A familia la han robado cuatro veces los mismos ladrones de autopartes en Bogotá

En las estrechas calles del barrio San Felipe, la sombra de la delincuencia se cierne, encarnada en una camioneta blanca, según múltiples testimonios, se desplaza en busca de nuevas víctimas. Esta no es una historia aislada; es la realidad irónica que enfrenta una familia del sector, quienes aseguran haber sido blanco de una banda delictiva especializada en el robo de autopartes hasta en cuatro ocasiones, con pérdidas que ascienden a más de 15 millones de pesos.

Faustino Romero, una de las víctimas afectadas, relata la desesperación que siente al ver cómo los delincuentes, a bordo de una Mazda CX5, han saqueado sus vehículos en cuatro ocasiones. Los testimonios revelan un modus operandi preciso: estacionan la camioneta frente al objetivo, forzando la puerta para llevarse los computadores de los autos, elementos cruciales para su funcionamiento.

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“Nos hemos sentido afectados porque cuatro veces nos han robado los computadores de los carros. No se puede estacionar un carro porque a los cinco minutos llegan”, lamenta Romero, señalando la urgencia de la situación, en conversaciones con City Tv.

La inseguridad se apodera de la comunidad, dejando a su paso pérdidas económicas significativas y un manto de temor. Ante esta creciente problemática, las autoridades exhortan a los residentes a evitar dejar vehículos en la vía pública y a mantenerse alerta ante movimientos sospechosos.

La comunidad clama por una intervención más activa de las autoridades, solicitando un mayor acoplamiento para frenar esta ola delictiva. Mientras las cámaras recopilan evidencias, los residentes enfrentan la incertidumbre de no saber cuándo serán los próximos afectados por esta organización criminal, que, según reportes, podría contar con al menos cinco miembros.

Hasta el momento, dentro de las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Nacional, se presume que la organización está conformada por hasta cinco personas. Pese a eso, se sigue recopilando material para dar con el paradero de los responsables de estos hechos y desarticular la banda criminal.

Además, otras personas víctimas del hurto manifestaron a City Tv que, normalmente, hay una motocicleta que ronda el barrio para dar aviso a los criminales de qué vehículo robar.

En el barrio San Antonio, Usaquén, durante las primeras horas del anochecer del último día del año, una pareja de jóvenes sufrió un violento asalto por parte de un grupo de seis individuos armados con machetes.

Los hechos ocurrieron alrededor de las 4 de la mañana, cuando los atacantes interceptaron a las víctimas amenazándolas para robarles el teléfono móvil. La situación escaló cuando los agresores propinaron una paliza a la joven por resistirse a entregar un obsequio navideño, y a su compañero lo hirieron severamente en la cabeza. Actualmente, están ingresados en estado crítico en el Hospital Simón Bolívar.

La madre de una de las víctimas, Nubia Penagos, expresó su desconsuelo al compartir detalles del ataque: “Por no dejarse robar, a mi hija la cogieron a patadas hasta dejarla casi inconsciente y a él le pegaron siete machetazos en la cabeza, está por perder dos dedos de su mano”.

El pronóstico para la pareja es preocupante, con la joven enfrentando posibles daños permanentes en su visión y el joven en riesgo de amputación de dedos. Ambos reciben atención médica de emergencia, con cirugías planeadas para tratar las lesiones faciales y los profundos cortes.

La familia afectada ha encontrado dificultades con las autoridades locales, especialmente con la estación de CAI Verbenal, en su búsqueda de justicia. Penagos relató a Citytv la falta de colaboración por parte de la policía y los obstáculos burocráticos que enfrentan, ya que les fue solicitada la historia clínica de los heridos para proceder con la denuncia, documento que no han podido obtener del hospital.

Este hecho agrava la situación y aumenta la urgencia de una respuesta institucional ante el creciente clamor por seguridad en la zona, donde la construcción de obras conlleva una disminución de la presencia policial, según testimonios de los habitantes