La crisis energética europea convulsiona el corazón industrial de Alemania

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Por Christoph Steitz, Louisa Off y Patricia Weiss

KELHEIM, ALEMANIA, 31 mar (Reuters) - El Mittelstand alemán, las pequeñas y medianas empresas que impulsan la mayor economía de Europa, ya se enfrentaba a su mayor crisis en una década, tratando de asimilar el meteórico ascenso de las facturas de energía.

Entonces el Gobierno advirtió que podría tener que cortar el gas.

El enfrentamiento con el principal proveedor, Rusia, por su exigencia de pago en rublos, que forma parte de un pulso económico más amplio provocado por la invasión de Ucrania por parte de Moscú, llevó a Berlín a activar el miércoles planes de emergencia que podrían desembocar en un racionamiento de gas si Rusia interrumpe o detiene el suministro.

La industria pesada, que representa una cuarta parte de la demanda alemana de gas, sería la primera en verse afectada, lo que amenaza puestos de trabajo y la recuperación económica del país tras dos años de pandemia.

"Si no tenemos gas, tendremos que desconectar", dijo a Reuters Craig Barker, director ejecutivo de Kelheim Fibres, cuyas fibras se utilizan en todo tipo de productos, desde bolsas de té hasta tampones.

Kelheim es un ejemplo del Mittelstand: empresas privadas y familiares que abarcan sectores industriales, emplean a casi dos de cada tres trabajadores y representan un tercio de la facturación de las empresas.

Su factura de gas se multiplicará por más de cinco este año, hasta alcanzar los 100 millones de euros (110 millones de dólares), lo que equivale a más de la mitad de sus ingresos anuales, mientras el conflicto en Ucrania agrava un mercado energético con una oferta ya de por sí reducida.

Sin fuentes alternativas de energía fáciles, y con dificultades para repercutir los costes a clientes como Kimberly-Clark y Procter & Gamble, la crisis está poniendo en duda el futuro de la empresa.

"La situación actual amenaza nuestra propia existencia", dijo Wolfgang Ott, un ejecutivo de la empresa de 86 años de edad que tiene 600 empleados en su fábrica de la ciudad bávara de Kelheim.

Kelheim ya ha solicitado a las autoridades ser tratada como una empresa de relevancia sistémica, lo que le ayudaría a acceder a los suministros en caso de que se produzca un racionamiento de gas. Sus fibras son necesarias para varios productos de higiene.

DEPENDENCIA

La invasión de Ucrania por parte de Moscú ha puesto de manifiesto la gran dependencia de Alemania del gas ruso: Rusia representó el 55% de las importaciones de gas de Alemania en 2021.

Los suministros alternativos no serán baratos ni rápidos. Berlín ha advertido que Alemania podría tardar hasta mediados de 2024 en poder vivir sin el gas ruso.

Esto deja expuestas a las empresas, y a la economía en general.

"El aumento de los precios de la electricidad y el gas amenaza con aplastar la economía", dijo Siegfried Russwurm, presidente de la asociación industrial alemana BDI y de Thyssenkrupp, que ha advertido que podría tener que introducir una jornada de trabajo más corta tan pronto como la próxima semana.

En su opinión, esto aumenta el riesgo de que las empresas se planteen trasladar la producción al extranjero para ahorrar costes.

Las asociaciones alemanas de ingeniería y química, el segundo y tercer grupo industrial del país, han reducido a la mitad o eliminado sus perspectivas de crecimiento para este año en respuesta a los mayores costes y a los problemas de la cadena de suministro.

El fabricante alemán de sosa y natrón Ciech Soda Deutschland, una filial de la polaca Ciech SA que suministra a las fábricas de vidrio y a las industrias farmacéutica y automovilística, es otro testigo del sufrimiento del Mittelstand.

Con unos costes de gas adicionales de 22 millones de euros al mes, la empresa se está desangrando y puede verse obligada a detener la producción, según advirtió el ministro de Economía de Sajonia-Anhalt, el estado alemán donde tiene su sede Ciech Soda, en una carta reciente vista por Reuters.

Eso perjudicaría a las empresas cercanas que dependen de sus productos, escribió el ministro Sven Schulze en la carta dirigida al ministro de Economía alemán, Robert Habeck, en la que pedía una reunión de urgencia para tratar el asunto.

Ciech Soda Deutschland y el Ministerio de Economía declinaron hacer comentarios.

(Reporte de Christoph Steitz, Louisa Off y Erol Dogrudogan; edición de Josephine Mason y Mark Potter, traducido por Tomás Cobos)