Que los 'anotan tarde' y por eso figura una edad que no es la real. Que su genética los hace madurar físicamente antes. Que sacan mucha ventaja por su talla. Las discusiones sobre los futbolistas juveniles africanos y su gran porte físico existen desde hace mucho tiempo. Los mundiales juveniles (en especial los Sub-17) son el 'congreso' elegido para el debate de este tema, porque allí la diferencia es más notoria.
Pero en los últimos meses dos casos impactaron al mundo en diferentes ligas de Europa. El 'Viejo Continente' tiene 'ojos' en todos los sitios del mundo en búsqueda de las mejores promesas de cada recóndito lugar. Latinoamericanos, asiáticos, africanos. Los niños llegan de todos lados intentando alcanzar el gran sueño de convertirse en una estrella del fútbol.
A comienzos del 2014, Joseph Minala, un camerunés de las inferiores de Lazio, levantó polvareda porque decía tener 17 años, pero otras personas afirmaban que tenía más de 40. Ahora, un compatriota suyo vive la misma situación. Se trata de Boris Tchako, quien nació en 2002 en Camerún, según dice su documento, pero que en España nadie le cree.
Mide 1.70m y pesa 60kg, cifras que superan ampliamente a las que tienen en sus fichas sus compañeros de categoría. Los supuestos 11 años que marca su identificación, están lejos de reflejarse en su tamaño corporal. Tchako resalta por su altura entre jugadores del propio equipos y rivales. Los dirigentes del Hércules Alvín A, categoría infantil del Hércules en la que está fichado, lo defienden. "Tiene una envergadura por encima de lo normal, pero nosotros nos guiamos por lo que dice su carnet de identidad", aseguraron. La Federación igual no le cree y aún el conflicto está abierto.