El doble atentado en Bruselas contra el aeropuerto internacional de Zaventem y la estación de metro de Maalbeek conmocionaron al mundo entero. Se trató, en efecto, del ataque más resonante llevado a cabo por el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) luego del dramático 13-N de París, que dejó 130 muertos. Con el correr de las horas se conocen fallas de seguridad sin las cuales probablemente la inteligencia belga podría haber evitado los ataques.
"Los atentados con bombas en Bélgica ofrecen nueva evidencia de las deficiencias de sus fuerzas de seguridad en el control de los islamistas radicales violentos, una falla que ha permitido que este país en el corazón de Europa se convirtiera en una incubadora del terror", aseguró el prestigioso diario norteamericano The Washigton Post.
"Un ejemplo evidente —agrega el medio—: las autoridades belgas sabían que al menos uno de los dos hermanos que se inmolaron en los ataques, Ibrahim el Bakraoui, de 29 años, había entrado en Turquía con la aparente intención de unirse a los militantes islamistas en Siria". En efecto, Turquía lo detuvo y expulsó a Holanda en verano pasado, según declaró el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
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