¿La mala fama de los caranchos está justificada?: qué dice la ciencia

Cuántas especies de caranchos hay y cómo fue que una de ellas conquistó el fin del mundo y no tiene contacto con seres humanos. Todos los detalles sobre una especie que está en riesgo

Compartir
Compartir articulo
El carancho austral es un ave rapaz que sólo se encuentra en islas del sur de Argentina y Chile/Ulises Balza/Conicet

Algunos califican como “caranchos” a profesionales del derecho que se aprovechan de las víctimas de choques y lesiones por el tránsito. Los verdaderos caranchos son aves rapaces de la familia Falconidae que habitan desde el sur de los Estados Unidos hasta el fin del mundo, en el sector de islas de la Argentina y Chile, y brindan beneficios para los ecosistemas. Son 10 especies diferentes que hasta ahora han sido descriptas y una de ellas, el carancho austral, vivió aislada de la humanidad por miles de años pero ahora se considera amenazada.

“La mala fama de los caranchos solo es una percepción de personas de las grandes ciudades que no tienen mucho contacto con la naturaleza. Se trata de un ave, y los seres humanos tienen que saber convivir con las otras especies que habitan en el planeta. No debería aplicarse un juicio moral sobre su comportamiento carroñero. Los caranchos no le hacen daño a los humanos. Solo cuando una persona se acerca al nido, los adultos pueden golpearla”, explicó a Infobae el doctor en ciencias biológicas Ulises Balza, becario postdoctoral del Conicet en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), en Ushuaia, Tierra del Fuego.

Los caranchos no le hacen daño a los seres humanos. Solo defienden el nido cuando un ser humano se acerca/Ulises Balza/Conicet

Con la bióloga Andrea Raya Rey como directora, Balza se puso a investigar a los caranchos australes que habitan en la Isla de los Estados, que se encuentra separada de la Isla Grande de Tierra del Fuego por el estrecho de Le Maire, a 24 kilómetros de distancia. Tras varias campañas con “cámaras trampas” que son menos invasivas que la observación directa en el lugar, el estudio permitió conocer de qué se alimentan los caranchos australes, cómo varía su dieta según la estación del año, y cuáles son los factores que pueden afectar a sus poblaciones en el futuro. Viven en un ambiente de clima frío, húmedo y fuertes vientos y su nombre científico es Phalcoboenus australis.

Habitan más en las costas de la Isla de los Estados, donde crecen pastizales típicos de islas subantárticas. Allí, hay especies de aves y mamíferos marinos que se acercan. En la Isla vive también el único mamífero terrestre y nativo: el ratón de los guindales. Desde el siglo XIX ha tenido que compartir espacios con cabras, ciervos y ratas que fueron introducidas por seres humanos.

“El carancho austral es carroñero, pero también es cazador. Esto depende de la edad, de la estación del año y de su etapa reproductiva. En algunos casos, cazan pichones de albatros o de pingüinos durante el verano. También capturan huevos y consumen animales muertos traídos por la marea. Se comen la placenta o el excremento de los lobos marinos”, comentó el biólogo. “Los ejemplares juveniles o los que no se reproducen sí se alimentan de animales ya muertos. En cambio, cuando se trata de ejemplares que están reproduciéndose, son totalmente cazadores”, aclaró Balza. Aún se desconoce cuál es el predador de los caranchos australes. Podrían ser ratas.

Ulises Balza, becario postdoctoral del Conicet, investiga las poblaciones de caranchos australes en Patagonia Sur/Conicet

“La mala fama del carancho está injustificada. Es cierto que puede ser carroñero y se alimenta de animales que ya están muertos. Pero ese comportamiento ayuda a disminuir el riesgo de enfermedades y a que se recicle más rápidamente la materia orgánica de los animales ya fallecidos”, comentó la doctora Raya Rey en diálogo con Infobae.

Si se tiene en cuenta el estado de conservación al analizar cada isla que habita por separado, el carancho austral “está en peligro de extinción”, según Balza. “Son pocos individuos en cada población y sus ecosistemas son frágiles. Por lo cual, no sería improbable que estas aves desaparezcan de algunos lugares. De hecho, ya ocurrió en ciertas islas de Malvinas”, alertó.

