Daniel Sancho, así ha sido la primera jornada de su declaración ante el juez

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Después de que el juicio contra Daniel Sancho se aplazase el pasado jueves por fallos en el aire acondicionado del Tribunal de Koh Samui por un fallo eléctrico en medio de la intensa ola de calor que está sacudiendo a Tailandia, el hijo de Rodolfo Sancho ha declarado por fin ante el juez. Al igual que en la primera sesión del juicio el 9 de abril, el cocinero, de 29 años, se ha declarado inocente de dos de los tres delitos de los que le acusa la Fiscalía: el asesinato premeditado de Edwin Arrieta y la destrucción de documentación ajena -ya que el pasaporte y demás documentos del cirujano colombiano no han aparecido-, aceptando tan solo su culpabilidad en el desmembramiento y ocultación del cuerpo. Una declaración que ha durado más de cuatro horas, de la que apenas ha trascendido ningún detalle -por las extremas medidas de seguridad impuestas por el juez para que no se filtre lo que sucede en el interior de la Corte- y que continuará este miércoles, puesto que a Daniel solo le ha dado tiempo a responder a las preguntas de su abogado, Apirchat Srinual. Por tanto, será mañana cuando se enfrente a las preguntas de la Fiscalía y de la coacusación. El chef ha contado con el apoyo en la sala de su madre, Silvia Bronchalo -alicaída y muy seria- y de su padre, Rodolfo Sancho, que finalmente ha renunciado a declarar como testigo para poder acudir a la declaración de su hijo. En el aire, si el actor, que ha llegado a los juzgados acompañado por sus abogados españoles Carmen Balfagón y Ramón Chipirrás, comparecerá ante el juez en los próximos días. Una larga declaración que Daniel ha hecho mezclando partes en inglés y en español -con ayuda de intérpretes- y en la que ha defendido que la muerte de Edwin Arrieta fue un accidente: "No aceptaba que rompiera nuestra relación y me acosaba. No fue premeditado, fue una pelea" ha afirmado, manteniendo la versión de que el colombiano intentó abusar sexualmente de él y, tras un forcejeo, cayó contra el lavabo golpeándose la cabeza y falleciendo a causa del golpe. "Yo tenía previsto seguir en Tailandia al menos un mes más y me había apuntado a un gimnasio. Estaba reservando alojamiento en otros lugares" ha asegurado, intentando probar que no hubo premeditación. Será mañana cuando continúe su declaración, de la que Rodolfo ha reconocido al abandonar la Corte que está "totalmente satisfecho" y confiado en que el fiscal tiene cada vez más complicado -como él mismo habría admitido en conversación con diferentes periodistas- demostrar que la muerte de Arrieta fue un asesinato premeditado.