Quién fue Waldina Dávila y por qué su legado es tan importante para la literatura colombiana

La escritora hace parte del legado que dejaron otras autoras, como la bogotana Helena Araújo, Flor Romero de Nohra, Maruja Vieira y la misma María Mercedes Carranza

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Waldina Dávila Ponce de León, escritora colombiana que nació en Neiva en 1831, marcó una hoja de ruta determinante en la participación femenina dentro de la literatura en Colombia.
FOTO: Biblioteca Virtual del Banco de la República (BanRep Cultural)
Waldina Dávila Ponce de León, escritora colombiana que nació en Neiva en 1831, marcó una hoja de ruta determinante en la participación femenina dentro de la literatura en Colombia. FOTO: Biblioteca Virtual del Banco de la República (BanRep Cultural)

En Colombia, no han sido pocas las mujeres que hicieron sus aportes a la literatura mediante novelas, poesía, cantos en prosa y otros recursos. Desde Berichá -Esperanza Aguablanca- hasta Hazel Robinson Abrahams y ni hablar de María Mercedes Carranza contribuyeron con diversos títulos que se han invisibilizado en espacios como la academia para priorizar la enseñanza de autores masculinos, pero un nombre sobresalió en el siglo XIX y fue determinante para la repercusión de autoras en el país: el de Waldina Dávila de Ponce de León.

Aquella mujer, nacida en Neiva el 16 de diciembre de 1831, se convirtió no solo en referente de la escritura en Colombia, pues es considerada la primera mujer novelista del país, sino que también abrió la vía para que más mujeres se inclinaran por la pintura, el dibujo y la escultura. Su linaje familiar fue determinante a la hora de forjar su carrera artística, pues su abuelo materno, Benito Salas Vargas, fue un combatiente egregio de la campaña liderada por Antonio Nariño en 1812 y que dos años después fue nombrado diputado por la ciudad de Neiva.

Esta estirpe fue resaltada, además, en la corona fúnebre publicada en 1901 en tributo a su vida. Allí se resaltó que fue “descendiente de una generación de próceres, su espíritu se formó en el ejemplo y en la tradición de sus mayores, y por eso la vimos soportar las tempestades de la vida sin un desfallecimiento y acaso sin una queja”.

La infancia de Waldina se llevó a cabo en la provincia del Tolima, en la actual capital del Huila, y de acuerdo con averiguaciones de Eduardo Villa, fue allí donde ella desarrolló sus habilidades artísticas. Los espectáculos contemplados en su niñez despertaron en ella una habilidad con la pluma que llegó a convertirse también en una habilidad visual.

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Su acercamiento con la pintura no fue menor: en 1948, participó en la exposición mostrada en la Academia de Dibujo y Pintura, la cual fue llevada a cabo en conmemoración de la Independencia nacional los días 20, 21 y 22 de julio. Cuatro títulos hicieron parte de esta colección que la posicionaron como referente, a tal punto de que en 1886 intervino en la Exposición Nacional de las Artes con una galería compuesta por varias cabezas de jóvenes al óleo.

Ahora, con respecto a su formación literaria, no solamente estuvo involucrada en la elaboración de novelas cortas, sino que también realizó artículos de prensa y la poesía. Colombia Ilustrada, El Iris, El Vergel, La Mujer, Biblioteca de Señoritas, la Revista de las Españas, fueron solo algunas de las revistas donde la huilense tuvo participación.

En 1884 publicó Poesías, su primer compendio de textos. Ese mismo año lanzó El trabajo, obra que fue reunida con otras novelas cortas como ‘Luz de la Noche’ y ‘La Muleta’ en 1892. Aquellas obras recibieron buenos comentarios por parte de la crítica del momento, señalando que eran escritos “bien hechos” y con “situaciones difíciles, casi siempre regularmente salvadas”, como lo expresó en su momento Benjamín Aguilera.

Finalmente, en 1900, y causa de una posible pena moral generada por la muerte de su hermano un año antes, Waldina de Ponce de León falleció en Anapoima. Un año después del trágico hecho, un grupo de intelectuales decide elaborar una corona fúnebre en su honor, destacando sus obras e indicando que a causa de las pugnas políticas presentadas en esa época, como la Guerra de los Mil Días, sus obras y homenajes no tuvieron la acogida merecida, por lo cual su legado fue minimizado.

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