“¿Por qué no vemos médicos trans?”: el reclamo de un prestigioso cardiólogo para que América sea más inclusiva

El médico argentino Adrián Baranchuk, secretario de la Sociedad Interamericana de Cardiología, consideró en diálogo con Infobae que se debería alentar a que las personas trans accedan a la educación universitaria y puedan ejercer la profesión según su identidad de género sin ser estigmatizadas

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"¿Por qué no hay más médicos trans en América?", se pregunta un prestigioso médico argentino (Shutterstock.com)
"¿Por qué no hay más médicos trans en América?", se pregunta un prestigioso médico argentino (Shutterstock.com)

En un mismo día del 2018, el investigador y médico argentino Adrián Baranchuk recibió la consulta de dos personas trans en su consultorio en el Hospital General Kingston en Canadá. Eran pacientes jóvenes, pero estaban padeciendo alteraciones del ritmo del corazón y no podían encontrar soluciones. Ese día Baranchuk empezó a abrir la cabeza, y ahora impulsa un gran cambio en toda la comunidad médica de América: “¿Por qué no vemos colegas transexuales (o muy ocasionalmente) y prácticamente nunca en posiciones de liderazgo?”, planteó en el portal de la entidad médica que agrupa a 27 sociedades médicas de todo el continente.

Baranchuk se recibió como médico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1990. Trabajó en el entonces Sanatorio Mitre, donde se especializó en electrofisiología cardíaca. En 2002 se fue a trabajar a España, y luego se mudó a Canadá, donde enseña, investiga y atiende pacientes. Trabaja en la División Cardiología del Centro de Ciencias de la Salud Kingston, de la Universidad de Queen’s.

En 2018, otros médicos le habían derivado a los dos pacientes que por casualidad fueron a verlo el mismo día. Una paciente era una mujer trans de 26 años que tenía una fibrilación auricular, un tipo de arritmia muy poco frecuente para su edad. “No se podía controlar con medicación. Recibía terapia con dos tipos de hormonas. Por un lado recibía un fármaco que bloquea las hormonas naturales masculinas (testosterona, producida por los testículos), y otro con hormonas con derivados de estrógenos que facilitan el desarrollo de características femeninas. Ese mismo día recibió en su consultorio a otra mujer trans, con una arritmia ventricular. También tomaba hormonas femeninas y medicamentos para la ansiedad”, recordó Baranchuk al ser entrevistado por Infobae.

El médico Adrián Baranchuk se fue de la Argentina en 2002 e investiga cuestiones sobre las alteraciones del ritmo del corazón en Canadá. Desde su especialidad, ha estudiado aspectos de la enfermedad de Chagas, la enfermedad de Lyme (causada por una bacteria), y recientemente sumó la consideración de la salud cardiovascular de las personas trans
El médico Adrián Baranchuk se fue de la Argentina en 2002 e investiga cuestiones sobre las alteraciones del ritmo del corazón en Canadá. Desde su especialidad, ha estudiado aspectos de la enfermedad de Chagas, la enfermedad de Lyme (causada por una bacteria), y recientemente sumó la consideración de la salud cardiovascular de las personas trans

A partir de la consulta con esas dos mujeres trans, Baranchuk se preguntó si eran frecuentes los problemas de alteraciones del ritmo cardiaco, conocidas como arritmias, en ese grupo de personas. Buscó evidencia científica, y realizó un estudio en colaboración con la doctora Ashley Waddington, una especialista en endocrinología de la misma universidad. Este estudio, que fue publicado en el Journal Expert Review of Cardiovascular Therapy, demostró que la administración de hormonas bloqueadoras de la testosterona puede aumentar la tasa de arritmias cardíacas en las mujeres trans. Pero hay maneras de tratar el problema. “Ante una arritmia en una mujer trans, se puede cambiar la dosis de las hormonas o el tipo de hormona, o se puede tratar la arritmia específicamente. También hay casos de personas trans que también consumen un psicofármaco. En estos casos, se puede hablar con el médico psiquiatra para evaluar el cambio de dosis”, aclaró.

Pero el encuentro con sus pacientes trans le abrió la cabeza. Empezó a preguntarse por la situación general de la salud de las personas trans, y se dio cuenta que el personal de la salud hoy tiene que estar dispuesto a escuchar más y aprender de esos pacientes. “A las pacientes trans les comento que yo aprendo con ellas. Ofrezco la comprensión necesaria que incluye ver si están recibiendo la atención necesaria”, afirmó Baranchuk.

Pero su propio cuestionamiento no quedó en la salud de las personas trans. Se empezó a plantear por qué no ve personas trans ejerciendo roles dentro de los hospitales e incluso de liderazgo jerárquico. “Me empecé a preguntar por las personas trans en la comunidad de médicos. Formo parte del consejo directivo de la Sociedad Interamericana de Cardiología (SIAC) y conozco a muchos profesionales de la salud de toda América, pero nunca ha visto que una persona trans trabaje como médica o médico”.

