Mano a mano con Andreas Brehme, el verdugo de Argentina en Italia 90: “Maradona no estaba como en el 86 y nuestro equipo era perfecto”

El histórico lateral izquierdo de la Alemania campeona del mundo habló en exclusivo con Infobae a 30 años de la consagración del conjunto europeo en el Mundial. El significado del título, su conocimiento sobre el Goycochea atajador de penales y por qué la victoria no fue una revancha de la final en México

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El flash de la final de Italia 90: Brehme ya conectó con su derecha el penal que Goycochea no pudo contener y que sirvió para el triunfo de Alemania contra Argentina en Roma
El flash de la final de Italia 90: Brehme ya conectó con su derecha el penal que Goycochea no pudo contener y que sirvió para el triunfo de Alemania contra Argentina en Roma

Ahí están los alemanes, eufóricos. Cuando el cronómetro del mexicano Codesal Méndez pasó los 48 minutos del epílogo, el árbitro de la final del Mundial 90 levantó las manos y marcó con entusiasmo el final de la historia en el Olímpico de Roma. Más de 70 mil almas colmaron uno de los estadios más icónicos del fútbol aquella tarde de domingo calurosa en la capital de Italia.

Frente a frente, al igual que había sucedido cuatro años antes en el Azteca de México, Alemania y Argentina fueron los protagonistas de la definición de la Copa del Mundo. Esta vez, el resultado fue diferente. Y el campeón también, claro. No hubo corrida maratónica de Jorge Burruchaga después de un pase de Maradona. Esta vez, una dudosa infracción de Roberto Sensini a Rudi Völler dentro del área cuando el futuro parecía el tiempo suplementario, le dio la ventaja a los alemanes. Ante la chance de su vida, el lateral izquierdo alemán no titubeó. Con un remate cruzado con su pie derecho batió al héroe de la Selección de Bilardo en el 90.

Restaban cinco minutos para el final del partido cuando Andreas Brehme afinó la ejecución del tiro desde el punto penal. Sabía que frente a él estaba Sergio Goycochea, tal vez la aparición más sorprende de todo el Mundial. Una vez que la pelota infló la red de uno de los arcos, el Coliseo Romano se tiñó de banderas flameando de color negro, rojo y amarillo.

A 30 años de uno de los Mundiales más recordados para el fútbol argentino, el hombre que fue el verdugo de Argentina en el 90 habló mano a mano con Infobae y recordó el título de los alemanes, el por entonces tercero de su historia, 26 años después de que el propio Franz Beckenbauer levantara el trofeo Jules Rimet en casa.

“Obviamente ese juego fue el pináculo de mi carrera. Cuando eres un niño pequeño y comienzas a jugar al fútbol, comienzas a soñar con jugar la final de una Copa del Mundo y, finalmente, incluso convertirte en campeón del mundo”, describe el histórico lateral izquierdo del seleccionado alemán desde su tierra natal.

Andreas Brehme en los festejos de Alemania después de conquistar la final del Mundial Italia 90
Andreas Brehme en los festejos de Alemania después de conquistar la final del Mundial Italia 90

Brehme era un defensor polifuncional. De esos que podía ser el clásico jugador al costado de la banda, pero también de los que podía sumarse al medio del campo y transformarse en un lateral-volante, muy utilizado en aquella época por los entrenadores. Así construyó una carrera memorable, que tuvo como pico máximo el hecho de poder levantar la copa en el Olímpico romano. “Entonces un sueño se hizo realidad”, recuerda Andi.

Exultante como pocos, el hombre que nació en Hamburgo no podía contener su alegría aquel 8 de julio del 90. Tras la corrida furiosa después de vencer a Goyco en el penal, la celebración del título fue una locura sin fin. Abrazado a Lothar Matthäus, capitán y emblema del equipo, el hombre de la casaca 3 de Alemania fue uno de los que aplaudió al equipo argentino que, encabezado por Maradona, subió a recibir la medalla de plata en honor al subcampeón.

Para Brehme como para otros cinco futbolistas del plantel que también dirigió Beckenbauer, Italia 90 significó poder curar una herida que quedó abierta durante más de 1.400 días. En otro continente, con otros actores, pero contra la Argentina de Maradona, Alemania encontró su venganza. ¿Tuvo ese triunfo un significado tan poderoso para los que se retiraron del territorio azteca con el corazón roto por haber perdido en el máximo escenario del fútbol mundial?

No lo llamaría venganza, pero una vez que llegaste a la final de un Mundial la querés ganar. Así que perder una final de Copa del Mundo no es divertido al final del día. Y después de 1982 y 1986, estábamos muy motivados para ganar esa final”, advierte.

El camino al partido decisivo fue casi sin obstáculos para el conjunto europeo. En su debut mundialista goleó 4-1 a Yugoslavia y acto seguido le convirtió cinco goles a los Emiratos Árabes Unidos para sellar su pase a los octavos de final como líder del Grupo D, lo que le aseguró quedarse en la ciudad de Milán. Después de igualar contra la Colombia de René Higuita en la última presentación de la fase de grupos, el rival que le tocó en suerte fue Holanda. La poderosa Naranja Mecánica, que venía de ser campeona de Europa hacía dos años y que había acabado como primera del grupo clasificatorio para el Mundial por encima del conjunto bávaro, no pudo contra la ingeniería alemana: goles de Klinsmann y Brehme fueron suficientes para un 2-1 que dejó sin sueño mundialista a Van Basten, Ruud Gullit y compañía.

