Paso a paso: cómo se evitó un golpe de estado en Guatemala

La sanciones al ex presidente Alejandro Giammattei anunciadas luego que abandonó el poder son el final de un largo corolario de acciones de la administración Biden con las que presionó para que el ganador de las elecciones asumiera el gobierno pese a los intentos desestabilizadores

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El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, finalmente pudo asumir el gobierno luego de varios intentos por frenar, primero su victoria y luego que llegara al poder (EFE/David Toro)
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, finalmente pudo asumir el gobierno luego de varios intentos por frenar, primero su victoria y luego que llegara al poder (EFE/David Toro)

(Washington, Estados Unidos) Solo 48 horas después que Alejandro Giammattei dejara de ser presidente de Guatemala, el Departamento de Estado lo sancionó, al restringirle a él y a sus hijos ingresar a Estados Unidos por contar con “información creíble” sobre “sobornos” que recibió. Pero esta, que parece ser una medida extrema, es en realidad el corolario de una larga cantidad de acciones políticas y diplomáticas llevadas adelante por la administración de Joe Biden para contribuir a que Bernardo Arévalo pudiese asumir el gobierno esta semana tal como lo había decidido la ciudadanía y contrario a lo que intentaban algunos actores locales.

Durante sus últimas horas en el gobierno, Giammattei ya había enfrentado una dura noticia desde el norte: su hijo Alejandro fue deportado desde Miami el mismo día que él dejaba de ser presidente. Según informó el senador republicano de Utah, Mike Lee, cercano al ex mandatario, Giammattei hijo intentó entrar a Estados Unidos y allí fue retenido.

El senador republicano de Estados Unidos por Utah, Mike Lee informó la deportación del hijo del ex presidente Alejandro Giammattei
El senador republicano de Estados Unidos por Utah, Mike Lee informó la deportación del hijo del ex presidente Alejandro Giammattei

El paso anterior EEUU lo había dado el mes pasado, cuando también designó como actor corrupto a Miguel Martínez, un ex funcionario de su gobierno. Aunque esa pudiese parecer una medida contra un actor de menor importancia, fue toda una señal dada la cercanía personal de Martínez con el presidente. El gobierno saliente de Guatemala supo codificar ese mensaje: a Estados Unidos se le había terminado la paciencia.

Es que al principio de todo el largo proceso de elecciones y transición, en el cual se intentó impedir que Arévalo llegara al gobierno, Estados Unidos jugó un papel muy importante, que fue escalando. Primero con críticas directas al sistema judicial y en especial al Ministerio Público, que era el brazo ejecutor de los intentos desestabilizadores.

Pero luego, cuando vio que Giammattei -a quien la administración de Biden había calificado como un aliado tiempo atrás- no hacía nada por impedir ni cuestionar los intentos golpistas, empezó a separarse del presidente y presionarlo.

Una semana antes de dejar el poder, Alejandro Giammattei estuvo en Washington para hablar ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (EFE/Lenin Nolly)
Una semana antes de dejar el poder, Alejandro Giammattei estuvo en Washington para hablar ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (EFE/Lenin Nolly)

Según supo Infobae, el trabajo diplomático y político de Estados Unidos se dio tanto en público como en privado durante todos estos meses. EEUU es clave para Guatemala porque, entre otras cosas, es su principal socio comercial. El 40% de las exportaciones van a EEUU y hay más de 3 millones guatemaltecos viviendo en ese país, desde el que llegan USD 19.000 millones en remesas todos los años. Por ello cada gesto o acción del gobierno de Estados Unidos tiene mucho peso en la política guatemalteca.

Una semana antes de dejar el poder, Giammattei estuvo en Washington para hablar ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Por primera vez habló en contra de EEUU y dijo allí que era amenazado por el gobierno norteamericano.

El comienzo de la película

El primer paso que dio Estados Unidos para defender la democracia en Guatemala lo dio con un gesto casi imperceptible: financiando a través de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Misión de Observación Electoral (MOE) que estuvo presente en el país de Centroamérica para la primera y segunda vuelta presidencial.

La OEA tuvo presencia en Guatemala durante todo el proceso electoral y de transición (@OEA_oficial)
La OEA tuvo presencia en Guatemala durante todo el proceso electoral y de transición (@OEA_oficial)

La MOE de la OEA, así como la de la Unión Europea, fueron claves para evitar los primeros intentos desestabilizadores. A través de denuncias que luego se comprobaron infundadas, intentaron sacar de la carrera a Arévalo y al Movimiento Semilla, que como tenían una intención de voto menor al 5% según todas las encuestas, no habían sido vetados o sacados de la carrera como otros candidatos anti establishment.

Arévalo hizo una campaña poniendo en el centro del discurso la lucha anticorrupción. En la primera vuelta logró colarse en el segundo lugar detrás de la ex primera dama Sandra Torres (o en el tercer lugar si se considera que la opción más elegida fue el voto en blanco o anulado). Así, Arévalo se metió en el balotaje, pese a los intentos de sacarlo del camino.

En la segunda vuelta, donde también la OEA estuvo presente, su victoria fue arrolladora con el 60% de los votos. Eso, pese a que el Ministerio Público, con la fiscal general Consuelo Porras al frente, ya había empezado una serie de movidas para sacarlo de la carrera por la vía judicial.

Porras, que en 2022 ya había sido designada por EEUU como un “actor corrupto”, es amiga personal de Giammattei según dijo el ex presidente tiempo atrás.

