Japón protesta a Moscú y Pekín por mención al vertido de Fukushima en la cumbre Xi-Putin

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Tokio, 17 may (EFE).- El Gobierno de Japón ha trasladado una protesta diplomática a Moscú y Pekín por la mención que hicieron los líderes de ambos países al vertido al Pacífico de agua contaminada y depurada de la central de Fukushima, durante la cumbre de la víspera.

En la declaración conjunta acordada durante la reunión que Vladímir Putin y Xi Jinping mantuvieron este jueves en la capital china, los mandatarios señalaron su "seria preocupación" por la descarga de "agua contaminada" de Fukushima y exigieron a Japón que se hiciera cargo de ese líquido de manera responsable.

Tokio calificó esta alusión de "lamentable" y ha trasladado sus quejas a través de las embajadas china y rusa, según dijo este viernes en rueda de prensa el portavoz del Ejecutivo nipón, Yoshimasa Hayashi.

El agua de la accidentada central de Fukushima "no causa ningún problema, tal y como refleja el informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) del pasado julio", destacó Hayashi.

El portavoz también subrayó que la operadora de la planta y el OIEA "están informando de los datos de mediciones del agua de forma rápida y trasparente, y buscando la comprensión y el apoyo de la comunidad internacional".

Tanto China como Rusia impusieron un veto a la importación de productos marinos procedentes de Japón desde que comenzó la descarga al mar por parte de la central de Fukushima Daiichi.

La operadora de la planta está vertiendo al Pacífico más de 1,32 millones de toneladas de agua contaminada de radioisótopos que se genera en las instalaciones nucleares, tras ser procesada para retirarle la mayoría de esos materiales altamente radiactivos y diluida en agua marina, un proceso que se prolongará varias décadas.

El Gobierno japonés, la operadora de la planta y el regulador nuclear nipón se decantaron por el vertido al océano como la mejor vía para solucionar el problema del almacenamiento limitado para el líquido dentro de las instalaciones nucleares, y tras descartar otras alternativas por su complejidad técnica o su mayor coste.

La descarga ha generado críticas de países vecinos, sobre todo de China, aunque está siendo supervisada por el OIEA, que considera que el plan nipón se ajusta a los estándares de seguridad del sector y los vertidos "graduales y controlados" tendrán un impacto radiológico "insignificante" en personas y medioambiente.

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