La tragedia de la discoteca Utopía: 29 jóvenes muertos, animales exóticos asfixiados y ninguna zona de evacuación

Los deudos de las víctimas aún siguen buscando justicia después de 20 años. Mientras que el empresario Édgar Paz Ravines cumple prisión; su cómplice, Alan Azizollahoff Gate, camina libremente, aunque con paradero desconocido. En 2018, se realizó una película basada en este caso.

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La discoteca Utopía quedó totalmente destrozada e incinerada. (Grupo El Comercio)
La discoteca Utopía quedó totalmente destrozada e incinerada. (Grupo El Comercio)

“Hay un poder más grande que el del dinero; el político”, dice el periodista Julián Contreras -interpretado por Renzo Schuller- en la película Utopía. Este año se cumplen 20 años que un incendio en una discoteca recién inaugurada en el Jockey Club del Perú arrebató la vida de 29 jóvenes y dejó heridas que jamás van a cerrar a los padres que siguen buscando justicia.

En la noche del 19 de julio de 2002, miles de jóvenes asistían a la fiesta Zoo por el motivo del lanzamiento de una fragancia de un perfume. Los accionistas del club nocturno, los socios Édgar Paz Ravines y Alan Azizollahoff Gate, querían ponerle más ambiente a la noche y de la mano del administrador Percy North contrataron a Roberto Ferreyros, el barman que se encargaría -como representante de la empresa del circo Fuentes Gasca- de llevar varios animales al interior del salón como un tigre de bengala o un mono enjaulados, supuestamente, para darle más ambiente al lugar, aunque era un maltrato animal.

La noche avanzaba. Más de mil asistentes bailaban al ritmo de la música electrónica pese a que el local solo tenía para capacidad de 400 personas. Cerca de las 2:30 de la madrugada del sábado 20 de julio de 2002, Ferreyros en un acto de malabarismo con fuego provocó el incendio. Había puesto gotas de bencina en los ceniceros y los iba prendiendo. En un momento ingresó a la cabina de los disc-jockey con el rociador, lanzó el gas al aire y lo prendió con un encendedor. Era inevitable: el fuego alcanzó el techo y se esparció en toda la discoteca. El público, aún sin darse cuenta de la magnitud, pensó que era parte del show y aplaudió; pensaron que eran fuegos artificiales.

Édgar Paz Ravines y Alan Azizollahoff Gate fueron accionistas de la discoteca Utopía. El primero está en prisión; el segundo camina libre. (Grupo El Comercio)
Édgar Paz Ravines y Alan Azizollahoff Gate fueron accionistas de la discoteca Utopía. El primero está en prisión; el segundo camina libre. (Grupo El Comercio)

En menos de cinco minutos las llamas extendieron por el local. Ya habían asistentes que se percataron que nada de eso era parte del espectáculo y buscaron la mejor forma de salir. Otros, despavoridos, alertaban del incendio a sus amigos. La turba aplastaba a los demás.

Gritos, dolor, auxilio. Asfixia.

Las salidas de emergencia estaban cerradas, mucho menos había extintores ni zonas de evacuación debidamente señalizadas; solo un pequeño túnel en el que más de mil personas pugnaban por escapar.

“¡Nos ahogamos!”, gritaban los jóvenes.

Así quedó la discoteca Utopía después de la tragedia. (Grupo El Comercio)
Así quedó la discoteca Utopía después de la tragedia. (Grupo El Comercio)

Más de 400 bomberos y policías arribaron a la discoteca; el humo salía del establecimiento. Era una hervidero. Los hombres de rojo rescataban a los que podían mientras procuraban apagar el fuego. No se podían acercar más porque Utopía se desmoronaba poco a poco.

Hubo víctimas que murieron asfixiados en el local del Jockey Club; otros fallecieron durante el traslado a los hospitales o clínicas más cercanos.

Debido a una negligencia, la muerte se había llevado a jóvenes de entre 20 y 30 años; muchachos y muchachas que recién estaban empezando a vivir, que se habían despedido de sus padres con un beso o un abrazo, y que jamás regresarían a sus casas.

Los deudos de las víctimas reclaman por sus familiares. Algunos ya fallecieron. (Andina)
Los deudos de las víctimas reclaman por sus familiares. Algunos ya fallecieron. (Andina)

Los culpables

Édgar Paz Ravines y Alan Azizollahoff Gate fueron señalados como los principales culpables de esta tragedia; así como el barman Roberto Ferreyros por realizar un acto de malabarismo con fuego en un lugar que no contaba con ningún sistema de seguridad, no existían vías de escape en la discoteca y Defensa Civil nunca dio permiso para que Utopía funcione.

