Arquitectura y urbanismo en pandemia: la revalorización de los espacios públicos de cercanía

En diálogo con DEF, el arquitecto Gabriel Lanfranchi habló sobre la nueva normalidad en las ciudades, la situación del área metropolitana de Buenos Aires y sobre qué relevancia tiene el concepto de ciudad inteligente en contexto de pandemia.

Guardar

Nuevo

"El coronavirus hizo más evidentes problemas que ya venían teniendo las ciudades y eso quedó en evidencia porque la vulnerabilidad sanitaria no permite que existan barrios que no tienen acceso al agua o a  las cloacas en un contexto de pandemia", dice Lanfranchi. Foto: Fernando Calzada.
"El coronavirus hizo más evidentes problemas que ya venían teniendo las ciudades y eso quedó en evidencia porque la vulnerabilidad sanitaria no permite que existan barrios que no tienen acceso al agua o a las cloacas en un contexto de pandemia", dice Lanfranchi. Foto: Fernando Calzada.

Como en tantos otros aspectos, la pandemia alteró y promete alterar muchos de los órdenes que hasta ahora conocíamos. En este sentido, el diseño urbano no es la excepción. El arquitecto y magíster en Economía Urbana Gabriel Lanfranchi dialogó con DEF sobre los desafíos que enfrentan las grandes urbes en tiempos de pandemia y los posibles cambios que promete la llamada “nueva normalidad”. Entre ellos, señala que “al haber menos flujo de transporte por un tiempo, es probable que empiecen a darse decisiones asociadas a la peatonalización de algunos centros”. Además, detalló la evolución de las ciudades inteligentes y evalúa la situación de Buenos Aires y el área metropolitana.

-¿Podría decirse que el coronavirus expuso las debilidades de las grandes ciudades?

-Yo creo que sí, el coronavirus hizo más evidente los problemas que ya venían teniendo las ciudades. Encontrábamos problemas de inequidad social creciente, y eso quedó en evidencia porque la vulnerabilidad sanitaria no permite que existan barrios que no tienen acceso al agua o a cloacas en un contexto de pandemia. O donde las unidades de vivienda son muy pequeñas y hay problemas de hacinamiento no se les puede pedir a las familias que se mantengan encerradas en sus casas. Problemas muy básicos. Dependiendo del nivel socioeconómico, esto tiene distintos tipos de ascendentes, por ejemplo, el acceso a la banda ancha de internet es un tema central hoy. Ya se venía hablando, pero ahora quien no lo tiene queda absolutamente desconectado de todo, incluso la educación. O, por ejemplo, el acceso al espacio público a una distancia cercana de tu casa, que siempre es un reclamo que se hace desde distintos sectores, y las ciudades demuestran que por problemas de planificación no siempre están en condiciones de garantizar. Entonces te diría que, efectivamente, el coronavirus los expuso con fuerza y probablemente sirvan para marcar una agenda a futuro de cosas que definitivamente hay que cambiar una vez que se supere la pandemia.

Lanfranchi asegura: "Es difícil saber cuál será el impacto de la nueva normalidad. Pero, por lo que se ve en el hemisferio norte, me parece que la gente se mueve con bastante libertad y menos preocupación una vez que los casos comienzan a descender". Foto: AFP.
Lanfranchi asegura: "Es difícil saber cuál será el impacto de la nueva normalidad. Pero, por lo que se ve en el hemisferio norte, me parece que la gente se mueve con bastante libertad y menos preocupación una vez que los casos comienzan a descender". Foto: AFP.

-¿Qué impacto puede llegar a tener “la nueva normalidad” en la organización de las grandes ciudades?

-Es difícil aventurar cuál puede ser el impacto, no sabemos cuánto va a durar esto ni cómo va a responder la gente. Las imágenes que llegan desde Europa en los primeros días de verano no demuestran que la gente esté teniendo cambios en su conducta demasiado reveladores. Se mantiene la idea de la playa, por ejemplo. Si bien en Nueva York hemos visto parques con círculos marcados para asegurar una distancia mínima, es solo en algunos parques. Me parece que la gente se mueve con bastante libertad y menos preocupación de la que uno se imagina una vez que los casos empiezan a decrecer. Por lo tanto, no me imagino transformaciones muy grandes en el día a día. Ahora, sí me imagino cambios en lo relacionado al teletrabajo. Quedó expuesto que, para un sector muy amplio, sobre todo el vinculado a los servicios, es una solución eficiente y posible. La tecnología existía, pero no la usábamos, imaginábamos que no se podían hacer estas reuniones, sin embargo, se están haciendo con éxito. Esto sí puede traer cambios en la forma en que las empresas organizan sus espacios de trabajo y, por lo tanto, que grandes áreas centrales que tienen muchos metros para oficinas empiecen a tener otro uso, o que empiecen a emerger nuevos centros de servicios en zonas más periféricas para dar respuesta a gente que tal vez quiera moverse a un lugar más cercano y después conectarse por internet.

