Un miembro del Ejército Argentino viajará a Israel para trabajar por la paz: la historia del capitán Federico Parodi

Argentina participa en varias misiones de paz. Algunas de ellas se encuentran en los límites entre Israel, Siria y el Líbano, zonas que hoy se convirtieron en uno de los puntos más calientes del planeta. Hacia allá se dirige Federico Parodi, capitán del Ejército Argentino designado para contribuir con operaciones de paz en Medio Oriente

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Desde que ingresó al Ejército, Parodi fue parte de algunas de las unidades que esta Fuerza tiene a lo largo y ancho del país. Además, por su trabajo, estuvo en Brasil y en una misión de la ONU en Haití (Fernando Calzada)
Desde que ingresó al Ejército, Parodi fue parte de algunas de las unidades que esta Fuerza tiene a lo largo y ancho del país. Además, por su trabajo, estuvo en Brasil y en una misión de la ONU en Haití (Fernando Calzada)

El 7 de octubre de este año, el mundo cambió y no volvió a ser el mismo desde entonces. Ese día, Israel sufrió un ataque terrorista sin precedentes cuando miembros de Hamas se infiltraron desde la Franja de Gaza.

A miles de kilómetros, el capitán Federico Parodi, del Ejército Argentino, abrió su celular para revisar las notificaciones. Meses antes, había sido seleccionado por la Fuerza para integrar una Misión de Paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el límite entre Israel y Siria. Ya estaba todo coordinado: se trasladaría a Medio Oriente con su esposa y sus seis hijos, uno de ellos nacido tan solo cuatro días antes de aquella trágica fecha. Sin embargo el contenido de los mensajes modificaría parcialmente los planes familiares.

Una infancia ajena al ámbito militar, la guerra y un llamado vocacional

“Yo no tengo familia militar. De chico, cerca de los 13 años, empecé a leer sobre Malvinas. Ahí nació mi vocación militar y comencé a averiguar cómo hacer para ser soldado”, confiesa Parodi, de 35 años. Para el joven oficial, la guerra, sus héroes y el anhelo de acercarse al perfil profesional de quienes lo dieron todo por nuestra soberanía fueron un desencadenante y lo impulsaron, una vez que entró al Ejército, a ser lo “más militar dentro de lo militar”: se hizo del arma de Infantería, tropas de combate terrestre que son las que, en definitiva, llegan a cruzar al enemigo de manera directa. Para muchos, es la esencia de la fuerza. A otros, los remonta a los juegos de la infancia ya que jugar a los soldados, en definitiva, era hacerlo con tropas del arma elegida por Parodi.

Desde que ingresó al Ejército, Parodi pudo ser parte de algunas de las unidades que esta Fuerza tiene a lo largo y ancho del país. Además, por su trabajo, estuvo en Brasil y en una misión de la ONU en Haití.

En algún momento de ese trayecto profesional, se casó y tuvo seis hijos. “El mayor tiene ocho y el menor, dos meses; nació cuatro días antes de que empezara esta guerra”, cuenta.

Parodi trabajará en el límite entre Israel y Siria, en los Altos del Golán. En esa zona hay observadores militares, muchos de ellos de Argentina (AFP)
Parodi trabajará en el límite entre Israel y Siria, en los Altos del Golán. En esa zona hay observadores militares, muchos de ellos de Argentina (AFP)

Un jugada del destino y su impacto en los planes familiares

“Yo me postulé el año pasado para ir a una Misión de Paz en Chipre. Cuando lo hice, no estaba la de Israel. Luego me llamaron para comunicarme que había sido designado para una nueva misión. En principio, fue un baldazo de agua fría, pero mantuve la intención de ir con mi familia. Además, es Tierra Santa, así que era una oportunidad para peregrinar”, relata Parodi, quien, a partir de entonces, comenzó los planes familiares para ir con toda la familia a ese país. “Sabía que Medio Oriente era una zona caliente pero, hablando con la gente que estuvo allá, me dijeron que se podía vivir bien, sin riesgos y que iba a ser una experiencia familiar espectacular. Así que empezamos a organizar la expedición”.

Básicamente, Parodi trabajará en el límite entre Israel y Siria, en los Altos del Golán. En esa zona hay observadores militares, muchos de ellos de Argentina, y una fuerza de interposición entre ambos países. “Mi puesto no es de observador, sino de plana mayor”, dice, no sin antes explicar que Israel y Siria nunca llegaron a firmar un Tratado de Paz y que la frontera donde va a estar él está cerrada desde mucho tiempo antes que comenzara esta guerra: “Los cruces que hay son muy específicos y los administra Naciones Unidas”.

Parodi va a estar desplegado en un área que fue el escenario de varios conflictos, como por ejemplo la Guerra de los Seis Días, en 1967, y la de Yom Kippur, en 1973. “Militarmente, esta misión es muy interesante”, resume el oficial que, pronto, estará desplegado en una base de la ONU en cercanías a la ciudad siria de Quneitra.

