La nueva "guerra fría": el FBI descubrió una red de espías rusos en Nueva York

Con grabaciones ocultas y agentes encubiertos, la agencia de inteligencia comprobó las actividades de espías rusos en suelo de los Estados Unidos

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Cientos de horas de grabaciones secretas registradas en 2013 se presentaron ante la corte federal de Manhattan con el fin de aportar información al caso de Evgney Buryakov, un ciudadano ruso que según la justicia norteamericana se hizo pasar por banquero para reclutar espías en suelo americano.

Grabadoras ocultas en carpetas permitieron a los investigadores descubrir las actividades de espías que se hacen pasar por representantes comerciales y agregados diplomáticos.

Como en la Guerra Fría, el FBI penetró en los lugares donde trabajaban agentes del servicio de inteligencia exterior de Rusia (SVR) y obtuvieron información sobre sus operaciones.

La revelación tiene lugar previo al juicio contra Burkyakov el próximo 4 de abril.

El agente ruso fue detenido en enero del 2015, junto a Igor Sporyshev y Victor Podobnyy están acusados de recolectar información de inteligencia económica para Rusia, sanciones de EEUU contra su país y reclutar fuentes en la ciudad de Nueva York.

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Sporyshev y Podobnyy no fueron detenidos porque gozan de inmunidad diplomática por sus funciones como representante comercial de Rusia y agregado ante las Naciones Unidas respectivamente.

Entre las grabaciones registradas aparece el curioso testimonio de Victor Podobnyy que se queja porque su trabajo "es más terrenal" y aburrido comparado "con las películas de James Bond".

Los fiscales que llevan adelante el caso afirman que en abril de 2012, Sporyshev se encontró con un agente encubierto del FBI que se hacía pasar por analista de una empresa de energía en Nueva York.

El encuentro sucedió en una importante conferencia sobre petróleo y sirvió para comprobar cómo el agente ruso ofrecía dinero a cambio de información.

Durante el año 2013, el agente encubierto del FBI proporcionó al infiltrado ruso documentos e información controlada, y supuestamente confidencial, para ganar su confianza. Dicha información era suministrada en carpetas con dispositivos de grabación ocultos que permitieron a la inteligencia norteamericana registrar las grabaciones.

Gracias a estas grabaciones se pudo comprobar ante la Justicia la participación de los otros dos rusos en actividades de espionaje ilegales.