La pobreza se ha triplicado en Líbano durante la última década, según el Banco Mundial

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La pobreza en el Líbano se ha triplicado a lo largo de la última década, una situación que afecta ya a más del 44 por ciento de la población total, según los resultados de un informe publicado este jueves por el Banco Mundial. El informe, que se centra en las gobernaciones de Akkar, Beirut, Bekaa, Norte y Monte Líbano, señala que al menos uno de cada tres ciudadanos se encuentra bajo el umbral de la pobreza en estas regiones y apunta a la importancia de "reforzar las redes de seguridad social y crear empleo para ayudar a aliviar la pobreza y hacer frente a la creciente desigualdad". La prolongada crisis económica y financiera que afecta al país ha obligado a los hogares a "adoptar diversas estrategias de supervivencia, como recortar el consumo de alimentos y los gastos sanitarios, lo que podría acarrear graves consecuencias a largo plazo", recoge el documento, titulado 'Evaluación de la pobreza y la equidad en Líbano en 2024: Capear una crisis prolongada'. El informe revela un aumento significativo de la pobreza del 12 por ciento en 2012 al 44 por ciento en 2022 en las cinco gobernaciones donde la población ha sido encuestada. Además, pone de manifiesto que la pobreza se distribuye de forma desigual por todo el país. En Akkar, situada en el norte de Líbano, la tasa de pobreza alcanzó el 70 por ciento, donde la mayoría de los residentes trabajan en los sectores de la agricultura y la construcción. Además, la proporción de libaneses pobres no sólo se ha triplicado hasta el 33 por ciento desde hace una década en esta zona, sino que también se han hundido más en la pobreza, con una brecha de pobreza que ha pasado del 3 por ciento en 2012 al 9,4 por ciento en 2022. Al mismo tiempo, la desigualdad de ingresos parece haber empeorado. "Con la rápida expansión de una economía dolarizada basada en el efectivo, los hogares libaneses que ganan en dólares ven preservado su poder adquisitivo, mientras que los que no tienen acceso a dólares están cada vez más expuestos a la escalada de la inflación", señala el texto, que apunta a que las remesas se han convertido en un amortiguador económico fundamental, pasando de una media del 13 por ciento del PIB entre 2012 y 2019, a cerca del 30 por ciento en 2022. Según el Banco Mundial, estas entradas financieras desempeñan un papel cada vez más decisivo para evitar que un segmento de la población caiga en la pobreza. "La actual crisis de Líbano pone de manifiesto la urgencia de realizar un mejor seguimiento de la naturaleza evolutiva del bienestar de los hogares con el fin de desarrollar y adoptar las políticas adecuadas", ha declarado Jean-Christophe Carret, director del Banco Mundial para Oriente Próximo. "El informe pone de relieve la necesidad crítica de mejorar la focalización en los pobres y ampliar la cobertura y la profundidad de los programas de asistencia social para garantizar el acceso de los hogares necesitados a los recursos esenciales, incluidos los alimentos, la atención sanitaria y la educación", ha sostenido. El informe también constata que los hogares sirios en Líbano se han visto duramente afectados por la crisis. Así, casi nueve de cada 10 sirios se encuentran por debajo del umbral de la pobreza en 2022, mientras que el 45 por ciento de las familias sirias pobres tienen puntuaciones de consumo de alimentos por debajo de lo aceptable. La mayoría de los sirios en edad de trabajar que tienen empleo trabajan de forma informal y mal remunerada. Aunque la segmentación de los mercados laborales había mitigado en gran medida el impacto del aumento demográfico causado por la afluencia de refugiados sirios en el mercado laboral para la población libanesa, la crisis económica de 2019 ha provocado que los trabajadores libaneses ocupen cada vez más empleos poco cualificados. Este cambio se debe en parte a la reducción de la oferta de empleos cualificados mejor remunerados. Es por ello que el informe recomienda intervenir para "aumentar la capacidad de los hogares para capear la crisis". "Las redes de seguridad social seguirán desempeñando un papel fundamental de cara al futuro para ayudar a los hogares a cubrir sus necesidades básicas", recoge el texto. "Invertir en capital humano también es esencial para reforzar la resistencia de los hogares, garantizando y ampliando el acceso a una educación de calidad y a una atención sanitaria asequible", ha destacado el Banco Mundial, que insta a lograr "un transporte público más accesible y asequible que facilite el acceso a la escuela, la sanidad y el empleo".

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