El 9 de noviembre de 1989 quedó grabado en la historia como un momento de euforia y transformación. El mundo fue testigo de la caída del Muro de Berlín, un símbolo opresivo que durante décadas dividió no solo una ciudad, sino dos mundos: el Este comunista y el Oeste capitalista. Para quienes vivieron ese día, la caída del muro no solo significó el derrumbe de una estructura física, sino también el desplome de un régimen de control, vigilancia y represión. Fue la puerta de entrada a un futuro lleno de esperanzas, donde la democracia parecía expandirse como una luz que atravesaba Europa del Este y prometía llegar incluso a la Rusia post-soviética.
Sin embargo, esa ilusión democrática pronto se topó con la realidad. A medida que avanzaban los años, la esperanza de ver florecer la libertad y los valores occidentales en la región fue reemplazada por una creciente frustración y desilusión. Las democracias no cuajaban como se esperaba, y Rusia, en particular, no consiguió transformarse en la democracia liberal que se vislumbraba tras la caída de la Unión Soviética.
Timothy Snyder, historiador y profesor en Yale, ha seguido de cerca este proceso. Antes de consolidarse como uno de los analistas más prominentes de Europa Central y del Este, vivió varios años en la región, donde conoció a muchos de los actores que participaron en la resistencia contra el comunismo en sus últimas etapas. Testigo de la lucha por la libertad en países que habían estado bajo el yugo soviético, Snyder adquirió un conocimiento profundo de las culturas, lenguas y movimientos de esta parte de Europa.
Este trasfondo personal y académico ha nutrido la obra de Snyder, especialmente su análisis sobre la historia y la fragilidad de la libertad en el continente europeo. Entre sus libros destaca Bloodlands (2010), una obra monumental que se adentra en el sangriento período de los años 30 y 40, donde la brutalidad de Hitler y Stalin resultó en la muerte de más de 14 millones de personas. La obra presenta a Ucrania como un punto clave, una “fosa común” que sufrió como pocas regiones la violencia de ambos regímenes. Cuando publicó “Bloodlands”, Snyder compartía la esperanza generalizada de que tales atrocidades no volverían a repetirse en esa parte del mundo.
Sin embargo, la situación actual ha demostrado lo contrario. En su más reciente libro, On Freedom (Sobre la libertad), Snyder regresa a muchos de esos temas, explorando la libertad desde una perspectiva que combina memorias personales, reflexiones filosóficas y una aguda crítica política. Esta obra es también un complemento más amplio a su anterior libro On Tyranny (Sobre la tiranía, 2017), escrito en respuesta al impacto de la elección de Donald Trump en Estados Unidos. En este ensayo, Snyder analizaba cómo el fascismo logró penetrar y destruir la democracia en la Europa del siglo XX, empleando, irónicamente, los mismos instrumentos democráticos para lograrlo.
Snyder buscaba aprender de esos precedentes históricos para evitar un “desastre americano”. Aunque muchos críticos, incluido Geoffrey Wheatcroft de The New York Times, cuestionan la validez de esa comparación, el autor ofrecía una advertencia clara: la democracia es frágil, y Estados Unidos no es inmune a los peligros que enfrentaron las democracias europeas. Sin embargo, Snyder siempre ha mantenido que la situación en Estados Unidos es diferente. Como señala Wheatcroft, aunque haya un “pueblo americano”, no existe un “Volk” homogéneo, como lo había en los movimientos fascistas europeos.
Desde una perspectiva global, Snyder ha sido implacable en su crítica al concepto de “libertad negativa” –la simple ausencia de restricciones– y ha abogado por una “libertad positiva” más sustantiva, que requiere acciones colectivas para que las personas puedan vivir vidas dignas. Su profundo conocimiento de Europa del Este le permite comprender el contraste entre las aspiraciones de libertad en la región y las limitaciones políticas y sociales que todavía existen, como se refleja en los conflictos actuales y la represión de libertades en países como Rusia.
En “On Freedom”, Timothy Snyder se aleja de una obra histórica convencional y presenta un texto multifacético. El libro se divide en partes que funcionan como memorias personales, reflexiones filosóficas y un manifiesto político. Esta estructura permite que Snyder no solo explore la libertad como concepto abstracto, sino también a través de experiencias de su propia vida y de los acontecimientos históricos recientes que han moldeado su visión.
A lo largo del libro, Snyder entrelaza descripciones de su tiempo en Europa del Este con meditaciones sobre los acontecimientos que definieron la región en las últimas décadas. Sus años de estudio y de convivencia con personas que lucharon contra los regímenes comunistas le permiten abordar el tema de la libertad desde un punto de vista único y con autoridad. Estos relatos personales no solo aportan contexto, sino que también ofrecen un testimonio de los desafíos para construir y preservar la libertad en un continente marcado por la violencia, la tiranía y la resistencia.
