Juan Orlando Hernández es hallado culpable en juicio de narcotráfico

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El expresidente de Honduras había sido acusado de conspirar para llevar cocaína a Estados Unidos y de colaborar con narcotraficantes como el Chapo.

Juan Orlando Hernández ejerció el poder en Honduras durante más de una década, primero como integrante del Congreso Nacional, luego como líder de ese organismo y finalmente como el presidente del país.

El viernes, un jurado estadounidense de un Tribunal Federal del Distrito encontró a Hernández culpable de conspirar para importar cocaína a Estados Unidos y de posesión y conspiración para poseer "dispositivos destructivos", entre ellos ametralladoras.

Durante su primera campaña presidencial en 2013, Hernández, militante del derechista Partido Nacional de Honduras, se presentaba como un candidato favorable a la aplicación de la ley y el orden que sería capaz de detener la epidemia de drogas y delincuencia que había azotado al país.

Pero según los fiscales en Estados Unidos, Hernández estaba aliado con las mismas fuerzas a las que pretendía combatir. Durante un juicio por conspiración en Manhattan, una serie de testigos declararon que el éxito político de Hernández estuvo impulsado por las ganancias del narcotráfico que le entregaban los traficantes de cocaína, a quienes trataba como socios comerciales.

Los fiscales afirmaron que Hernández recibió millones de dólares de organizaciones de traficantes en Honduras, México y otros lugares, entre ellos Joaquín Guzmán Loera, conocido como el Chapo, un capo mexicano de la droga y antiguo líder del cártel de Sinaloa. A cambio, agregaron los fiscales, Hernández permitía que grandes cantidades de cocaína pasaran por Honduras de camino a Estados Unidos.

Se jactaba de "meter la droga por las narices de los gringos", según los fiscales de EE. UU.

Las pruebas y los testimonios presentados durante el juicio de Hernández pintaron un panorama desolador de un país en el que las drogas y la política han estado entrelazadas durante mucho tiempo y en el que la gente que trabaja en la política han exigido y aceptado sobornos de forma rutinaria.

Diariamente, las filas de asientos del tribunal se abarrotaban de hondureños que decían acudir a ver cómo Hernández se enfrentaba a un proceso judicial del tipo que algunos dudaban que pudiera haber sucedido en su país de origen.

[Esta nota está en desarrollo y se actualizará en breve. Léela completa en inglés aquí]