Grondona le ganó a Al Capone por goleada

"Para hacer un uruguayo hay que poner en la olla medio kilo de español, medio kilo de italiano y un poquito de mierda. Si te pasás con la mierda, te sale un argentino". Del otro lado del charco, como en toda Latinoamérica y España, nuestros hermanos suelen hacer hincapié en la naturaleza ególatra, pícara, audaz y pragmática, al límite de la falta de escrúpulos, de los argentinos. Para bien y para mal, somos efectivamente distintos por múltiples motivos que no desarrollaremos aquí -por pereza e ignorancia-. Pero independientemente de los argumentos sociológicos, esta afirmación es incontrastable en el terreno de lo fáctico.

Este enorme, riquísimo e injustamente distribuido territorio le ha regalado al Planeta una importante cantidad de sujetos únicos en su especie. Desde el fin del mundo nos la rebuscamos para fabricar íconos en serie, como si ocupáramos un lugar central en el concierto de la naciones. Ernesto Guevara y Eva Duarte, entre los políticos; Maradona, Messi y Fangio, entre los deportistas, Francisco entre los Papas... Y Julio Humberto Grondona entre los 'vivos'. Por contradictorio que suene, a meses de su fallecimiento, el humilde ferretero de Sarandí se consagró como uno de los sujetos inteligentes -para bien y para mal- de los que se haya tenido noticias. Tanto, que superó, y por goleada, al famoso Al Capone.

Como es de público conocimiento, el más importante capo mafia de la historia de Estados Unidos y por ende del mundo -Hollywood mediante-, Alphonse Gabriel Capone, más conocido como Al Capone o Al iScarface/i Capone, luego de cometer todos los delitos habidos y por haber, cayó preso por evasión fiscal. Julio Humberto Grondona, sospechado durante décadas de corrupción, jamás fue imputado en causa alguna y recién ahora, es mencionado en la investigación que desarrolla el fisco de los Estados Unidos y que ya se cobró la cabeza de Blatter. Julio se fue de este mundo con honores, millonario y en libertad. Ostentando los cargos de Vicepresidente y Tesorero de la FIFA, y Presidente de la AFA. Despedido como un Jefe de Estado y sin agonía, ya que se descompuso y se fue casi sin transición. Al Capone contrajo sífilis, estuvo tras las rejas casi diez años y terminó sus días sin peso en el negocio y rodeado de buitres que jamás dieron la cara por él y sólo querían 'heredarlo'. Es un afano, suspéndanlo.

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Grondona aprendió todo de Joao Havelange, Presidente de la FIFA entre 1974 y 1998 e inventor del 'fútbol-negocio'. Llevó de 16 a 32 la cantidad de participantes, metió a la TV en el centro de la escena, comercializó cada centímetro de la pelotita y convirtió a la FIFA en una poderosa multinacional. Dos veces representante olímpico de Brasil (natación y waterpolo), traficante de armas, socio de las sangrientas dictaduras latinoamericanas -incluido uno de los grandes mentores y financistas del mal castrense, el Secretario de Estado de los EE.UU. Henry Kissinger- y hallado culpable en el caso ISL. Por eso, Havelange, debió renunciar a su puesto de Presidente Honorario de la FIFA en 2013 y Kissinger (ambos vivos) pasa sus últimos días recluido, debido a la tremenda condena mundial por su apoyo a los criminales sudamericanos, entre otras barbaridades. 'Don Julio' no, nunca renunció a nada ni sufrió la condena de la sociedad. Vivo entre los vivos.

El mismo grupo de medios que ahora lo masacra, durante muchos años no dijo una palabra de él porque les daba los derechos de televisación, que le permitió comprar todos los canales de cable del país mediante la prepotencia y la extorsión. Como el Ferretero no quiso líos con los Kirchner y les robó -100 años de perdón- el negocio, ahora dicen la verdad y no callan como antes. Como hacen ahora dos de los tres canales de deportes (en uno de ellos, Clarín era socio en partes iguales con Burzaco, hasta que lo echaron de Torneos), cuyo presidente mantuvo relaciones con Grondona hasta el final y está buscado por la Interpol, prófugo de la Justicia, acusado de sobornar dirigentes. De los candidatos a sucederlo, Segura acaba de defenderlo públicamente en la puerta de la AFA, Tinelli sólo se atreve a elogiarlo en público... Hasta Gámez, quien lo enfrentó en vida, dice Julio cuando se refiere a él y le alaba la inteligencia y el poder.

Cómplice de los militares, con Lacoste a la cabeza, no pagó el costo por ser colaboracionista, como la mayoría de los malnacidos amigos de la dictadura, que la terminaron pagando. Alfonsinista acérrimo, radical desde la cuna, la híper no le rozó un enrulado pelo. Menemista de pura cepa, privatista, sectario, beneficiario directo de fútbol codificado que dejaba fuera de juego a los pobres, nadie lo puso contra el paredón nacional y popular. Tanto, que terminó inventando el Fútbol Para Todos y sacando chapa de participar en el proceso de democratización del deporte.

Él puso en marcha el plan para burlar el poderío económico y político de Europa (también se cargó a Estados Unidos, que no llegó a cobrárselo) dentro de la FIFA, afiliando federaciones a lo pavote. Agazapado tras el discurso de la democracia, consiguió que el voto de las Islas Pendorcho pesara tanto como el de Alemania o Inglaterra. Así mantuvo en el poder a Blatter, secretario de Havelange, suizo y empleado de Grondona. Mejor pago, tal vez, que los empleados de la ferretería, pero en términos prácticos tomaba tantas decisiones de fondo como los muchachos a los que Don Julio mandaba a buscar bulones. Ya le encontraron tres millones de coimas y probablemente aparezcan mil negociados más. Ya no importa, él se fue limpio y su familia está salvada. Sin él, Blatter duró un suspiro, la UEFA se hará cargo de las cosas y Estados Unidos impuso su condición de policía del mundo. Con él, no pudieron nunca. De Sarandí para el Mundo. Julio Humberto Grondona, vivo entre los vivos, le ganó por goleada a Al Capone.

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