Una de las cosas que hacíamos mal era destinar más del 70% de nuestro espacio público a los autos. Ahora eso va a cambiar: al haber menos flujo de transporte por un tiempo, es probable que empiecen a darse decisiones asociadas a la peatonalización de algunos centros.

-En una entrevista reciente dijiste: “Es muy probable que en pocas semanas veamos implementarse políticas urbanas que hubiera tomado años poder llevar a la práctica”. ¿A cuáles te referías?

-Todo hecho traumático, para bien o para mal, trae siempre la oportunidad de modificar el statu quo y cambiar las prioridades de las agendas de gobierno. Hay muchos gobiernos que van a aprovechar para hacer algunas transformaciones de distinta índole. Yo me ocupo de las urbanas, y de estas diría que hay una revalorización del espacio público de cercanía y que una de las cosas que hacíamos mal era destinar más del 70% de nuestro espacio público a los autos. Ahora eso va a cambiar: al haber menos flujo de transporte por un tiempo, es probable que empiecen a darse decisiones asociadas a la peatonalización de algunos centros, o incluso, la propuesta de supermanzanas, que son grillas de tres por tres manzanas donde el interior queda destinado a lo peatonal y las perimetrales son destinadas al transporte de paso. Puede haber un fuerte cambio en los sistemas de transporte y movilidad. Ya estamos viendo algunos casos en Bogotá, donde se está aumentando radicalmente el número de kilómetros de bicisendas. Acá, en Buenos Aires, hubo una prepeatonalización en varias cuadras… Hay varios ejemplos de esto.

"Hay una revalorización del espacio público de cercanía. Una de las cosas que hacíamos mal era destinar el 70 % de ese espacio a los autos. Ahora, eso va a cambiar porque es probable que empiecen a darse decisiones asociadas a la peatonalización de algunos centros", sostiene el arquitecto. Foto: Fernando Calzada.
"Hay una revalorización del espacio público de cercanía. Una de las cosas que hacíamos mal era destinar el 70 % de ese espacio a los autos. Ahora, eso va a cambiar porque es probable que empiecen a darse decisiones asociadas a la peatonalización de algunos centros", sostiene el arquitecto. Foto: Fernando Calzada.

LA EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD INTELIGENTE

-¿En qué consiste el modelo de ciudad inteligente y qué potencial tiene?

-Es un modelo que ha cambiado mucho en los últimos años. Nace a fines de la década del 2000 con la aparición de distintos centros de monitoreo –por ejemplo, el de Río Janeiro, que hizo IBM, o el de Tigre, durante la administración de Sergio Massa–, que llevaron a la idea de que en la ciudad inteligente está controlado el crimen. Este concepto ha ido evolucionando y se ha ido entendiendo que ciudad inteligente es aquella que está organizada y tiene capacidad de respuesta ante el riesgo y el peligro: es una ciudad resiliente. Después se agregaron más capas de complejidad y se dijo que es una ciudad competitiva, productiva, capaz de poner en contacto su talento y atraer talento de otros lugares. Lo que tienen en común estas aseveraciones es que hablan de ciudades que saben superar sus problemas, que aprenden de ellos, que trabajan con propuestas ágiles de prototipado, de soluciones de política pública, que usan la tecnología a favor de estas decisiones, y que hay niveles de participación altos: hay cocreación. No se limita solo a la tecnología. Yo creo que el paradigma tiene por delante, después de la pandemia, posibilidades de resurgir con más fuerza.

Se ha ido entendiendo que ciudad inteligente es aquella que está organizada y tiene capacidad de respuesta ante el riesgo y el peligro: es una ciudad resiliente. Después se agregaron más capas de complejidad y se dijo que es una ciudad competitiva, productiva, capaz de poner en contacto su talento y atraer talento de otros lugares.

-¿Cuáles son las principales discusiones que se vienen suscitando en el ámbito de arquitectura y urbanidad en los últimos cinco o diez años?

