Qué ganan y qué arriesgan Sergio Fajardo y Abelardo De la Espriella al no ir a consulta en 2026

Sin estructuras colectivas que respalden sus candidaturas, la viabilidad de conquistar electores dependerá de la fortaleza individual y de la capacidad para atraer nuevos apoyos durante la campaña

Fajardo y De la Espriella coincidieron en anunciar caminos separados para las elecciones, alterando expectativas dentro de sus sectores políticos. - crédito Colprensa y Reuters

En un movimiento que Redefine la dinámica electoral para 2026, Sergio Fajardo y Abelardo de la Espriella anunciaron que no participarán en las consultas interpartidistas previstas para marzo del siguiente año y se medirán directamente en la primera vuelta presidencial. Esta decisión altera el mapa electoral y plantea interrogantes sobre los beneficios y riesgos que enfrentan ambos candidatos en la carrera por la Casa de Nariño.

Hasta ahora, las consultas interpartidistas han sido un mecanismo habitual en las elecciones presidenciales. Sin embargo, según tanto Fajardo como De la Espriella, señalados por las encuestas como dos de los candidatos con mayores opciones, han decidido apartarse de esa ruta.

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La decisión de ambos candidatos supone un reacomodo en el mapa electoral, con impactos que pueden ir desde una fragmentación del voto de centro y derecha hasta un viraje en la conformación tradicional de bloques y coaliciones.

La determinación de ambos implica riesgos claros. El Colombiano advierte que la falta de consulta podría traducirse en pérdida de visibilidad y dificultad para consolidar apoyos de cara a 2026. Esta jugada también debilita la senda de unidad en sectores de centro-derecha, una consigna impulsada en las últimas semanas por el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Uribe propuso una gran coalición que incluyera tanto a Fajardo como a De la Espriella, idea que pierde fuerza tras la decisión de ambos de competir en solitario.

Las consultas interpartidistas previstas para marzo dejarán fuera a algunos de los principales aspirantes presidenciales. - crédito REUTERS/Carlos Julio Martinez

Las razones del camino en solitario

En el caso de De la Espriella, el distanciamiento de la consulta llegó tras formalizar su aspiración presidencial con 4,6 millones de firmas ante la Registraduría. “No voy a la consulta de marzo, pero estoy abierto a la unidad”, dijo De la Espriella, frase que provocó molestia incluso en Uribe, líder del Centro Democrático.

Fajardo, por su parte, busca una vía que no pase por liderar el centro, sino por “construir una nueva mayoría”. Frente a las tensiones vividas en 2022 durante la coalición de la Centro-Esperanza, ahora apuesta por evitar escenarios similares de fractura y dispersión de apoyos. “Colombia está mamada de la polarización. He recorrido el país en múltiples oportunidades… encuentro una Colombia diferente. Es un país con divisiones, malestares, rabias, frustraciones y mucha incertidumbre”, aseguró Fajardo.

Qué ganan al evitar la consulta

Según el análisis publicado por El Colombiano, evadir la consulta interpartidista les ofrece mayor control sobre sus campañas y evita disputas internas. Para Fajardo, este enfoque representa una lección aprendida tras los conflictos y desacuerdos en la coalición anterior. Además, les da la posibilidad de definir su identidad política sin compromisos incómodos y sin quedar limitados por acuerdos de coalición.

Evitar la consulta también elimina el riesgo de perder en ese escenario interno, lo que los dejaría automáticamente fuera de la carrera presidencial. El politólogo Juan Pablo Milanese explicó al medio que ganar una consulta con pocos votos tampoco aporta legitimidad, mientras que perder la consulta tiene consecuencias legales inmediatas.

Por otro lado, avanzar en solitario puede facilitar que cada candidato administre sus propios tiempos y recursos de campaña, sin depender de negociaciones con otros líderes o corrientes. De la Espriella, al lograr 4,6 millones de firmas, consolida una base propia, lo cual le otorga fuerza para negociar alianzas desde la independencia.

Ambos candidatos avanzan con campañas propias, distanciados de alianzas y bloques políticos tradicionales. - crédito Colprensa y @sergio_fajardo

Qué arriesgan con esta jugada

La decisión, aunque estratégica, implica riesgos claros para ambos aspirantes. El Colombiano subraya que prescindir de las consultas fragmenta el voto, principalmente dentro de los sectores de centro y derecha, y debilita el potencial de unidad en estos bloques. La ausencia en las consultas puede redundar en menos visibilidad y menor capacidad de captar apoyos transversales, factores clave para tener presencia en la primera vuelta.

El medio destaca que 32 movimientos y partidos han manifestado su intención de participar en consultas, desde el Centro Democrático y el Liberal, hasta el Pacto Histórico y Cambio Radical. Mientras los otros sectores se organizan para seleccionar liderazgos y pactar formas de cooperación, las campañas de Fajardo y De la Espriella deberán captar adhesiones mientras recorren solos la ruta electoral.

Líderes del centro como David Luna y Mauricio Cárdenas expresaron críticas al camino individualista. Luna expresó: “Una consulta no debilita al centro político: lo ordena, lo despierta y le da legitimidad democrática. El centro debe mostrar carácter. Colombia necesita una alternativa alejada de los extremos, y esa alternativa se construye juntos”.

A estas voces se suman las advertencias de expertos en análisis electoral. Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), sostiene, según el medio ya mencionado, que el uso de consultas permite que “haya candidaturas mucho más claras” y estimula la democracia interna. En cambio, la elección de renunciar a ellas puede multiplicar las candidaturas y restar certeza sobre quiénes competirán por llegar a la segunda vuelta.

La presidencia se disputará en un escenario electoral marcado por nuevas estrategias y fragmentación. - crédito presidencia

Efectos sobre el sistema político

El profesor Javier Leonardo Garay interpreta esta ola de distanciamiento de las consultas como un signo de la transición hacia liderazgos más personalistas, guiados por golpes de opinión en vez de coaliciones o partidos estables. “A lo que apuntan figuras como Fajardo es a dividir más el voto para ver si de alguna manera se cuelan para pasar a segunda vuelta”, afirma en diálogo con El Colombiano.

La decisión de Fajardo y De la Espriella podría influir sobre otros candidatos que evalúan estrategias similares, incrementando la fragmentación del electorado y complicando la gobernabilidad futura, advierte Juan Pablo Milanese.

Las próximas semanas serán determinantes para conocer si ambos logran atraer nuevas alianzas o si esta apuesta por la independencia termina por restarles fuerza frente a rivales con respaldo de grandes bloques políticos.

En este escenario, ambos necesitan sumar aliados y apoyos de cara a la primera vuelta, ya que su opción solitaria puede encontrar límites frente a la competencia estructurada de los partidos y movimientos que sí participarán en consultas.

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