Son ricos. Extremadamente ricos. Más ricos que la Reina misma. Son famosos y por mérito propio, a fuerza de talento y trabajo. Son increíblemente bellos. Todos ellos. Papá, mamá y los hijos. Es como para envidiarlos. Inclusive, hasta para odiarlos un poquito por ser tan imposiblemente perfectos.
Y, para completar ese cuadro de perfección absurda, de glamour extremo, los Beckham están a punto de comprar una nueva mansión. La prensa europea informa a coro que, el último fin de semana, se vio a David y Victoria Beckham recorriendo el condado de Cotswold en plan de "shopping".
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