El destino quiso que Parodi no se trasladase con sus hijos y esposa a esa zona. Sus planes eran instalarse en Israel, en una ciudad que hoy es un objetivo de Hezbollah. De hecho, Naciones Unidas comenzó a recomendar a los efectivos que se despliegan que no vayan con las familias por el nivel de riesgo que representa.

"Uno está en la denominada tierra de nadie, donde por error pueden caer misiles o proyectiles de cualquier bando. Uno podría preguntarse que sentido tiene la misión de paz cuando la guerra está desencadenada, pero ahora cobran importancia las tareas de ayuda humanitaria", destaca el oficial del Ejército Argentino (FDI)
"Uno está en la denominada tierra de nadie, donde por error pueden caer misiles o proyectiles de cualquier bando. Uno podría preguntarse que sentido tiene la misión de paz cuando la guerra está desencadenada, pero ahora cobran importancia las tareas de ayuda humanitaria", destaca el oficial del Ejército Argentino (FDI)

Entrenamiento especial para la guerra

“La misión existe desde tiempo después de la guerra de Yom Kippur”, detalla el capitán, quien comenta que siempre le interesó la historia militar. Por lo tanto, desde que supo de su nuevo destino, comenzó a leer sobre el tema.

Para ser desplegado en Medio Oriente, Parodi realizó un curso de plana mayor de Naciones Unidas, ya que estas organizaciones no funcionan de la misma manera dentro del Ejército: “La plana mayor es la que asesora a un comandante o jefe para tomar decisiones. Allí están el jefe de personal, el de inteligencia y operaciones, por ejemplo”.

¿Hubo cambios en el contenido del curso teniendo en cuenta el contexto? “No. Pero sí advertencias verbales, como extremar cuidados. Aunque sé que, cuando llegue a la zona de misión, pleno a desplegar en los Altos del Golán, tendré un entrenamiento específico para la zona de conflicto”, responde Parodi, quien compartirá, a lo largo de prácticamente un año, sus días con militares de Uruguay, Irlanda, Fiyi, India y Nepal.

La distancia y los hijos: “Me cuesta dejarlos”

“A mí me duele y me cuesta dejarlos, pero ahora no es prudente llevarlos. Me voy a comunicar con ellos todos los días, si es que se puede. Si se da la oportunidad de que se estabilice la situación, mi intención es que puedan ir”, cuenta. Ahora, ellos debieron mudarse desde Buenos Aires a la localidad mendocina de San Rafael, donde residen los suegros de Federico: “Los inscribimos en un colegio de allá, previendo que, en todo el año, no puedan viajar. Si se llegan a dar las condiciones para que lo hagan, los pasaré a educación a distancia. Pero es un plan B”.

“No sé si son conscientes de que me voy por un año. Todavía no les cayó la ficha. Cuando vuelva, el más pequeño seguramente va a estar caminando y empezando a decir sus primeras palabras”, lamenta.

¿Te preparan para eso? “A uno, la vida militar lo prepara. Esta es la vez que más tiempo me voy, porque estuve seis meses alejado de mi casa cuando hice un curso y luego otros nueve cuando fui a Haití. De alguna manera, uno se prepara, pero igual siempre tiene un costo”, aclara.

Mientras él no esté en Argentina, su esposa deberá asumir el 100 % de las tareas del hogar en una casa con seis niños pequeños. Y, sin lugar a dudas, esa misión será de lo más desafiante. Parodi lo sabe: “Ella es bastante fuerte. Y, ayudada por sus padres, va a salir adelante. Igualmente, yo tengo algunas semanas de licencia y, si ellos no pueden ir, viajaré a Argentina. De esa manera serán dos períodos de seis meses y no un año completo”.

Para ser desplegado en medio oriente Parodi realizó un curso de plana mayor de Naciones Unidas (Reuters)
Para ser desplegado en medio oriente Parodi realizó un curso de plana mayor de Naciones Unidas (Reuters)

Finalmente, Parodi ya tiene los pasajes y en estos días estará viajando. Tiene gran expectativa, pues para postularse primero debió prepararse, no solo en idioma inglés, sino también en conocimientos relacionados con Naciones Unidas. El sacrificio valió la pena y fue seleccionado.

“Uno está en la denominada tierra de nadie, donde por error pueden caer misiles o proyectiles de cualquier bando. Uno podría preguntarse qué sentido tiene la Misión de Paz cuando ya está la guerra desencadenada, pero ahora cobran importancia las tareas de ayuda humanitaria”, resume, no sin antes confesar que la zona es de riesgo alto. “Calculo que, por mi entrenamiento, voy a saber sobrellevar eso. En Haití, ya estuve en una zona de conflicto, aunque era de otra naturaleza. Por otro lado, creo que, al ser de infantería, estoy entrenado para manejar situaciones de estrés, de distinto tipo, como físico y mental. Si bien esto es una guerra, uno va con una buena preparación”, concluye.

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