Carlos Dargant, alcalde de Surco en ese periodo, contó que el municipio había solicitado la clausura de la discoteca, pero que una orden judicial -otra vez, el poder- dejó que Utopía siga en funcionamiento. También envió una serie de oficios que obligaban a la instalación de las medidas de seguridad, sin embargo, los empresarios no hicieron caso y continuaron con su proyecto.

Tulio Nicolini, comandante general de los bomberos en Perú en ese año, manifestó que no entendía cómo era posible que se haya realizado una fiesta con animales exóticos enjaulados, que también perecieron asfixiados, y una exposición de bolas de fuego.

Los deudos de las víctimas reclaman por la muerte de sus familiares. (El Peruano)
Los deudos de las víctimas reclaman por la muerte de sus familiares. (El Peruano)

El primer sentenciado fue Roberto Ferreyros en 2004, que fue condenado a cuatro años de prisión. Después de 15 meses, el barman de Utopía salió de prisión tras acogerse a beneficios penitenciarios a mediados de 2005.

El administrador Percy North fue sentenciado por el delito de homicidio culposo a cuatro años, pero los deudos apelaron y, en 2006, la figura cambió a homicidio doloso; esta vez, fue sentenciado a 15 años de cárcel. La defensa del administrador apeló y, una vez más, volvió a cambiar la figura. Después de unos meses salió libre.

En 2011, la Corte Suprema anuló la resolución y North, que se encontraba en la clandestinidad, se entregó a la justicia para cumplir la pena de 15 años de cárcel. La pena fue reducida a 10 años y en 2015 accedió a beneficios penitenciarios y dejó el penal Castro Castro después de siete años.

Édgar Paz Ravines tras ser extraditado de México a Perú por la tragedia de la discoteca Utopía. (Andina)
Édgar Paz Ravines tras ser extraditado de México a Perú por la tragedia de la discoteca Utopía. (Andina)

No sucedió lo mismo con Paz Ravines y Azizollahoff Gate. Ambos, ayudados por una mano oscura (o política), salieron del Perú en 2004.

Incluso, en 2007, lograron que se admitiera un hábeas corpus para liberarse del proceso penal. Y otra vez, gracias a los deudos, en 2013 la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia reabrió el caso y los incluyó en el proceso penal. Así, fueron condenados a cuatro años de cárcel por el delito de homicidio culposo en la modalidad de omisión impropia.

Los acusados fueron incluidos en la lista de los más buscados por el Ministerio del Interior con una recompensa de 20 mil (5,100 dólares) por cada uno.

Prófugos de la justicia

Édgar Paz Ravines fue capturado en México después de estar prófugo 16 años. Había estado caminando libre en diferentes partes del mundo y hasta publicó un libro de ficción (Mr. Gaming) acerca “de un grupo empresarial que se dedica al mundo de los juegos de azar”, según la descripción en Amazon.

El 7 de setiembre de 2020, el empresario fue deportado a Perú y fue puesto a disposición del Juzgado Penal Liquidador del NCPP de la Corte Superior de Justicia para cumplir la condena de cuatro años de prisión efectiva que se le impuso por el delito de homicidio culposo en la tragedia de Utopía.

Por su parte, la pena de Alan Azizollahoff Gate prescribió el 11 de mayo de 2021. No será procesado ni encarcelado, aunque se desconoce su paradero. Las familias de los 29 jóvenes que fallecieron en la discoteca Utopía aún siguen luchando para ver tras las rejas al empresario.

Édgar Paz Ravines después de ser extraditado de México para cumplir su sentencia. (Andina)
Édgar Paz Ravines después de ser extraditado de México para cumplir su sentencia. (Andina)

La película

En 2018, se estrenó Utopía -que se puede ver en Netflix- dirigida por Gino Tassara y Jorge Vilela.

Tassara se acercó al exparlamentario y reconocido locutor radial, Luis Delgado Aparicio, ‘Saravá', para hacer un reportaje acerca de la tragedia. “Surgió una química y conversamos sobre la pérdida de los seres queridos porque yo perdí a mi hermana el mismo año y tocamos el tema de Utopía, contó a Infobae.

Al director y periodista le presentaron a Roberto Valverde, otro deudo, quien le hizo conocer a todos los familiares de los jóvenes que habían perdido la vida en la discoteca y así fue como se inició la idea del filme.

Para Tassara, la película ayudó a que Paz Ravines sea capturado, ya se había dejado de comentar acerca de lo que sucedió aquella fatídica madrugada del sábado 20 de julio de 2002 hasta que se hizo la cinta y el caso se retomó.

“Gracias a la película las autoridades empezaron a mover el caso otra vez; volvieron a poner a Édgar Paz Ravines entre los más buscados, se le capturó y se le extraditó desde México”, agrega.

El periodista espera que, en algún momento, Alan Azizollahoff Gate se entregue a la justicia y pague por lo que hizo en Utopía.

Tráiler de la película Utopía basado en la tragedia.

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