Dos atropellados con 50 años de distancia, un secreto de décadas y un héroe con un oscuro pasado: la historia circular que sorprende a Estados Unidos

El viernes pasado, Douglas Parkhourst murió al evitar que unos menores que jugaban béisbol fueran arrollados por un automóvil. Nadie imaginó lo que había detrás de ese acto de arrojo del hombre de 68 años

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Douglas Parkhurst y su hija en una foto que subió a su Facebook. El viernes pasado se convirtió en un héroe en Sanford, Maine. Pero escondía una historia oscura
Douglas Parkhurst y su hija en una foto que subió a su Facebook. El viernes pasado se convirtió en un héroe en Sanford, Maine. Pero escondía una historia oscura

El último viernes, mientras un grupo de niños jugaba un partido de las ligas menores de béisbol en el Goodall Park de Sanford en el estado de Maine, un automóvil ingresó a toda velocidad al campo. Pasó por encima de la primera base y apuntó hacia una reja metálica que daba al estacionamiento.
Los padres en la tribuna miraban estupefactos. El tiempo se congeló. Los gritos de horror saturaron la escena.

En el camino del automóvil Sedan que avanzaba a toda velocidad apareció un grupo de niños. Entonces, Douglas Parkhurst, un veterano de Vietnam nativo de Nueva York de 68 años, se lanzó al césped, empujó a los niños detrás de la reja, y cuando intentaba cerrar una puerta, fue atropellado por el auto.

"Lo vi. El auto se lanzó contra la puerta, donde este hombre estaba con los niños", contó un testigo al canal de TV News Center de Maine. "El hombre mayor recibió el golpe para salvar a los niños".

Parkhurst falleció por las heridas cuando una ambulancia lo trasladaba al hospital. La conductora del automóvil, Carol Sharrow, de 51 años, fue arrestada por homicidio. Tenía ya varios antecedentes de multas por conducir en estado de ebriedad.

Parkurst se convirtió de inmediato en un héroe para las familias de los niños salvados por centímetros de morir atropellados.

"Nuestras profundas condolencias a la familia del valeroso hombre que dio su vida esta noche para proteger la de otros", publicó en su página de Facebook la Liga Little League de Sanford.

Parkhurst salvó a un grupo de niños que jugaban béisbol de ser atropellados por un automóvil
Parkhurst salvó a un grupo de niños que jugaban béisbol de ser atropellados por un automóvil

Pero pocas horas más tarde, cuando la noticia comenzó a tener trascendencia nacional, la historia tuvo un giro inesperado.

En la noche de Halloween de 1968, las hermanas Ashby salieron de su casa en Fulton, Nueva York, a unos 600 kilómetros de Sanford. La mayor, Darlene, cumplía 15 años. La acompañaba Carolee, de 4. Iban de la mano a comprar las velas para la torta en un negocio cercano. De pronto, Darlene sintió un tirón. No se dio cuenta de nada. Un Buick que pasó a toda velocidad atropelló a su hermana, la levantó por el aire y se dio a la fuga. Carolee falleció en el acto.

Durante décadas, los Ashby y la policía trataron en vano de localizar al conductor asesino. Pero no lo lograron.

Una vez, una pista los llevó hasta la casa de un joven de 18 años que decía haber chocado su Buick contra un poste de luz y llegó a su casa llorando la noche de Halloween. Lo interrogaron durante dos horas, pero negó estar involucrado en la muerte de Carolee. La policía lo descartó como sospechoso.

En 2012, el ex jefe de la policía de Fulton, Ross Johnson, ya jubilado, subió un post a su cuenta de Facebook recordando el caso de Carolee Ashby nunca resuelto y que todavía le sobrevolaba como un fantasma sobre su cabeza.

Carolee Ashby, la niña de 4 años atropellada y muerta en 1968
Carolee Ashby, la niña de 4 años atropellada y muerta en 1968

Una residente de la Florida respondió el post con una pista inesperada. Contó que ella era vecina de los Parkhurst, y la familia le había pedido en aquel año 1968 que, si la policía les preguntaba, dijesen que habían pasado Halloween juntos, lo que no era cierto. Ella rechazó el pedido y siempre sospechó de que pudieran estar vinculados con la muerte de la niña.

En marzo de 2013, 45 años después de la muerte de Carolee, la policía tocó la puerta de Douglas Parkhurst, para entonces padre y abuelo. Parkhurst dijo no recordar nada de aquella noche. Pero la policía, esta vez, no se quedó con esa respuesta. Continuó presionando a la familia y logró que Parkhurst aceptara una reunión con el fiscal local, quien le explicó que el crimen, de cualquier manera, ya había prescrito, y no podrían juzgarlo.

Quince días después, Parkhurst ingresó a la comisaría local entre lágrimas, para confesar que él conducía el Buick junto con su hermano, ambos completamente borrachos, aquella noche de Halloween de 1968.

Cuando la noticia se conoció, Parkhurst dejó Fulton y se mudó a Maine.

Allí vivió plácidamente hasta el viernes último, cuando miraba el partido de béisbol infantil y vio un auto avanzar a toda velocidad hacia un grupo de niños. Corrió a salvarlos y el auto lo atropelló a él. Al mismo Douglas Parkhurst que había convivido toda su vida con el fantasma de aquella niña de 4 años que atropelló y mató 50 años atrás.

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