Estos caranchos no hacen nidos sobre los árboles. Hacen los nidos en el piso. No se sabe si los hacen en el piso porque es un comportamiento anterior a la aparición de árboles en la Isla de los Estados o cuál es la razón. Es una especie que no tiene contacto con seres humanos, y se suponía que estaba muy protegida. Sin embargo, hay factores relacionados con actividades humanas que pueden hacer que las poblaciones de caranchos australes sean más vulnerables en el futuro.

Estas son las 4 amenazas indirectas para las poblaciones de caranchos australes:

1- Dependen de la presencia de aves marinas, como los albatros y los pingüinos

Los caranchos australes depende de la presencia cercana de otras aves como los pingüinos de penacho amarillo (foto). Porque capturan los pichones de pingüinos/CADIC-Conicet

Como se alimentan de pichones de albatros y pingüinos, los caranchos dependen de su presencia en su ecosistema. Pero las poblaciones de albatros y pingüinos se están reduciendo por diferentes motivos -incluyendo la crisis climáticas-. Por lo cual, los caranchos podrían tener menos alimentos en sus hábitats en el futuro. Una desventaja que tienen es que los caranchos no migran a grandes distancias. Esto les impediría encontrar más alimentos en otros espacios.

2- Las especies introducidas alteran el pastizal

Las cabras domésticas fueron introducidas en 1856 en Isla de los Estados. Alteran los pastizales donde están los nidos de los caranchos /Ulises Balza - Conicet

En 1856, se introdujeron cabras domésticas en la Isla de los Estados. Mucho tiempo después, en 1974 se llevaron al lugar los ciervos colorados y la vida de los caranchos se trastocó. Hoy las especies introducidas podrían estar alterando los pastizales donde los caranchos ponen sus nidos. “Hoy se sabe que un porcentaje bajo de los caranchos adultos se llega a reproducir. Esto podría generar una reducción de la variabilidad genética de las poblaciones en el futuro”, afirmó. Se está investigando también qué podría suceder si los ciervos y las cabras dejaran de estar en la Isla de los Estados.

3- Contaminación por mercurio

Balza y colaboradores encontraron altos niveles de mercurios en el cuerpo de caranchos australes. “No se sabe aún cuál es la fuente del mercurio ni cuál podría ser el impacto en las poblaciones de caranchos en el futuro”, dijo. Se detectó que los caranchos tenías los valores más altos de mercurio en plumas registrados hasta el momento para un ave sudamericana. Los pingüinos penacho amarillo que habitan en la Isla de los Estados también se encuentran entre las aves con mayores niveles de contaminación por mercurio.

4- Los caranchos tienen poblaciones aisladas entre sí

En Patagonia se calcula que ha entre 2.500 y 4.000 individuos de caranchos australes, que están distribuidos en varias poblaciones separadas entre sí/Ulises Balza (Conicet)

Se estima que hay entre 2.500 y 4.000 individuos de caranchos australes en total. Están distribuidos en varias poblaciones separadas entre sí. “No hay mucho contacto entre las poblaciones. Esto es una limitación para su crecimiento en el futuro”, subrayó Balza.

¿Qué se puede hacer para conservar mejor a los caranchos australes? “Hoy los investigadores contamos con herramientas de genómica que nos permiten encontrar las diferencias entre las poblaciones de caranchos australes. Esto significa que si desaparece una población implicaría la pérdida de su acervo genético”, respondió Raya Rey, que es investigadora en ecología del Conicet en el CADIC.

“Con respecto a la contaminación por mercurio, podría ser perjudicial, aunque podría estar causada por una fuente natural. Otra alternativa para preservar mejor a los caranchos podría ser controlar las especies exóticas introducidas. Esto podría ser una opción válida, pero aún estamos investigando cuál podría ser el impacto de esa decisión y cuánto tardaría el ecosistema en recuperarse al erradicar a las cabras y a los ciervos”, afirmó Raya Rey, quien cuenta con apoyo de WCS Argentina y Antartic Research Trust para llevar a cabo la investigación. Amira Salom, becaria del Conicet, está trabajando también en encontrar las respuestas.

SEGUIR LEYENDO: