La cita era en la plaza San Pedro, con los miembros de los movimientos eclesiales laicos a las 5 y media de la tarde, hora italiana. Como ya es costumbre, desde que Francisco inició su papado, le tomó unos 20 minutos recorrer el lugar en jeep y saludar a algunas de las 200 mil personas que se dan cita para verlo y oírlo.
La de este sábado y la de mañana son jornadas de encuentro con los movimientos y comunidades de laicos comprometidos, durante los cuales el Papa dialoga con los jóvenes bajo la forma de preguntas que estos le formulan y a las que él responde en el mismo tono coloquial de sus misas en Buenos Aires. Un estilo llano y descontracturado que está haciendo furor entre los católicos. E incluso más allá.
En la Plaza, desde temprano, una multitud en la cual se notaba una fuerte presencia de jóvenes, esperaba al Papa entre lecturas bíblicas, testimonios personales de fe y cánticos.
Bergoglio hizo su entrada a la plaza a las 17:30, como previsto. Al Papa se lo nota cómodo y sin apuro en medio de la multitud, entre saludos, caricias a los niños, banderas –muchas argentinas- y carteles que dicen, entre otras cosas: "Santo Padre, ti vogliamo bene".
Como se dijo, la jornada de hoy se había iniciado con el testimonio de fe de varias personas, militantes de los numerosos grupos laicos que dan capilaridad a la Iglesia Católica. Dijeron presentes desde los Boy Scouts hasta la Acción Católica, pasando por Comunión y Liberación, la Comunidad San Egidio, y varios grupos surgidos del llamado movimiento de la nueva evangelización.
Especialmente conmovedor fue el testimonio de un cirujano pakistaní, Paul Batthi, cuyo hermano, Shabba, murió en 2011, víctima de la persecución religiosa.
Luego se le formularon al Papa cuatro preguntas, la mayoría referidas a la afirmación y transmisión de la fe, el tema de la jornada.
"Primero la verdad: yo conocía de antemano sus preguntas, las tengo aquí escritas", dijo el Papa con picardía, arrancando la primera de las varias carcajadas que interrumpieron su alocución.
La primera pregunta estaba referida a cómo pudo encontrar él –Francisco- la certeza de la fe y cómo vencer la fragilidad de la fe.
"He tenido la gracia de crecer en una familia en la cual la fe se vivía en un modo simple y concreto, contó el Papa. Fue sobre todo mi abuela quien me marcó el camino de la fe. El Viernes Santo nos llevaba a la procesión de las velas y frente al Cristo yacente la 'Nona' nos hacía arrodillar y nos decía: 'Ojo, ha muerto, pero mañana resucita'. ¡He recibido el primer anuncio de esta gran noticia en casa, con mi familia! Esto me hace pensar en el trabajo de tantas madres y abuelas en la transmisión de la fe. La fe no se encuentra en lo abstracto, es una persona que te lo dice, una persona la que te anuncia la fe".
También recordó, como ha hecho otras veces, aquel 21 de septiembre de 1953, -"día del estudiante"- cuando entró a confesarse en una iglesia y sintió el llamado a ser sacerdote.
"Decimos que debemos buscar a Dios, pero cuando nosotros vamos Él nos estaba esperando, dijo el Santo Padre. El ya está, y voy a usar una palabra que usamos en Argentina: el Señor nos primerea, nos está esperando. Pecas, y te está esperando para perdonarte. Él nos espera para acogernos, darnos su amor y así va creciendo la fe. Alguno preferirá estudiarla, es importante, pero lo importante es el encuentro con Dios, porque Él nos da la fe".
Y en cuanto a la fragilidad de la fe y cómo fortalecerla, dijo: "El mayor enemigo es el miedo. Somos frágiles, lo sabemos, pero Él es más fuerte. Un niño es fragilísimo, pero está con el padre, con la madre, está seguro. Con el señor estamos seguros, la fe crece con el Señor, de la mano del Señor. Si pensamos que podemos arreglarnos solos, pensemos en Pedro: 'Señor, jamás renegaré de ti' y luego cantó el gallo y ya lo había negado tres vedes. Siempre con el Señor, es decir, con la eucaristía, con la Biblia, con la oración. Y recemos a la Virgen, que es la madre que sabe todo, para que, como madre, nos haga fuertes".
Cómo vivir el desafío de la evangelización en nuestro tiempo y cómo comunicar eficazmente la fe, era otra de las preguntas. Y le dio pie para repetir una expresión que ya llamó la atención de los analistas por lo coloquial: "así no va". El lenguaje del Papa ha sido ya calificado de "pastiche" por el vaticanólogo Sandro Magister que incluso le dedicó un artículo al tema.