Snyder también incluye invocaciones a sus héroes intelectuales, figuras europeas que vivieron y murieron durante los tiempos más oscuros de la región. Entre estos destacan Simone Weil y Edith Stein, filósofas que sufrieron las consecuencias del totalitarismo, y pensadores más recientes como el ex presidente checo Václav Havel y el historiador polaco Adam Michnik, ambos conocidos por su activismo y resistencia contra el autoritarismo. A través de estos personajes, Snyder resalta la valentía y el pensamiento crítico como elementos fundamentales para preservar la libertad frente a la opresión.
Una de las características más notables de “On Freedom” son las frases agudas y lapidarias de Snyder, que abordan desde la política estadounidense hasta la lucha por la libertad en Ucrania. Ejemplos de estas sentencias incluyen: “Donald Trump demostró ser un sadopopulista convincente”, y “Los oligarcas no solo tienen la mayor parte de la tarta; a menudo tienen el cortapasteles”, evidenciando su estilo incisivo y crítico. Snyder no teme señalar los riesgos que las democracias modernas enfrentan, especialmente cuando la libertad se reduce a un simple concepto de ausencia de coerción.
Desde el punto de vista filosófico, Snyder se posiciona en la tradición de la libertad desarrollada por pensadores como Isaiah Berlin, cuya distinción entre “dos conceptos de libertad” sirve como base para el análisis de Snyder. El autor es particularmente crítico de la “libertad negativa”, que define como la mera ausencia de coerción o restricción, pero que también puede llevar a situaciones de abandono y desprotección, como la “libertad de morir de hambre o de una enfermedad no tratada”. Snyder sostiene que esta forma de libertad es solo una condición necesaria para una verdadera libertad, pero no constituye “la cosa en sí”. Aboga por una “libertad positiva” o “sustantiva”, que requiere de una acción colectiva y de un sistema social que permita a las personas vivir una buena vida.
La enseñanza que imparte en cárceles y su experiencia con problemas médicos graves –al sufrir complicaciones potencialmente mortales tras una apendicitis en 2019– añaden una dimensión personal y urgente a su análisis sobre las fallas del sistema penal y sanitario de Estados Unidos. Estas experiencias lo llevan a criticar el estado de la libertad en su propio país, señalando que, si bien los estadounidenses gastan más en salud que en cualquier otro país desarrollado, viven vidas más cortas y con mayor cantidad de enfermedades.
Para Timothy Snyder, Ucrania se ha convertido en un símbolo central de la lucha contemporánea entre libertad y opresión. En “On Freedom”, el autor regresa una y otra vez a este país, marcado por la violencia y la ocupación a lo largo de su historia, y que en la actualidad ha vuelto a ser el escenario de una confrontación brutal por su independencia frente a la agresión rusa. Snyder describe la lucha en Ucrania como la batalla más clara entre la libertad y la tiranía en el mundo actual.
El libro comienza en Posad Pokrovs’ke, un pequeño pueblo en el sur de Ucrania que fue completamente destruido por la primera ofensiva rusa, pero cuyos habitantes han regresado para vivir entre las ruinas. Esta imagen sirve como metáfora de la resistencia ucraniana frente a la opresión, y a lo largo de la obra, Snyder analiza el sufrimiento del pueblo ucraniano como parte de una historia más amplia de lucha por la libertad en la región. Para el autor, la invasión rusa es un claro ejemplo de violencia tiránica que busca sofocar la aspiración de un pueblo a la autodeterminación.
Snyder traza paralelismos históricos entre la situación actual y la violencia que asoló la región en la década de 1930 y 1940, especialmente en Ucrania, que fue el epicentro de atrocidades tanto nazis como soviéticas, eventos que exploró en profundidad en su libro “Bloodlands”. La guerra en Ucrania no solo es vista como un ataque físico, sino como una agresión contra la idea misma de libertad. Para Snyder, la lucha de Ucrania es emblemática de un dilema mayor: el enfrentamiento entre la libertad y la tiranía en el siglo XXI.
Snyder va más allá de la denuncia y plantea que el resultado de la guerra en Ucrania tendrá implicaciones directas para la democracia y la libertad globales. Argumenta que si Ucrania no es capaz de resistir y vencer a Rusia, los dictadores de todo el mundo se sentirán envalentonados, lo que podría desencadenar nuevos conflictos similares en otras regiones. En sus propias palabras, si Estados Unidos quiere seguir siendo “la tierra de los libres” dentro de 50 años, “Ucrania debe ganar su guerra contra Rusia”.
