Antho Pulgarín, el librero paisa que escucha reggaetón y es una sensación en Instagram

Trabaja en la librería Bukz y recomienda libros que son “una putería” en la red social de la camarita. Derrumba el estereotipo del lector culto y vestido de etiqueta, usa ropa ancha y escucha reggaetón.

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Foto: Cortesía.

Entrar a la librería Bukz, en Medellín, la que queda cerca del parque El Poblado, es meterse en la grande. Sí, en la grande. De hecho, cualquier librería podría sugerir lo mismo, pero esta en particular tiene su magia, o mejor, su mago. Un tipo dueño de una energía que contagia y es difícil de comparar, que se viste con ropa ancha y saluda con voz cantada. Si uno se ha fijado ya en algún libro en la vitrina o el estante, él ya lo ha intuído y, de entrada, te echa el cuento.

Su gorra es característica, tal vez tiene una por cada día de la semana. La lleva siempre y, con ella puesta, acoge a los lectores. No es difícil entrar en confianza. Fácilmente podría uno sentarse a hablar con él, cerveza en mano, y dejar que pasen las horas en medio de referencias a uno y otro libro, o hablando sobre el curso actual de la industria, o de jazz, o de reggaetón.

Anthony Pulgarín es probablemente, hoy por hoy, uno de los libreros más conocidos de la capital de Antioquia, y me atrevería a decir que de toda Colombia. Se ha dado a conocer a través de su cuenta de Instagram @anthopulgarin en donde publica reseñas de libros y da cuenta de su día a día en la librería, a la que llegó en marzo de 2021, después de haber pasado un tiempo trabajando en el área administrativa de una compañía antioqueña.

Con él uno no para de antojarse de lecturas y es que pareciera haber leído de todo. Además, es un gran sujeto. Todo el mundo lo adora, y el que no lo hace aún es porque no se ha dejado hechizar del mago.

El bueno de Antho atiende a todo tipo de clientes, desde lectores recorridos hasta escritores, pasando por celebridades y políticos, hasta personas que apenas quieren hacerse con el hábito de la lectura. Su labor es su pasión, y eso lo facilita todo. Basta ver cómo habla de esos libros que son una putería y que uno no debería dejar pasar, ni en esta ni en otras vidas.

Hace tiempo que quería hacerle estas preguntas y finalmente me animé. Accedió a hablar conmigo, en Infobae, sobre su recorrido y la forma como ve el oficio del librero.

El librero paisa que recomienda libros que son "una putería" (Foto: Cortesía).

-¿Cómo llega a hacerse librero? ¿De dónde viene su pasión por los libros?

-Uno se hace librero cuando el amor que siente por los libros le gana y necesita llevarlo a todos. Cuando siente que alguien más debería estar leyendo eso que justo pasa en el instante. Ahí creo que todos somos libreros de alguien más.

Mi pasión por los libros llega desde casa. Vi a mamá con libros desde que tengo memoria y siempre me pregunté porqué había tantos libros en casa. Me preguntaba porqué mamá pasaba tanto tiempo con ellos. Entendí eso cuando leí Qué viva la música, de Andrés Caicedo y me entretuve como nunca, hasta terminarlo. Ahí inicia la pasión por los libros.

¿Ya escribía reseñas antes de empezar en el oficio?

Empecé a postear fotos en Instagram sin reseña, solo para llevar un control de los libros, y hay que aceptar que son bonitos modelos. Luego me entero de que hay una comunidad que se dedica a reseñar y me interesé por esto. De ahí agarré cositas y cree un estilo que hablara más de mí y la sensación que me produce el libro. Ahí supe bien para qué usaría las redes: Crear ganas de leer.

¿Cómo fue que entendió que un lector no necesariamente tiene que comportarse de determinada manera o de otra?

Los lectores antes imitaban algunas posturas y comportamientos que veían en los autores y eruditos de la literatura. Gente acartonada y llena de palabras extrañas. Lo que yo siempre fui no cambió con los libros. Sólo hicieron que tuviese la capacidad de entender a otros y que no todos vivíamos las mismas cosas o al menos no de la misma forma. La óptica cambia mucho cuando leemos.

Usted escucha reggaetón y viste ropa ancha. ¿Qué librero, hace unos diez años, se habría visto así?

Lo de la ropa siempre me pareció de espanto. Un calor de medio día, camisa manga larga y botón hasta el cuello. Bajando al suelo cajas de libros que pesan toneladas. Nunca entendí por qué no buscaban comodidad los libreros. Yo siempre busco estar cómodo y hacerle entender a la gente que la ropa no es la que lee o ama los libros. Igual estamos viviendo tiempos espectaculares en la aceptación. Hace unos años era impensado. Ahora todos somos más libres y así debió ser siempre. Ahhh y criticamos menos al otro.

Y la música es el alma de todo. La música nos mueve. Amo escuchar cosas distintas cuando hablo de libros. La gente entra en una horizontalidad necesaria para hablar de libros, gustos y pasiones. Acá no hay gustos culposos, solo gustos.

Domingo, libros, Bad Bunny y Cervecita. ¿Un plan mejor? Imposible.

¿Cómo concibe su propósito, si es que cree tenerlo, en un mundo dispuesto para el ocaso y en el que, quizá, leer libros pasa a un segundo plano?

Leer está de moda. Los libros no van a morir, cada día la gente prefiere tener los libros físicos. Quieren aferrarse a cosas para no perderse. La pandemia que vivimos nos enseñó que el contacto con todo es lo que nos hace. Los libros entran en esa lista de entrañables. No todos ven los libros de la misma forma, quizá ni los tengan presentes, pero todos saben lo importante que son en la vida. Es extraña la sensación que generan.

¿Podrían ser todos los lectores buenos libreros?

No, no creo que todos quieran serlo. Es el sueño de la mayoría, pero igual hay que tener un espíritu de ventas y conexión con las personas.

¿Cuáles serían los tres libros que hoy recomendaría?

Papel sensible, de Juliana Castro Varón.

Cortesía: Grupo Planeta.

Series largas, novios cortos, de Juliana Abaunza.

Cortesía: Grupo Planeta.

El movimiento de la crisálida, de Catalina Navas.

Cortesía: Penguin Random House.

Y entre tantos que ha leído, ¿cuáles son los tres que más atesora?

Una primera edición de Qué viva la música; Ojos de perro azul, de García Márquez, firmado para mi mamá; los libros de mis amigos. Todos de alguna forma conectan con algo de mí.

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