Brehme fue una de las figuras de Italia 90
Brehme fue una de las figuras de Italia 90

Checoslovaquia fue un duro escollo de nuevo en Milán, pero Alemania lo supo sortear. Lo mismo sucedió en las semifinales, que tuvo a Brehme como actor protagónico de una película que se definió desde los 12 pasos. Gracias a su capacidad de ejecución en la pelota parada, el número 3 germano puso en ventaja a su equipo después de marcar, de zurda, un tiro libre. Tras el empate de Gary Lineker, los penales resolvieron el pase a la final de los vestidos de verde. El confiable Andreas fue el primero en patear en la serie que encaminó a los alemanes a su tercera final del mundo consecutiva, el primer equipo en la historia en lograrlo.

Del otro lado de la llave emergió la selección argentina gracias a la figura de su arquero suplente. A pesar de pisar suelo italiano sumergido en las dudas finales por la conformación del plantel, después de perder en el estreno ante Camerún y con un Maradona disminuido por la lesión en su zurda mágica, el equipo de Bilardo repitió la gesta de México y se metió en la definición. Atrás quedó la corrida de Diego y la definición eterna de Caniggia en el clásico ante Brasil. También el penal desviado del histórico 10 argentino ante los yugoslavos porque de las manos de Goycochea nació el rival de Alemania.

Así fue como, tras celebrar hasta el cansancio la victoria en Nápoles contra la poderosa e invicta Italia, Argentina volvió a soñar. Los alemanes sabían que, a diferencia de México, el emblema argentino no estaba en su mejor versión. La confianza era otra. Con un equipo renovado con 12 nuevos integrantes, Brehme y el resto pensaron que aquella copa no se les podía escapar.

“En el 86, Diego era imparable y estaba en la cima de su carrera. Pero en 1990 no estaba tan en forma como cuatro años antes”, analiza el futbolista que disputó tres Mundiales con la camiseta alemana. ¿Cómo salieron a la cancha para jugar la revancha de la final perdida en el capítulo anterior? “En nuestro equipo todo era perfecto: el entrenador, el equipo y el espíritu que respiraba el equipo para buscar el título”.

Más allá de que Alemania llegó con ventaja, el partido se jugó como lo que fue. Argentina sabía que debía cortar el circuito de juego aceitado propuesto por Beckenbauer y no dejar nada librado al azar. Y qué mejor que Bilardo para tamaña responsabilidad. Sin Caniggia ni Sergio Batista, ambos suspendidos, el entrenador argentino remendó el once inicial con lo disponible. El plan sirvió hasta que Codesal marcó falta dentro del área luego de la barrida de Sensini contra Völler.

Maradona y Brehme, en plena discusión después que Codesal marcó la infracción dentro del área que el 3 de Alemania transformó en gol
Maradona y Brehme, en plena discusión después que Codesal marcó la infracción dentro del área que el 3 de Alemania transformó en gol

Como si fuera una película de superhéroes, el minuto 85 los encontró a Brehme y Goycochea mano a mano. Distanciados por 12 pasos, el arquero que había atajado cuatro penales en el Mundial se paró frente al jugador que tenía la capacidad de utilizar sus dos piernas para ejecutar un disparo sin que nadie notara la diferencia. Al menos ese fue el método que su padre le enseñó en su infancia y que el histórico DT italiano que tuvo en su paso por el Inter de Milán, Giovanni Trapattoni, le incentivó a profundizar.

“Goycochea fue probablemente una de las principales razones por las que Argentina había llegado a la final. Así que estábamos al tanto de sus capacidades sobresalientes a la hora de que le pateen un penal”, recuerda Brehme sobre el rival que tuvo que batir para cumplir su sueño. Es que más allá que en aquellos tiempos la tecnología no era esencial como en el deporte de hoy, el lateral izquierdo se había tomado el trabajo de seguir las actuación del por entonces arquero de Millonarios, de Colombia.

Tres décadas después de transformarse en el goleador de la final de Italia 90, Andreas le confirmó a Infobae que tuvo que ver varias veces la penalización de Codesal. A pesar de las duda planteada, el pensamiento de Brehme no se modifica. “El resultado final estuvo bien, ya que Argentina no tuvo muchas oportunidades de anotar durante los 90 minutos”. Es más, para futbolista que dio sus primeros pasos F. C. Saarbrücken y que también militó en el Bayern Münich, el juez mexicano omitió otra infracción que también pudo haber sido decretada como penal favorable para el conjunto europeo.

Todo aquello ya es parte de un pasado glorioso para el ex futbolista que hoy tiene varias empresas que se encargan de instalar césped híbrido en canchas de fútbol. Así lo hizo por ejemplo en Valdebebas, el centro de entrenamiento del Real Madrid. Después de intentar ser entrenador, con experiencias en el FC Kaiserslautern y el Stuttgart, la vida atada al fútbol sigue para @andibrehme como es conocido en Instagram. En ese mundo, el histórico 3 de la Alemania que conquistó el mundo en 1990 no puede dejar de vivir lo que fue ser campeón mundial. Por eso, ni más ni menos, es que tiene como foto de perfil su imagen levantando la copa más buscada de toda su vida.

Andreas Brehme, una leyenda del fútbol alemán (REUTERS/Ina Fassbender/Pool)
Andreas Brehme, una leyenda del fútbol alemán (REUTERS/Ina Fassbender/Pool)

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