El banco central de México se debate entre congelar los tipos durante un tiempo o aplicar un ajuste gradual

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El banco central de México (Banxico) se ha mostrado dividido sobre la postura de política monetaria que adoptará en su próxima reunión, ya que se debate entre aplicar un ajuste gradual en los tipos de interés o mantener el actual nivel restrictivo del 11%, viendo "lejano" el ciclo de relajación monetaria por parte de algunos miembros de la Junta de Gobierno de la entidad. Según se desprende del acta de la última reunión, en la que la entidad optó por congelar los tipos en el 11%, tras un recorte anteriormente de 25 puntos básicos, la posición de los miembros de la Junta es muy dispar, así como está muy pendiente del panorama inflacionario. La mayoría ha subrayado que el progreso en la desinflación no ha sido suficiente y que necesitan observar un mayor avance para reducir los tipos, especialmente en la inflación de servicios, que está mostrando una mayor resistencia a disminuir. Asimismo, un grupo numeroso ha considerado que el balance de riesgos para la trayectoria prevista de la inflación en el horizonte de pronóstico permanece sesgado al alza. Con todo, algunos miembros serían partidarios de aplicar un recorte de los tipos en la próxima reunión, aunque este debería ser muy gradual, dada una mayor persistencia de la anticipada en la inflación de servicios y que ahora se prevé que los efectos de los choques inflacionarios se disipen más pausadamente de lo previsto anteriormente. "El entorno inflacionario es tal que permite contemplar recortes en la tasa de política hacia delante", recoge el documento del banco central respecto a la posición de uno de sus miembros. Por el contrario, otros miembros han apostado por mantener "con firmeza" la restricción monetaria alcanzada frente a los riesgos que se enfrentan y ante la ralentización del proceso desinflacionario, llegando a tildar de "prematura" la disminución aplicada en marzo, que obliga ahora a "tener que extender por más tiempo la restricción monetaria". Por este motivo, lo más concluyente parece ser que el banco opte por el enfoque de dependencia de los datos con base en los pronósticos, como "la mejor forma de garantizar una conducción de la política monetaria prudente y acorde con la complejidad del proceso desinflacionario", procurando el ajuste ordenado de la economía y de los mercados financieros.

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