La celebración de los 30 años de CASA FOA se realizó, literalmente, a lo grande. La exposición de arquitectura, industria, diseño de interiores y paisajismo presentó su nueva sede en una mansión valuada en USD12 millones y construida hace más de 100 años.
En la Planta Baja de la casona, el diseñador de interiores Pablo Chiappori buscó desarrollar un justo equilibrio entre la fachada original y su propuesta de ambientación. Así, la sala de estar adoptó un estilo chic, armónico, relajante y ecléctico. Con terciopelo, vidrios negros, maderas texturadas, níquel, rattan, lacas, bronces, fieltro y cristal logró conjugar lo mejor de ambos mundos.
El decorador Javier Iturrioz fue quien reacondicionó el escritorio victoriano. Caracterizado por la opulencia, lo elegante, la belleza, las colecciones, los viajes y el disfrute de la vida, este espacio ostenta colores de base oscura, bien dramáticos y clasicistas. Detalles decorativos como bustos de mármol, las borlas, flecos y terciopelos, aportan el toque de la realeza. Los pisos de roble de eslabonia y la boisserie acompañan esta puesta que recrea todo el esplendor de su época.
El espacio llamado "Studio" fue intervenido por la diseñadora de interiores Grace Devecyan. Este ambiente íntimo, versátil y luminoso, es acompañado por una paleta de colores que contribuye a recrear un clima de sosiego y equilibrio. La paleta de texturas se compone de maderas, piedra y mármol, linos y terciopelos.
El hall intervenido por la Universidad UADE obtuvo una mención destacada como "Mejor Instalación" Casa FOA 2015.
La puesta de la terraza estuvo a cargo de Luciana Szechter, Rodrigo Battaglia, Angela Dub y Grupo Haz. En este espacio predomina el acero en sus múltiples variantes. Se buscó que este material sea exhibido como un elemento elegante, vanguardista y sustentable al mismo tiempo, como marco de situaciones cotidianas. La inspiración de este sector provino de terrazas de hoteles y edificios emblemáticos presentes en ciudades como París o Nueva York.
La casona también cuenta con un Espacio Recreativo que fue desarrollado por Silvie de Tezanos Pinto. El espacio fue pensado como un ámbito de transición, que integra y convoca a realizar una pausa. Se recreó el sector teniendo en cuenta un profesional masculino, independiente, cuyos gustos se relacionan con el arte, la música y la tecnología.
Este confortable dormitorio fue creado por María Anzoategui y Cecilia Bravo. El objetivo principal de las diseñadoras fue revivir el espíritu de la época, su sofisticada arquitectura, y el estilo de vida de aquel entonces. En ese sentido, buscaron respetar el paso del tiempo a partir de una propuesta ecléctica y depurada. La habitación está pensada para un hombre que disfruta de la estética, el arte y el diseño.
La Biblioteca fue intervenida por Sergio Muchnik y Cynthia De Winne. Para revivir el espacio, apelaron a recursos como la modularidad, la monocromía y la composición. Buscaron brindarle al ambiente la capacidad de ajustarse a quien lo use. A su vez, lo equiparon con muebles compuestos por módulos adaptables a cada necesidad. En el espacio predominan el blanco y el negro.
Para finalizar el recorrido, el espacio "La salida" es producto del trabajo de Alejandra Inés Gougy. Su instalación artística apuntó a transmitir conciencia ecológica y social: "todo lo que se tira a la basura se puede reciclar, es decir, transformar, para darle una nueva vida útil al material", señaló Gougy. La inspiración de este espacio es la naturaleza y la tendencia, el reciclaje de cables ahora utilizados para crear lámparas y objetos varios.
Esta es otra de las vistas de la terraza que permite admirar las instalaciones que sobrevuelan las muestras de paisajismo que se encuentran descendiendo las escaleras.
La sala de estar ambientada por Viviana Melamed. Su iniciativa consiste en propiciar un "estar esencial", es decir, honrar el verdadero ser que habita en cada uno. "Trabajamos la caja arquitectónica en toda su altura, proponiendo un juego de planos nuevos, sobrios, claros, despegados de los muros originales, acentuando ese despegue con una línea de luz perimetral", señaló Melamed.
El Patio es la propuesta de Adriana Randazzo, Natalia Benedetti, Inés Margot y Paula Luchelli. Su espacio central invita a los visitantes a descansar en cómodas reposeras de madera. Ofrece, además, un bar en piedra enmarcado con vegetación.
Este comedor fue recreado por el arquitecto Carlos Galli. Originalmente, el espacio se encontraba muy bien conservado y en él se destacaban una boiserie, chimenea y muebles adosados. La propuesta rectora tuvo que ver con conservar su diseño original, pero al mismo tiempo contraponerlo con elementos actuales. Se buscó resaltar los objetos mediante la oposición sin opacar su imponente arquitectura.
Los paisajistas Luz Dinucci y Ariel Oliva se valieron de líneas simples e intentaron enmarcar a la vez que resaltar los detalles más relevantes. Realizaron un juego de contrastes entre curvas y rectos, entre lo antiguo y lo actual. Impulsaron una fusión de épocas.
La Galería desarrollada por Daniela Bortz y Lucía Guerberoff propone una pausa en el recorrido mediante un espacio que recrea sensaciones similares a las que se experimentan al atravesar por un jardín fresco.
También desarrollada por Daniela Bortz y Lucía Guerberoff, este sector cubierto incorpora la luz natural del exterior y juega con el uso de la tecnología lo cual aporta un toque innovador. Se trata de un espacio ecléctico e interesante de recorrer.
El Bar recreado por Gustavo Yankelevich y Máximo Ferraro obtuvo la medalla de oro a la arquitectura y diseño de interiores "Mercedes Malbrian Campos". La estructura de hierro laqueado y una tapicería de terciopelo sumada a una combinación de elementos, texturas y sonidos logran hacer de este sector un espacio sofisticado y experimental.
La Sala de Lectura, puesta en marcha por las arquitectas María Ponce Quintero, Marcela Rodriguez, Lorena Spínola es un espacio pensado para todo amante de la lectura, la música y también el cine. Se buscó establecer un vínculo entre los libros, el papel y la madera y que los equipamientos de última tecnología convivan en perfecta armonía con los libros.
Una bella escalera de madera une las dos plantas de la casona cuya construcción se inició en 1906. En 1940 fue remodelada: se renovaron los baños y se incorporó un ascensor y calefacción central, un concepto moderno para la época.
Sofía Willemoës estuvo a cargo de un espacio que recrea el Hotel Ensamblaje en la ciudad de Nueva York, compuesto por un sector real (una escalinata y un hall) y otro imaginario; un túnel secreto que es el que se observa en la fotografía. "Creemos que se conectaba con las residencias de la zona y llegaba hasta Avenida del Libertador", afirmó Ana Astudillo, curadora de la muestra.
Este "Studio" fue reacondicionado por Tata Velarde. A partir de cierta oscuridad elegante que percibió en el ambiente, la decoradora eligió conservar la caja arquitectónica del lugar e incorporó el color amarillo para realzar el espacio. La madera maciza de petiribí, los herrajes sobrios y el acero proporcionan calidez y un look contemporáneo.