La aparición de varios jefes de bandas criminales en la tarima durante un acto público encabezado por el presidente Gustavo Petro en el sector de La Alpujarra, en Medellín, desató una controversia nacional que pone en tela de juicio la estrategia de paz urbana del Gobierno nacional.
El evento, que tuvo lugar en uno de los espacios más emblemáticos de Medellín, se convirtió en el epicentro de un debate sobre la legitimidad y el alcance de la política de paz total impulsada por el Ejecutivo.
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Diversos sectores de la opinión pública y líderes políticos interpretaron la exposición pública de los cabecillas como una posible validación de sus acciones, e incluso como una afrenta a las víctimas de la violencia urbana que ha marcado la historia reciente de Colombia.
“La exposición pública debe ser el final del proceso”
En este contexto, el exsenador y exdirector del Departamento de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, ofreció declaraciones en La W, en el que abordó tanto la polémica del evento como el anuncio presidencial sobre una posible Asamblea Nacional Constituyente.
Bolívar recordó que situaciones similares ocurrieron en el pasado, aludiendo a la presencia de exjefes paramilitares como Ernesto Báez y Salvatore Mancuso en el Congreso de la República, en el que incluso recibieron aplausos de pie por parte de los congresistas.
Según Bolívar, “los congresistas se levantaron a aplaudirlos y obviamente es un hecho muy comparable al actual, porque todavía estaban inmersos en un proceso de paz”.
Para el exsenador, la diferencia radica en el momento y la forma en que se presentan estos actos: considera que la exposición pública de los jefes criminales debería ser el resultado final de un proceso de paz exitoso, no un paso intermedio.
No obstante, Bolívar reconoció los riesgos de que los grupos armados influyan en procesos electorales, recordando antecedentes como la campaña de 2002 y las confesiones de paramilitares sobre la movilización de votantes.
Subrayó que “es muy peligroso” permitir que estos actores tengan injerencia en las elecciones, y que la legitimidad de la paz debe construirse sin que los grupos armados favorezcan a partidos o movimientos políticos.
Defensa del proceso y de la estrategia de Petro
Bolívar argumentó que el presidente Petro probablemente no quiso desaprovechar la oportunidad de un acto masivo en Medellín, en el marco del anuncio de la reforma laboral, para socializar ante la opinión pública los avances de un proceso de paz que lleva más de dos años en marcha.
Destacó que “Medellín hoy es una de las ciudades más seguras de Colombia, a pesar de que en los años 90 tuvo los índices de criminalidad más altos del mundo”.
Para Bolívar, la reducción de la criminalidad en la ciudad es un indicador de que la estrategia de paz urbana ha tenido resultados positivos, aunque reconoce que la presencia pública de los cabecillas criminales puede generar suspicacias y malestar en la sociedad.
El exsenador también hizo referencia a las diferencias entre las negociaciones privadas y públicas con los grupos armados. Mencionó el caso de alias Douglas Douglas, uno de los líderes criminales presentes en el acto, quien habría sostenido conversaciones privadas con autoridades de Medellín en el pasado.
Bolívar subrayó que, desde la perspectiva de la transparencia en la gestión pública, es preferible que estos procesos se realicen de cara a la ciudadanía, aunque insistió en que la exposición pública debería reservarse para el final del proceso, cuando se haya alcanzado un acuerdo de paz definitivo.
“Las bandas criminales no tienen ideología”
En su análisis, Bolívar enfatizó que la paz total propuesta por el presidente Petro incluye no solo a actores políticos como las guerrillas, sino también a bandas criminales que carecen de motivación o ideología política.
Explicó que “las bandas criminales no tienen una motivación política, no tienen una ideología política. Incluso hoy las guerrillas tampoco, pero sí estaban enmarcadas dentro del concepto de paz total”.
Para Bolívar, el compromiso del presidente con la paz es absoluto y debe mantenerse hasta el último día de su mandato, “hasta el 7 de agosto, a las 2:00 de la tarde y después de un último esfuerzo, hay que hacerlo. La paz lo merece todo”.
Bolívar detalló que las mesas de diálogo con bandas criminales y otros actores armados llevan más de dos años en funcionamiento.
Señaló que, aunque la estrategia ha recibido críticas por supuestos fracasos, existen ejemplos concretos de avances, como la desmovilización de grupos en Nariño y Catatumbo, y el proceso con el ELN, que ha tenido avances y retrocesos.