No obstante, esta afirmación plantea varias preguntas y dudas. Geoffrey Wheatcroft, autor de la reseña del libro en The New York Times, expresa su escepticismo sobre la posibilidad de una “victoria” ucraniana tal como la imagina Snyder. ¿Qué significa realmente “ganar” en este contexto? ¿Implica la derrota total de Vladímir Putin y la rendición incondicional de Rusia? Para Wheatcroft, esta perspectiva es difícil de alcanzar sin un golpe de estado en Rusia que derroque a Putin, algo que aunque deseable, parece improbable en la actualidad.
La postura de Snyder, sin embargo, se centra más en la necesidad de apoyo y solidaridad internacional con Ucrania. Para él, abandonar a Ucrania en su lucha sería un grave error, ya que enviaría una señal de debilidad que podría tener consecuencias desastrosas para la libertad en otros lugares. De este modo, el conflicto en Ucrania se convierte en una especie de prueba de fuego para los principios democráticos y la voluntad de la comunidad internacional de protegerlos.
La perspectiva de Timothy Snyder sobre el conflicto en Ucrania se expande más allá de las fronteras del país y se convierte en un prisma a través del cual observa los desafíos de libertad y democracia en otras partes del mundo. Para Snyder, la lucha de Ucrania no es un caso aislado, sino que forma parte de un patrón global de amenazas a la libertad que ha resurgido en el siglo XXI. En su libro “On Freedom”, Snyder plantea que el conflicto en Ucrania es emblemático de un dilema mayor que afecta a diferentes sociedades y sistemas políticos, desde los Estados Unidos hasta el resto de Europa Occidental.
Una de las preocupaciones fundamentales de Snyder es cómo las democracias están siendo erosionadas desde adentro, ya sea por la creciente influencia de líderes autoritarios o por el debilitamiento de los sistemas de derechos y libertades civiles. La invasión rusa a Ucrania se convierte en un ejemplo extremo de cómo un régimen autoritario puede amenazar la soberanía de una nación libre y democrática, pero Snyder también apunta a amenazas más sutiles que emergen en países que históricamente han sido considerados baluartes de la libertad.
Snyder explora, por ejemplo, el fenómeno del “sadopopulismo”, como llama al auge de líderes populistas que explotan el resentimiento y la desesperanza de la gente para consolidar su poder. En este sentido, Snyder encuentra paralelos entre la retórica de líderes como Donald Trump en Estados Unidos y los movimientos nacionalistas y autoritarios en Europa, que buscan restringir derechos, atacar a las minorías y cuestionar la legitimidad de procesos democráticos. A su juicio, el conflicto en Ucrania es solo un caso más visible de una batalla global entre la libertad y la tiranía, una lucha que se libra también en las urnas, en la prensa y en la cultura política de muchos países.
Además, Snyder destaca la importancia de la “libertad positiva”, aquella que va más allá de la mera ausencia de coerción y se enfoca en la capacidad de las personas para llevar vidas dignas y florecer socialmente. Esta visión de la libertad exige acción colectiva y un gobierno que garantice el bienestar social. Por eso, Snyder conecta la lucha de Ucrania por su independencia con otros debates, como el acceso a la atención médica, la educación y el combate a la desigualdad económica. Desde su perspectiva, todas estas luchas están interrelacionadas: sin un verdadero compromiso con la “libertad positiva”, las democracias pueden verse atrapadas en formas de opresión y desigualdad que limitan la libertad real de sus ciudadanos.
En última instancia, Snyder propone que la solidaridad y el compromiso con la libertad son fundamentales no solo para Ucrania, sino para la salud de las democracias a nivel global. La capacidad de los países libres para resistir el autoritarismo, apoyar la autodeterminación de otras naciones y trabajar en favor del bienestar de sus propios ciudadanos será la verdadera prueba de la fortaleza de la libertad en el mundo.
El futuro de la libertad
“On Freedom” es una obra ambiciosa y multifacética, que intenta capturar los desafíos modernos a la libertad a través de un análisis que va desde la historia hasta la política y la filosofía. Timothy Snyder nos presenta un diagnóstico claro: la libertad está bajo amenaza, ya sea por la violencia de un régimen autoritario como el de Putin o por las formas más sutiles de desigualdad y opresión que se desarrollan dentro de las democracias modernas. Aunque sus propuestas pueden parecer utópicas o difíciles de implementar en el corto plazo, su llamado a la acción colectiva y su crítica a la “libertad negativa” abren una discusión crucial sobre cómo construir sociedades más libres y justas.
Si bien el optimismo de Snyder sobre el futuro de la libertad puede ser debatido, como señala Geoffrey Wheatcroft en su reseña para The New York Times, su obra deja claro que la lucha por la libertad no solo ocurre en los campos de batalla de Ucrania, sino también en las instituciones, leyes y corazones de las democracias de todo el mundo. Y como Snyder lo expresa con claridad, es un combate que aún está lejos de haber terminado.