La artista escocesa Nnena Kalu fue galardonada con el Premio Turner por obras que incluyen dibujos abstractos de colores intensos y esculturas colgantes, convirtiéndose en la primera artista con una discapacidad intelectual en obtener el reconocimiento más prestigioso de las artes visuales en el Reino Unido.
Kalu, de 59 años, quien tiene autismo, recibió el premio de 25.000 libras (33.000 dólares) el martes por la noche durante una ceremonia en Bradford, en el norte de Inglaterra.
Las obras premiadas incluyeron una serie de formas envolventes de colores brillantes, elaboradas con materiales enrollados, que colgaban entre los pilares de hormigón de una antigua central eléctrica en Barcelona.
El jurado, encabezado por el director de la Tate Britain, Alex Farquharson, destacó la “presencia poderosa” de su obra “valiente y atractiva”.
Kalu, que tiene una comunicación verbal limitada, es artista residente en el estudio de ActionSpace, una organización que apoya a artistas con discapacidad intelectual en Londres.
Charlotte Hollinshead, de ActionSpace, afirmó que Kalu “ha hecho historia”. “Este es un acontecimiento realmente importante para mucha gente. Es sísmico. Ha roto un techo de cristal muy resistente”, expresó Hollinshead sobre el escenario de la ceremonia en Bradford, ciudad inglesa designada como capital cultural en 2025.
Kalu superó a otros tres artistas —Rene Matic, Mohammed Sami y Zadie Xa— para quedarse con el premio, creado en 1984 y que lleva el nombre del paisajista británico del siglo XIX, J.M.W. Turner.
El premio, establecido para promover a jóvenes artistas británicos y ahora abierto a creadores de cualquier edad en el Reino Unido, contribuyó a lanzar las carreras de figuras como Damien Hirst, Grayson Perry, Anish Kapoor y Steve McQueen.
A pesar de su prestigio, el Turner también ha recibido críticas por premiar obras conceptuales difíciles de comprender y suele generar debate sobre el valor del arte moderno. Ganadores como “Madre e Hijo Divididos” de Hirst, dos vacas divididas y conservadas en formol, y “Luces Encendidas y Apagadas” de Martin Creed —una sala con una luz que se enciende y apaga— han sido objeto de polémica en algunos sectores de los medios.