A partir de la consulta con esas dos mujeres trans, Baranchuk se preguntó si eran frecuentes los problemas de alteraciones del ritmo cardiaco, conocidas como arritmias, en ese grupo de personas (Shutterstock.com)
A partir de la consulta con esas dos mujeres trans, Baranchuk se preguntó si eran frecuentes los problemas de alteraciones del ritmo cardiaco, conocidas como arritmias, en ese grupo de personas (Shutterstock.com)

Su cuestionamiento se enmarca en un cambio profundo de perspectiva ante el racismo que aún persiste en el mundo y la falta de tolerancia con la diversidad en la orientación sexual y la identidad de género. “Durante estos años hemos estado ganando conciencia sobre los privilegios que tenemos por ser personas blancas. No es que una persona tenga una carrera profesional y un título porque se lo merece como mérito personal únicamente. Otras personas también se lo merecerían, pero por su etnia, su condición socioeconómica, su identidad de género o su orientación sexual pudo haber sido discriminada y nunca accedió a la educación que hubiese querido. Para que estemos realmente integrados, nos tenemos que despojar de nuestro ego y reconocer los privilegios “heredados” por haber nacido en una determinada cuna”, subrayó Baranchuk. Meses atrás, el médico tomó un curso sobre racismo sistémico y educación médica brindado por la Universidad de Queen’s.

En julio, publicó su artículo para hacer el llamado a la comunidad médica: “No sabemos ni cómo dirigirnos adecuadamente a un individuo transexual, y mucho menos cuales son sus necesidades médicas o el impacto de sus decisiones sobre su salud global, y mucho menos en su salud cardiovascular. Muchos individuos transexuales requieren de reemplazo hormonal total; y esto conlleva algunas alteraciones conocidas (por ejemplo, aceleración del proceso aterosclerótico) y otras mucho menos conocidas, como, por ejemplo, el potencial riesgo arrítmico. Pero en este escrito, quiero llevarlos a reflexionar por qué no vemos colegas transexuales. ¿Por qué si la decisión del reconocimiento de la identidad de género es transversal en toda la sociedad, no vemos colegas transexuales (o muy ocasionalmente) y prácticamente nunca en posiciones de liderazgo?”, escribió.

“Con el llamado de atención quise poner en debate sobre dónde están los médicos trans -contó a Infobae-. ¿Es porque no le damos la oportunidad de acceder a la universidad? ¿Por qué hay personas trans que quisieran hacer la transición pero sienten que serán discriminadas y no la hacen? Creo que es momento de debatir y abrirnos a la cuestión de la diversidad con respecto a la identidad de género. Es momento de crear espacios donde el personal de la salud sienta confianza en que no será discriminado ni expulsado si su identidad de género no se corresponde con el sexo asignado al nacer”.

El investigador Adrián Baranchuk propone desarrollar la firmeza para defender el espacio femenino  con decisiones que sean respetadas por todos, abrirse a escuchar yconsiderar a las personas trans que no están representadas en sociedades médicas y "aplaudir la incorporación de todos aquellos que con su capacidad, sensibilidad e inteligencia puedan ayudar a la salud de nuestros pueblos"
El investigador Adrián Baranchuk propone desarrollar la firmeza para defender el espacio femenino con decisiones que sean respetadas por todos, abrirse a escuchar yconsiderar a las personas trans que no están representadas en sociedades médicas y "aplaudir la incorporación de todos aquellos que con su capacidad, sensibilidad e inteligencia puedan ayudar a la salud de nuestros pueblos"

En 2019, Baranchuk recibió el Premio Equidad en el Empleo de la Universidad Queen’s, que se lo dan a personas, grupos u organizaciones que van más allá de los requisitos institucionales para que “la universidad se convierta en un lugar de trabajo verdaderamente representativo e inclusivo”. Este premio se vinculó a publicaciones de Baranchuk sobre equidad de género en su especialidad, la electrocardiología, y en cardiología en general.

El primero de esos trabajos unió a sociedades internacionales: la Sociedad Internacional de Electrocardiología (ISE) y la Sociedad Internacional de Electrocardiología No invasiva y Holter (ISHNE. “Se detectó la ausencia de mujeres tanto en posiciones de liderazgo societario, pero igual de preocupante, en posición de liderazgo investigativo. Es decir, los autores principales o las posiciones jerárquicas en producción científica eran varones con mayor frecuencia”, comentó. A partir del diagnóstico sobre la limitada participación de mujeres, Baranchuk participó en la creación de un laboratorio donde investigadoras jóvenes desarrollan su capacidad y acceden a premios, becas y posiciones de liderazgo desde edad muy temprana en Canadá. Ahora, como director del NET-Heart Project, se extendió la red a América Latina, como Lucrecia Burgos, Ana Sauce, entre otras.

Desde el consejo directivo de la SIAC, se impulsó una campaña basada en cuatro ideas: la no discriminación religiosa, ni racial, identidad de género ni orientación sexual. “Esta campaña sirve para abrir las puertas. Que nadie se sienta excluido para ejercer una posición de liderazgo y aprendizaje. Los viernes hacemos un encuentro virtual donde profesionales de la cardiología escuchan a un artista y conversan entre sí. Puede haber canciones, pero las reglas son claras: no hay ninguna forma de discriminación: no se pueden hacer comentarios sexistas ni racistas, ni con ninguna otra forma de discriminación”.

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