Un descubrimiento liderado por la científica colombiana Alida Marcela Gómez podría transformar el enfoque actual para enfrentar enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla, el zika y el chikungunya.
A través de un estudio metagenómico, la investigadora halló que el mosquito Aedes aegypti —tradicionalmente visto como enemigo de la salud pública— alberga en su interior una amplia variedad de virus desconocidos, llamados virus específicos de insectos (ISVs), que no afectan al ser humano, pero podrían interferir en la transmisión de virus peligrosos.
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Gómez, Ph.D en Ciencias Biomédicas y Biológicas de la Universidad del Rosario y docente de la Universidad de Boyacá, desarrolló esta investigación en el Centro de Investigaciones en Microbiología y Biotecnología-UR (Cumbiur). Allí logró establecer que los ISVs podrían actuar como una suerte de “virus buenos” dentro del mosquito, capaces de bloquear o dificultar el desarrollo de enfermedades infecciosas que hoy afectan a miles de personas.
“Es como si el mosquito tuviera virus ‘buenos’ que podrían ayudarnos a frenar a los virus ‘malos’. Si entendemos cómo funciona esta interacción, podríamos desarrollar nuevas formas de control biológico de epidemias”, explicó Gómez.
Virus contra virus: un enfoque innovador
El estudio plantea que modificar el viroma del mosquito podría convertirse en una estrategia eficaz para prevenir brotes. La científica detalla tres mecanismos a través de los cuales los ISVs podrían inhibir la acción de virus patógenos:
- Competencia celular: los ISVs podrían ocupar espacio en las células del mosquito o activar mecanismos de defensa, dificultando la replicación de otros virus.
- Interferencia directa: algunos ISVs generan proteínas que bloquean la multiplicación de virus humanos como el dengue.
- Estimulación inmunológica: los ISVs fortalecen el sistema inmunológico del mosquito, haciéndolo menos susceptible a portar virus peligrosos.
Este enfoque alternativo propone dejar de centrar los esfuerzos en exterminar al mosquito y, en cambio, trabajar sobre su ecología viral para controlar las enfermedades que transmite.
Prevenir antes que curar: vigilancia entomovirológica
Actualmente, los sistemas de salud pública en Colombia se enfocan en los humanos, actuando cuando ya hay casos detectados. Sin embargo, este estudio sugiere anticiparse, monitoreando el entorno viral del mosquito antes de que el virus llegue a las personas. Esta estrategia se conoce como vigilancia entomovirológica y permite entender el ecosistema viral desde una perspectiva preventiva.
“Los brotes empiezan mucho antes de que haya un paciente en el hospital. Empiezan en el ambiente, en los mosquitos. Y ahí es donde debemos mirar”, señala la investigadora.
El análisis reveló diferencias significativas en el viroma de los mosquitos recolectados en regiones como el Caribe, la Amazonía, la Orinoquía y la región Andina, evidenciando cómo el entorno y factores como el clima, la altitud o la dieta influyen en la composición viral.
Además, la investigación también encontró la presencia del virus del Nilo Occidental en la región de la Orinoquía, un patógeno poco monitoreado que puede causar complicaciones neurológicas severas en humanos. Además, algunos ISVs hallados en Colombia muestran alta similitud genética con virus identificados en otras regiones tropicales como Brasil y Guadalupe, lo que indica una conexión viral global facilitada no solo por los viajes humanos, sino por los ecosistemas, la migración animal y el cambio climático.
“Los virus no respetan fronteras. Lo que circula en una selva del Vichada puede estar conectado con un brote en la Amazonía brasileña o en el Caribe”, advierte Gómez.
Propuesta de un nuevo modelo de salud pública
El estudio, titulado “Arbovirus de importancia en salud pública y viroma en mosquitos de Colombia: un enfoque metagenómico”, propone una visión integral y contextualizada del control epidemiológico. Al comprender al mosquito no solo como transmisor, sino como un ecosistema viral con potencial para frenar enfermedades, se amplía la posibilidad de crear soluciones basadas en la biología misma del vector.
“Necesitamos una salud pública que sea tan compleja como los problemas que enfrentamos: ecológica, preventiva, descentralizada y profundamente humana”, concluye Gómez.