soy el mismo jugador que viene a la Argentina, pero acá no se explota. Tendremos que vivir a la sombra hasta que consigamos un gran resultado o me retiraré sabiendo que no pude hacer nada por el vóley", analizó con esa mezcla de sensaciones que se remiten a la frustración y bronca.
La comparativa constante con el equipo que logró la medalla de bronce en Seúl '88 es otro de los factores de un equipo que "vive a la sombra" de sus antecesores. "Somos un país mediocre. Siempre nos comparamos con lo que no tenemos. Es lo mismo que ahora le pidan a la selección de básquet que consiga lo mismo que logró la Generación Dorada. Es algo irreal. Lo que pasó en Seúl 88 fue algo increíble que quedó en la historia, y si nosotros en algún momento logramos algo parecido eso no se va a olvidar", agregó De Cecco con la sinceridad que lo caracteriza.
Con una perspectiva de recambio y la salida confirmada de Velasco, el armador entiende que las modificaciones en el cuerpo técnico no deberían "afectar en nada". "Todo el mundo me pregunta por Julio, pero la realidad es que es una decisión de él. Hay que preguntarle a él lo que siente. No importa quién está contento y quién no, porque son decisiones personales que hay que respetar. La noticia no puede pasar por sus decisiones personales", concluyó con el dolor que significó la prematura eliminación de Argentina en el Mundial.
Con 3 victorias (República Dominicana, Eslovenia y Polonia) y 5 derrotas (Bélgica, Italia, Japón, Serbia y Francia), el elenco nacional estuvo muy por debajo de las expectativas y se retiró de la competencia en la segunda fase. La reestructuración de la disciplina debe ser determinante para volver a pensar en un podio. Cuando no hay proyectos, ni recursos económicos viables, es muy difícil imaginar resultados favorables.
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