La carrera de entrenador de Héctor Cúper es un tanto particular. El santafesino dio sus primeros pasos con el buzo de DT en Huracán en 1993, un año después de haberse retirado como jugador allí. Luego dirigió a Lanús, donde obtuvo su único título internacional, y optó por trazar su camino en el exterior, pasando por varios continentes, clubes y selecciones.
Desde 2015 comanda al combinado nacional egipcio, al que acaba de clasificar a una Copa del Mundo después de 28 años. La última vez de los Faraones en citas mundialistas había sido en Italia 1990, cuando fueron eliminados en primera ronda. Su otra participación fue en Italia 1934, donde también disputó un partido y se despidió.
El argentino causó una verdadera revolución en el fútbol africano, pero carga con una cruz desde hace muchos años. Las frustraciones deportivas lo transformaron en blanco de una crítica desmedida y quedó emparentado con la derrota y el fracaso. Tiene bastante semejanza con el caso Marcelo Bielsa: reconocidos en el extranjero, bastardeados en el medio local.
Cúper alzó la Copa Conmebol en 1996, un par de años después de ser segundo con Huracán en el Clausura 1994, tras la recordada caída por 4-0 en Avellaneda. Más tarde ganó dos supercopas españolas con el Mallorca (1998 y 1999), pero los éxitos se le escaparon de la mano en los años siguientes.
Con el club español perdió la final de la Copa del Rey en 1998 y la Recopa de Europa en 1999. Llevó al Valencia a las finales de la Champions League en el 2000 y 2001, pero besó la lona ante el Real Madrid y Bayern Munich, respectivamente.
En la temporada 2002/2003 hizo una gran campaña con el Inter de Milán, pero fue subcampeón detrás de la Juventus. Y en su paso por la liga griega al mando del Aris Salónica, no pudo con el Panathinaikos en el partido definitorio por la Copa nacional.
El último golpe fue en febrero de este año, en la final de la Copa Africana de Naciones. Su equipo empezó arriba en el tanteador ante Camerún, pero los Leones dieron vuelta la historia con un gol agónico, a falta de un minuto para el último pitazo.
Hoy Cúper se bordó una nueva estrella con la histórica clasificación de Egipto al Mundial de Rusia. El próximo objetivo será meterlo por primera vez en los octavos de final de una Copa del Mundo. Los detractores de turno que se encargaron de remarcar cada uno de sus ocho subcampeonatos callarán, al menos por un tiempo.
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