Hacia la modernización electoral

Por Adrián Pérez

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La forma en que los votos se convierten en cargos ejecutivos o legislativos constituye un aspecto central de nuestra democracia. Por eso, debemos trabajar en la consolidación de un sistema electoral transparente, confiable y de calidad.

La reforma electoral sancionada por el Congreso Nacional en el año 2009 introdujo importantes cambios, como las PASO o la democratización del acceso a los medios de comunicación para todas las fuerzas políticas en tiempos de campaña. Sin embargo, dejó afuera aspectos de gran relevancia para nuestro sistema, como la reforma del obsoleto sistema de boletas partidarias en papel.

Ante esta situación de claro atraso en la mecánica del voto, la principal respuesta que propone nuestra gestión es la implementación de un sistema de boleta única electrónica (BUE). Afortunadamente, la voluntad de la ciudadanía y la legislación de muchas provincias nos demuestran que no estamos solos en el camino hacia la modernización del sistema electoral.

Una encuesta reciente sobre los principales puntos de interés para una reforma política indica que el 75% de los electores consultados está de acuerdo con la implementación de algún tipo de tecnología de voto electrónico. Este hallazgo señala la demanda de la ciudadanía de avanzar hacia un sistema electoral más moderno, ágil y seguro.

A nivel subnacional, únicamente la provincia de Salta y la Ciudad de Buenos Aires han implementado un sistema electrónico para la elección de todas sus autoridades. Sin embargo, otras nueve provincias tienen prevista la implementación de tecnologías electrónicas para la emisión del voto en su normativa. Incluso, algunas de las que aún no han incorporado dicha previsión ya han comenzado a tratar proyectos para legislar al respecto.

Estos son los casos de, por ejemplo, Catamarca, Corrientes y Santa Fe. Por otro lado, mientras que provincias como Chaco y Neuquén no prevén sistemas electrónicos en su normativa electoral, en 2015, algunos de sus principales municipios implementaron sistemas electrónicos por primera vez.

Este escenario, muchas veces ignorado, nos permite concluir que al reclamo ciudadano por un sistema de voto más moderno, que otorgue mayor transparencia al proceso electoral, se le debe sumar el consenso provincial que se evidencia en la incorporación de tecnología para la emisión del voto que numerosas provincias han ido introduciendo a pesar del atraso a nivel nacional.

La organización federal de nuestro país exige que todo cambio en el sistema electoral nacional conviva con una gran variedad de sistemas provinciales. Sin embargo, en materia de incorporación de tecnologías para la emisión del voto, vemos que existe una saludable sinergia entre las últimas reformas llevadas adelante en las provincias y la que buscamos plasmar para la elección de cargos nacionales. Encontramos, por lo tanto, un impulso desde abajo hacia la modernización.

En un país lamentablemente desacostumbrado al diálogo entre el Estado y los ciudadanos, y a la cooperación entre los distintos niveles de gobierno, es fundamental entender que modernizar y darle mayor transparencia al sistema electoral es un objetivo compartido por la ciudadanía y numerosos gobiernos provinciales y municipales. La consolidación de nuestra democracia y el fortalecimiento institucional de la república son tareas que requieren la participación de todos.

El autor es secretario de Asuntos Políticos e Institucionales de la Nación.