-Es algo largo de contestar, pero te diría que veníamos de un acuerdo importante en torno a la nueva agenda urbana de ONU hábitat, en 2016. Se venía discutiendo cómo implementar los objetivos de desarrollo sustentable en ciudades, y trabajando la idea de cómo el ambiente iba a ser una bandera clave a la hora de preparar nuestras ciudades hacia las llamadas ciudades carbono-neutral. Esto es, que tengan captación del carbono emitido de modo que no contaminen el ambiente. Eso implica transformaciones radicales en la forma en que nos movemos, producimos y consumimos. Por eso es un paradigma muy fuerte. Esas eran las principales discusiones sumadas a la ya clásica inequidad urbana, el acceso a la vivienda asequible y el tema de las migraciones (cómo las ciudades se adaptan a las migraciones globales). La agenda urbana es intensa y de creciente interés, había temas de discusión previos a la pandemia que van a seguir tan pronto desaparezca un poco esta situación tan única.

Para Lanfranchi "Buenos Aires es una de las ciudades más modernas, que siempre tiene una estructura de espacio público muy buena y ha sumado espacio público a partir de parques y paseos". Foto: Fernando Calzada.
Para Lanfranchi "Buenos Aires es una de las ciudades más modernas, que siempre tiene una estructura de espacio público muy buena y ha sumado espacio público a partir de parques y paseos". Foto: Fernando Calzada.

EL DESAFÍO AMBA

-¿Cómo se encuentra la Ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana en relación a otras grandes urbes del mundo?

-Se encuentra bien en algunos aspectos, y en otros, un poco demorada. Me parece que Buenos Aires ha venido haciendo avances en cuanto a la organización de la movilidad a través del metrobús, que tiene mecanismos de participación interesantes. Es una ciudad que en su trabajo con metas y publicación de objetivos es de las más modernas. Siempre tiene una estructura de espacio público buena y ha sumado espacio público a partir de parques y paseos. O sea, es una ciudad interesante y pujante, pero también tiene pendiente el tema de la integración sociourbana. Más allá de que en los últimos años se avanzó mucho en ese sentido, es un tema que se arrastra desde varias décadas. Es una ciudad que tiene dificultad de acceso a la vivienda por los costos y la falta de financiamiento, a la gente le cuesta mucho comprar una vivienda. Son muchos los frentes de los que podemos hablar. Pero es una ciudad que está alineada con las agendas que decíamos antes: está trabajando en ser una ciudad carbono neutral, está actualizando su plan urbano-ambiental, que tiene pendiente hacer un código ambiental que ojalá se pueda encarar en los próximos años, y tiene pendiente la gobernanza metropolitana. Quedó en evidencia que a partir de la situación planteada por el coronavirus que la única forma de tomar decisiones de peso frente a la pandemia es sentando en una misma foto a los tres líderes más importantes, que son el Presidente, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires y el jefe de Gobierno de la Ciudad. En eso yo veo un vaso medio lleno y medio vacío: lleno, porque esos líderes son capaces de compartir el espacio y coordinar decisiones; pero al mismo tiempo no existe una organización institucional capaz de dar esa respuesta, y por lo tanto es algo endeble. Sería positivo que el área metropolitana lograra generar un espacio de institucionalidad para manejar estos temas y otros como el transporte, el agua, el saneamiento, el manejo de cuencas, los espacios verdes, etc.

La Ciudad de Buenos Aires Se encuentra bien en algunos aspectos, y en otros, un poco demorada. Ha venido haciendo avances en cuanto a la organización de la movilidad, pero también tiene pendiente el tema de la integración sociourbana.

-¿Existe la posibilidad de que en el futuro haya una “vuelta al campo” en un sentido migratorio?

-Yo no creo que haya una vuelta al campo en un sentido migratorio. Sí creo que puede haber personas que frente a toda esta situación opten por irse a vivir al campo, a los suburbios o pueblos, pero va a ser algo muy marginal. La tendencia de urbanización global no se va a frenar tan fácilmente. Me parece que, al contrario, las ciudades, al igual que ocurrió con la fiebre amarilla y el cólera, entendieron el riesgo, lo pudieron controlar, y se dedicaron por años a invertir en infraestructura. Esto potenció su atractivo y la capacidad de las ciudades de ser saludables. Acá, esta nueva crisis va a potenciar la capacidad de las ciudades de organizarse. Las que lo hagan mejor, son las que más talento van a traer y van a generar más oportunidades para quienes viven en ellas.

*Esta nota fue producida y escrita por el equipo de redacción de DEFonline.com.ar

LEA MÁS:

Guardar

Nuevo

Últimas Noticias