
Ahora que el telescopio espacial James Webb de la NASA llegó de manera segura a su lugar de lanzamiento en la Guayana Francesa (en la costa noreste de Sudamérica), los equipos técnicos están realizando la lista de verificación final para tener a punto los preparativos previos al despegue, que se producirá a finales de este año. Se espera que estos preparativos duren 55 días, desde que el observatorio llegó en barco, hasta el día del lanzamiento.
Después de que Webb llegó a la instalación de la sala limpia de Arianespace en la Guayana Francesa, los técnicos de control de contaminación se aseguraron de que el observatorio estuviera limpio y libre de contaminantes, después de su viaje de casi 9.500 kilómetros. Luego, los ingenieros realizaron un conjunto final de pruebas eléctricas y funcionales, y comprobaron la configuración mecánica plegada para garantizar que la entrega se realizara sin problemas.
Una tripulación equipada con trajes especiales para materiales peligrosos comenzará el proceso de dos semanas de duración en el que se cargará la nave espacial con combustible: hidracina y el oxidante de tetróxido de nitrógeno, que usará como propulsión para mantener su órbita. A continuación, Webb se trasladará al edificio de integración de vehículos para montarlo en la parte superior del cohete Ariane 5. Luego, el carenado del cohete se colocará en su lugar. En este punto, Webb estará casi listo para lanzarse desde el puerto espacial de Europa, también conocido como Centro Espacial de Guayana (CSG).

El hecho de que la Tierra sea el único planeta habitable dentro de nuestro sistema solar ha impulsado a los científicos a investigar otros sistemas en busca de posibles signos de vida. Incluso con los grandes avances tecnológicos, los científicos no han podido observar planetas en otras galaxias, y mucho menos determinar la composición química de sus atmósferas, hasta ahora.
El Telescopio Espacial James Webb (JWST), tiene la capacidad de ver exoplanetas que están a años luz de la Tierra. También puede escanear sus atmósferas en busca de gases que sustenten la vida. Quizás lo más increíble es que esta información se puede recopilar en solo 60 horas.
“Lo que realmente me sorprendió de los resultados es que podemos encontrar de manera realista signos de vida en otros planetas en los próximos cinco a diez años”, aseguró Caprice Phillips, de la Universidad Estatal de Ohio y autor algunas de las investigaciones que han ido publicándose a modo de cuenta regresiva, entre ellas la que confirma la capacidad de detección de vida del telescopio. La NASA cuenta con un sitio público de seguimiento de la misión que, además, reúne las diferentes investigaciones que el equipo integrante del proyecto ha desarrollado desde el comienzo del mismo.

Utilizando datos proporcionados por órbitas anteriores, se proyectó que JWST sería capaz de encontrar amoníaco en la atmósfera de exoplanetas gaseosos, todo mientras giraba alrededor de ellos unas cuantas veces. Phillips, junto con sus colegas, armaron una lista de planetas en los que el telescopio JWST observará signos de vida.
El JWST se lanzará el 18 de diciembre de 2021. Orbitará seis exoplanetas específicos, incluido el planeta enano K2-18B. Estos planetas gaseosos son más grandes que la Tierra, pero pueden tener la capacidad de albergar vida. Se ha demostrado que K2-18B, en particular, contiene agua y temperaturas que mantienen la vida.
Una vez que comience el despegue del Webb, a los 206 segundos de vuelo, a una altitud de unos 120 kilómetros sobre la atmósfera, las dos mitades del carenado del cohete que protege el observatorio durante el ascenso se separarán mediante un sistema pirotécnico de resortes, exponiendo el observatorio al espacio.
Los equipos terrestres esperan recibir comunicaciones de Webb poco después de la separación. El telescopio se separará del vehículo de lanzamiento casi 28 minutos después del despegue y, desde ese momento, el equipo de tierra del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial en Baltimore, Maryland, tendrá el control total para comenzar la secuencia más compleja de despliegues jamás intentados en una sola misión espacial.
El telescopio lleva el nombre de James Webb, un funcionario estadounidense, designado por John F. Kennedy, que se desempeño como administrador en la NASA desde el 14 de febrero de 1961 hasta el 7 de octubre de 1968. Webb fue el máximo responsable del proyecto Apolo a fines de la década del 60.
“La humanidad ha contemplado las preguntas: ‘¿Estamos solos ? ¿Qué es la vida? ¿Es la vida en otros lugares similar a la nuestra? - indicó Phillips-. Nuestras investigaciones sugieren que, por primera vez, tenemos el conocimiento científico y las capacidades tecnológicas para comenzar de manera realista a encontrar las respuestas a estas preguntas”.
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