Durante la Rendición de Cuentas 2025 del Ministerio de Defensa, el Gobierno presentó un balance de los principales resultados en la lucha contra el narcotráfico, un fenómeno que sigue marcando la agenda de seguridad del país.
En el evento, el ministro Pedro Sánchez defendió la estrategia de la Fuerza Pública y aseguró que Colombia mantiene un rol protagónico en el combate a las economías ilícitas.
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Según explicó el funcionario, la política antidrogas del Estado apunta a golpear todas las fases del negocio criminal, desde la producción y el procesamiento de estupefacientes hasta su transporte y comercialización.
Para ello, dijo, se han fortalecido las capacidades operativas de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, con acciones sostenidas en tierra, mar, ríos y zonas estratégicas del territorio.
Sánchez respaldó su postura con cifras que calificó de históricas. En lo corrido de 2025, las autoridades han incautado 928 toneladas de cocaína, el registro anual más alto del que se tenga reporte.
En el acumulado del actual gobierno, el decomiso alcanza casi 2.800 toneladas, una cantidad que, de acuerdo con el Ministerio de Defensa, equivale a cerca de 35.000 millones de dosis que no llegaron a los mercados de consumo.
Fue en ese contexto que el ministro lanzó una de las afirmaciones más contundentes de su intervención.
“Colombia es el país que más combate el narcotráfico”, afirmó, aunque advirtió que los esfuerzos nacionales enfrentan un límite estructural mientras persista una alta demanda global de drogas, que hoy supera los 306 millones de consumidores en el mundo.
El jefe de la cartera de Defensa insistió en que esta realidad obliga a replantear el enfoque internacional frente al problema de las drogas.
A su juicio, mientras los países productores asumen la mayor parte del costo en términos de violencia y seguridad, las naciones consumidoras no han avanzado con la misma contundencia en políticas de prevención y tratamiento.
Por ello, sostuvo que el narcotráfico no puede abordarse únicamente desde la lógica militar o policial.
En esa línea, Sánchez aseguró que el consumo de drogas debe tratarse como un asunto de salud pública, con estrategias distintas a las utilizadas para enfrentar la producción y el tráfico.
Señaló que la persecución a los grandes eslabones del negocio debe complementarse con políticas de reducción de la demanda, atención a consumidores y cooperación internacional más efectiva. “No se puede combatir el consumo con las mismas herramientas con las que se enfrenta la producción”, reiteró.
Durante su intervención, el ministro también se refirió a la transformación de los grupos armados ilegales que operan en el país.
Según explicó, estructuras como las disidencias de las Farc, el ELN y el Clan del Golfo han dejado de lado cualquier discurso ideológico para consolidarse como organizaciones criminales cuyo principal interés es el control de economías ilícitas, en especial el narcotráfico y la minería ilegal.
De acuerdo con el balance presentado, esta mutación ha intensificado las disputas territoriales y la violencia en varias regiones.
No obstante, el Gobierno destacó reducciones significativas en los homicidios en departamentos como Putumayo, Boyacá, Arauca, Córdoba y Chocó, resultados que, según Sánchez, están asociados al aumento de las operaciones ofensivas y a una mayor presión sobre las estructuras criminales.
El ministro también respondió a las críticas que señalan una supuesta falta de acción de la Fuerza Pública. Aseguró que los combates contra grupos armados aumentaron y que la institución mantiene una postura ofensiva frente a las amenazas.
Además, subrayó que la prioridad operativa es la protección de la vida, razón por la cual la mayoría de los criminales más peligrosos son capturados con vida o se desmovilizan, aunque reconoció el alto costo que esta confrontación ha tenido para los uniformados.
Finalmente, Sánchez defendió el enfoque integral del Gobierno frente al narcotráfico, que combina acciones de seguridad, transparencia institucional y bienestar para los miembros de la Fuerza Pública.
Reiteró que, pese a los resultados alcanzados, el narcotráfico sigue siendo un fenómeno transnacional que no puede resolverse de manera aislada. En ese sentido, insistió en que Colombia continuará liderando el combate desde su territorio, pero advirtió que sin un compromiso real de la comunidad internacional, los avances seguirán enfrentando límites estructurales.