Los archivos de la policía secreta desvelan el pasado doloroso de la Albania comunista

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Tres décadas después de la caída del comunismo en Albania, los archivos de la policía secreta sobre miles de supuestos enemigos del régimen desvelan con cuentagotas detalles oscuros de la dictadura de Enver Hoxha.

Desde 2017, este pequeño país balcánico permite a quien lo desee desenterrar las fichas almacenadas en las entrañas de la Sigurimi, los temidos servicios de inteligencia del paranoico dictador, fallecido en 1985.

"Continuar callando sobre el pasado es continuar obedeciendo la moral de la dictadura, continuar perdiendo las referencias morales", dice a la AFP el gran escritor albanés Ismail Kadare, el primero en pedir su archivo.

Un organismo independiente se encarga de guiar a los solicitantes. Por ahora, miles de albaneses y algunas decenas de extranjeros se han atrevido a sumergirse en el pasado.

Entre ellos figura Luc Bouniol-Laffont, director del auditorio y de los espectáculos del museo del Louvre, que fue agregado cultural en la embajada de Francia en Tirana entre 1988 y 1990.

Su expediente constaba de 774 páginas.

"Es apasionante y también aterrador ver cómo la policía política hizo del joven hombre de 25 años que yo era entonces, simplemente curioso y abierto a los demás, un espía peligroso que amenazaba la seguridad del régimen", afirma a la AFP.

La Sigurimi movilizó decenas de personas para "crear todas las piezas de un escenario totalmente imaginario, digno tanto de una película de espionaje como de una novela tragicómica", asegura.

Otros prefieren no entrar en ese terreno doloroso.

"No quiero ver mi expediente", dice a la AFP Cerciz Loloci, periodista albanés de 62 años. "Tengo miedo de enterarme de que fui traicionado por un amigo cercano, lo que me haría mucho daño en el corazón", explica.

- Paranoia y desconfianza -

Gentiana Sula, directora de archivos de la Sigurimi, asegura que esos documentos son testigos de la dureza del régimen.

"Comparando los expedientes de la época con los de otros antiguos países comunistas, (vemos que) la violencia política en Albania era extrema", asegura.

En este país de menos de tres millones de habitantes, más de 100.000 personas fueron internadas en campos, 20.000 encarceladas y 6.000 muertas o desaparecidas entre 1944 y 1991.

Los servicios de inteligencia usaban confidentes voluntarios o reclutados a la fuerza para vigilar a los "enemigos interiores" y los extranjeros en misión o de visita a Albania.

En el recinto blindado del Ministerio de Defensa, el espacioso edificio de archivos esconde en su subsuelo miles de expedientes, guardados en cajas de hierro como féretros por abrir.

La cuestión es delicada en Albania, donde la acusación, incluso infundada, de haber colaborado con la Sigurimi es infamatoria.

Hay cuatro salas repletas de documentos escritos, microfilms, fotografías, pruebas todas ellas de una "losa bien real", según Irma Bataj, archivista especializada en el departamento de extranjeros.

Periodista de la Sociedad Radio Canadá, Nadi Mobarak obtuvo en 2020 el expediente de su difunto padre Melhem, investigador de origen libanés apasionado por la historia de Albania, adonde acudía frecuentemente.

"Vemos en sus informes el muy alto nivel de desconfianza y de paranoia" de este régimen enfrentado con Occidente, pero también a la Unión Soviética, China y Yugoslavia, explica Nadi Mobarak a la AFP.

Cita, por ejemplo, las palabras de un funcionario de policía sobre su padre: "Creo que su llegada a Albania no tiene nada que ver con el turismo. Busca sobre todo saber más sobre nuestro país por intereses extranjeros. Podría haber sido mandado por los estadounidenses o los yugoslavos".

- Víboras y tiburones -

"Estoy convencido de que mi padre hubiera disfrutado mucho desmenuzando las páginas de este expediente que es el suyo, pero en el que no habría podido reconocerse", asegura.

Todos los extranjeros, incluso los albaneses de Kosovo que entonces formaban parte de Yugoslavia, se consideraban un peligro potencial.

El histórico líder de la lucha por la independencia de Kosovo, Ibrahim Rugova, tenía su propio expediente.

En la sección de extranjeros hay más de 90.000 fichas clasificadas por orden alfabético que remiten a carpetas de miles de páginas.

Y los diferentes países aparecen con motes: "Tiburón" para Estados Unidos, "Víbora" para la antigua Yugoslavia o "Rama" para Kosovo.

Según los especialistas, los archivos contienen más de 20 millones de documentos.

Entre ellos se encuentran los nombres de más de 10.000 confidentes. Pero Gentiana Sula pide tratarlos con cautela: muchos podrían haber colaborado obligados bajo tortura, presión psicológica o amenazas contra la familia.

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