El escándalo de corrupción que asedia al gobierno de Brasil nació casi por azar en una estación de servicio y siguió con un costoso regalo que intrigó a los investigadores.
La gasolinera en cuestión se llama Posto da Torre y es un gran espacio comercial en el centro de Brasilia. Además de 16 bombas de combustible, tiene un minimercado, una cafetería y una lavandería. Cuando la policía federal brasileña llegó allí dos años atrás, había también una casa de cambio donde se sospechaba que lavaban dinero.
El operativo policial se llamó a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Lava Jato/a, que en portugués significa "lavadero de coches", aunque en la gasolinera nadie limpiaba autos. Ese nombre pasó a ser usado luego para todo el caso que desde entonces ha golpeado a Petrobras, la mayor empresa petrolera de Brasil, ha llevado tras las rejas a políticos y empresarios y ha puesto bajo observación al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Con más de 90 condenas emitidas hasta ahora y unos USD 800 millones recuperados por investigadores, es considerado el mayor escándalo de corrupción en la historia de Brasil.
El terremoto político desatado podría costarle caro a la mandataria Dilma Rousseff, quien tiene la popularidad por el piso y enfrenta acciones opositoras para terminar su administración con un juicio político en el Congreso o un proceso en el Tribunal Electoral.
Claro que todo esto era difícil de vaticinar cuando los agentes llegaron a aquella gasolinera el 17 de marzo de 2014. "Nadie imaginaba que el Lava Jato iba a ser lo que es hoy", dijo un policía federal que desde el inicio sigue de cerca la investigación en Curitiba, la ciudad del sur de Brasil donde está radicada la causa judicial. "Era una cosa chiquita que creció y creció", agregó en diálogo con la cadena británica BBC Mundo.
Los investigadores pusieron la mira en la estación de servicio de Brasilia después de que comenzaran a monitorear las comunicaciones telefónicas de su dueño, Carlos Chater, en julio de 2013. Habían llegado a él indagando presuntos delitos de lavado de recursos vinculados al ex diputado José Janene, quien hasta su muerte en 2010 tenía negocios en Paraná, el estado brasileño cuya capital es Curitiba.
La sospecha era que Chater actuaba como doleiro, nombre que en el mundo del crimen local reciben operadores ilegales del mercado de cambio. Estos personajes crean una suerte de sistema bancario en las sombras, que es usado por individuos u organizaciones delictivas para ocultar y lavar dinero sucio.
Luego de vigilar durante algunos meses a Chater, los investigadores concluyeron que en realidad no estaban ante una sino cuatro organizaciones delictivas que interactuaban, con doleiros como jefes. Una de ellas era encabezada por Chater, quien más tarde sería condenado a penas de prisión por lavado de dinero por parte del juez de la causa, Sergio Moro.
Otra de las organizaciones tenía como jefe a Alberto Youssef, quien según la Fiscalía era "un antiguo conocido de los procuradores de la República y policías federales". De hecho, Youssef ya había ido preso en 2003 por lavado de dinero y delitos contra el sistema financiero, en un caso anterior de evasión de fondos denominado Banestado. En aquel entonces, Youssef logró escapar de una pena mayor firmando un acuerdo de colaboración inédito en Brasil, para reducir su condena a cambio de dar información, homologado por el juez Moro.
El caso Banestado fue, por cierto, un antecedente clave para el escándalo que estremece ahora a Brasil: además del juez, varios investigadores de aquel esquema ilícito pasaron luego a trabajar en el Lava Jato.
Cuando volvieron a monitorear a Youssef por su vínculo con Chater, los agentes hallaron un correo electrónico que aludía a un regalo lujoso: una camioneta Range Rover Evoque. Se asombraron al descubrir que el destinatario del obsequio de Yousseff era Paulo Roberto Costa, quien entre 2004 y 2012 había sido director de abastecimiento de Petrobras, un puesto crucial en el manejo de contratos.
El vínculo de la petrolera estatal con la red ilegal de lavado de dinero y sobornos quedó así expuesto ante los investigadores. Pero el rompecabezas sólo consiguieron completarlo meses más tarde.
Los delatores
La primera fase de la Operación Lava Jato lanzada en la gasolinera de Brasilia comprendió en total 81 órdenes de allanamiento y 28 mandatos de prisión preventiva o temporal, en varias ciudades del país. Fueron incautados autos deportivos, joyas, obras de arte y relojes lujosos.
El propósito era desarticular una red que lavaba dinero del narcotráfico, del comercio ilegal de diamantes y desvíos de fondos públicos, mediante gasolineras, lavanderías y otros comercios.
Costa, el ex director de Petrobras, fue detenido tres días más tarde, el 20 de marzo de 2014. El arresto se produjo después que familiares suyos fueran grabados por cámaras de seguridad de un edificio donde funcionaba una empresa de Costa llevándose bolsas y mochilas a hurtadillas. Según los policías, estaban destruyendo pruebas.
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