El ex presidente de Guatemala Alejandro Giammattei dijo ser "amigo" de la fiscal general, Consuelo Porras, que fue inicialmente designada en 2018 por el entonces presidente Jimmy Morales y luego ratificada por Giammattei en 2022, año en que EEUU la calificó como un actor corrupto (AP Foto/Moisés Castillo)
El ex presidente de Guatemala Alejandro Giammattei dijo ser "amigo" de la fiscal general, Consuelo Porras, que fue inicialmente designada en 2018 por el entonces presidente Jimmy Morales y luego ratificada por Giammattei en 2022, año en que EEUU la calificó como un actor corrupto (AP Foto/Moisés Castillo)

Desde allí en adelante las presiones de Estados Unidos, así como de toda la OEA fueron muy fuertes. En la OEA el actor principal fue el embajador Frank Mora. Con duros discursos y también proponiendo y luego liderando la negociación para que el organismo emitiera declaraciones sobre la situación del país centroamericano.

En privado, a través de la embajada pero también de viajes de altos funcionarios del Departamento de Estado como el subsecretario José Fernández y el subsecretario Brian Nichols, así como también una delegación bicameral del Congreso encabezada por el senador Tim Kaine. Además la vicepresidenta Kamala Harris, a cargo de la relación con los países de Centroamérica, tuvo una llamada con Arévalo y le manifestó el respaldo de su gobierno y la intención de colaborar en su agenda anticorrupción.

Sin embargo, Porras y su equipo siguieron adelante con acciones para intentar frenar la asunción de Arévalo.

El silencio fue letal para Giammattei

En las conversaciones con el gobierno de Giammattei, las autoridades de Estados Unidos recibían el mismo mensaje que daba la cancillería de Guatemala en público: aseguraban que el traspaso de mando se daría con normalidad en enero y que no tenían nada que ver en las acciones de la Fiscalía.

Con el paso del tiempo y el aumento de las acciones contra el Movimiento Semilla la presión de Estados Unidos también aumentaba. La OEA, que jugó un rol preponderante en esta crisis, envió tres misiones diferentes a lo largo de los meses que se sostuvieron con presencia en el país. Una de ellas, incluso, liderada por el secretario general Luis Almagro, que viajó en varias ocasiones al país.

En uno de sus varios viajes a Guatemala, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, tuvo un choque fuerte con la fiscalía general, a cargo de Consuelo Porras, luego que en una reunión privada se lo grabara para divulgar el contenido de la conversación (AP Foto/Moisés Castillo, Archivo)
En uno de sus varios viajes a Guatemala, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, tuvo un choque fuerte con la fiscalía general, a cargo de Consuelo Porras, luego que en una reunión privada se lo grabara para divulgar el contenido de la conversación (AP Foto/Moisés Castillo, Archivo)

La presión aumentaba pero el silencio de Giammattei y su equipo no cambiaba. La respuesta que dio su gobierno era que si bien no tenían nada que ver con las acciones de la Fiscalía, tampoco harían nada para interferir en ellas.

Ese silencio y la inacción fueron fundamentales para que tanto Estados Unidos como la mayoría de los países del continente que se involucaron en el asunto empezaran a creer firmemente que detrás de las acciones desestabilizadoras contra Arévalo y su partido estaba la mano del gobierno saliente.

Por si faltaban elementos para creer eso, algunas acciones del oficialismo saliente en el Congreso, terminaron de confirmar la mano del gobierno de Giammattei detrás de estas acciones.

La historia tuvo un final feliz en el ámbito judicial porque la Corte de Constitucionalidad amparó a Semilla y a Arévalo, lo que permitió la transición. Pero igual en el Congreso el partido de Giammattei se la hizo difícil para asumir hasta último momento y el presidente saliente ni siquiera fue al cambio de mando.

Migración: un tema fundamental del vínculo diplomático

En un artículo publicado la semana pasada, la directora para Centroamérica de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Ana María Méndez Dardón, señaló cómo el “firme apoyo de la comunidad internacional”, en especial de Estados Unidos, fue clave para que Arévalo llegara a asumir la presidencia pese a los intentos desestabilizadores.

“El partido Movimiento Semilla ha mantenido un diálogo constante con la administración Biden y el Congreso estadounidense, afirmando el compromiso de Arévalo con los esfuerzos de colaboración para promover la democracia, el desarrollo y la buena gobernanza. El gobierno estadounidense ha demostrado su apoyo, entre otras acciones, sancionando a actores antidemocráticos relevantes”, escribió Méndez Dardón.

Meses atrás, en diálogo con Infobae, la experta de WOLA había destacado cómo las políticas de migración inciden en el vínculo bilateral entre EEUU y Guatemala y por qué, a su entender, la defensa de la democracia que hizo el gobierno de Biden durante todo el proceso post-electoral se “reivindicó” luego de algunos mensajes “equivocados del pasado. “Hubo llamadas con Giammattei diciendo que son grandes socios estructurales, por temas de migración, pero sin hacer mención a los problemas de justicia en el país. Con el proceso electoral se reivindicó en llamar las cosas por su nombre”, dijo Méndez Dardón.

La administración de Biden entiende que los temas de migración también se deben abordar apoyando a los países a frenar las causas que provocan la salida de ciudadanos de los países de origen. La corrupción es una de las causas, junto con la falta de oportunidades, que marcan muchos de los migrantes guatemaltecos al momento de explicar los motivos por los que se van de su país.

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