"Sobre esto voy a decir tres palabras, respondió el Papa: primero, Jesús, es lo más importante, sin Jesús la cosa no va. Además quisiera hacer un pequeño reproche. Todos han gritado ¡Francesco, Francesco! ¿Y Jesús? Me hubiera gustado que gritasen ¡Jesús, Jesús!, porque el Señor está aquí entre nosotros. De ahora en más, ¡basta de Francisco! ¡Jesús!". No es esta la primera vez que Bergoglio pide una ovación a Jesús. Ya lo había hecho en la oración del domingo 22 de abril, desde los balcones del Vaticano.
La segunda palabra que dijo fue oración y esto le dio pie para una broma. "Oración. Mirar el rostro de Dios, pero sobre todo sentirse mirados. Él nos mira primero. Lo que yo experimento frente al sagrario cuando voy a rezar -a veces me quedo un poco dormido, el cansancio de la jornada… ustedes me entienden", agregó, arrancando nuevas risas y aplausos.
"Siento tanto confort cuando pienso que Él me mira… no hablen tanto, déjense mirar por el Señor, Él nos da fuerza y nos ayuda a testimoniar. Él es nuestro líder, Jesús", dijo.
La tercera palabra, fue testimonio. Insistió en el concepto ya varias veces reiterado de que la Iglesia no es una ONG. "Prefiero una iglesia abierta, no una cerrada que se enferma. Vivimos una cultura de la confrontación, del descarte, piensen en los ancianos, en los niños. Debemos practicar una cultura del encuentro, de la amistad, debemos hablar con los que no piensan como nosotros, que tienen otra fe. Todos ellos son imagen de Dios, son hijos de Dios, debemos ir al encuentro de todos sin negociar nuestra pertenencia", exhortó.
"Hoy no es noticia encontrar un sin techo muerto pero sí es noticia un escándalo, cuestionó el Santo Padre. No es noticia que haya tantos niños que no tienen nada que comer. No podemos quedarnos tranquilos, no podemos ser cristianos educados que hablan de cosas teológicas mientras toman el té. Debemos ser cristianos valientes e ir al encuentro de aquellos que son carne de Cristo. Cuando voy a confesar –bueno cuando iba porque de aquí ahora no puedo salir [más risas], cuando iba a confesar en la diócesis anterior, siempre preguntaba: ¿usted da limosna? Y luego: cuando da la limosna, ¿mira a los ojos a aquel o aquella a la que da la limosna? ¿Le toca la mano o tira la moneda de lejos?"
E insistió: "Hay que tocar la carne de Cristo, tocar el dolor. La
para nosotros no es una categoría sociológica, es una
, la primera, diría, porque Jesús se hizo pobre para caminar con nosotros. Una iglesia pobre para los pobres empieza cuando vamos hacia la carne de Cristo. El espíritu mundano, la mundanidad, no es buena, nos lleva a la suficiencia, a vivir el espíritu del mundo y no el de Jesús".
La última pregunta que le hicieron a Bergoglio en esta vigilia se relacionaba con la crisis de la ética pública, del modelo de desarrollo, de la política.
"Esta es una crisis que despoja al hombre de la ética, señaló el Papa. Todo es posible, todo puede hacerse y vemos en los diarios como la falta de ética en la vida pública hace tanto daño a toda la humanidad. Voy a contar una anécdota sobre la construcción de la Torre de Babel. Se hacían los ladrillos, con barro, paja, en el horno, y cuando estaban hechos debían subir. Cada ladrillo era un tesoro por el trabajo que daba hacerlos. Cuando caía uno era una tragedia nacional, se castigaba al obrero culpable. Pero si caía un obrero no pasaba nada. Esto pasa hoy también: las inversiones en los bancos caen, tragedia; pero si la gente muere de hambre o no tiene salud, no pasa nada. Esa es nuestra crisis de hoy".
"Hoy hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia, señaló Bergoglio. Sufren, llevan la fe hasta el martirio, pero el martirio no es una derrota, es el grado más alto del testimonio que debemos dar, estamos en el camino de pequeños martirios. Aquellos pobres dan la vida por amor a Jesús, testimoniando a Jesús, un cristiano debe tener siempre esta actitud de humildad, confiándose a Jesús". Y haciendo referencia al testimonio del hermano del mártir pakistaní, agregó: "Hay que precisar que muchas veces estos conflictos no tienen un origen religioso sino que este es usado como nafta en el fuego. Un cristiano debe responder siempre al mal con el bien, no es fácil. Les pregunto: ¿rezan ustedes por estos hermanos y hermanas en la oración diaria? No les pido que levanten la mano pero les pregunto si los tienen en sus oraciones. Esta experiencia nos debe llevar a promover la libertad religiosa para todos. Cada hombre y mujer debe ser libre en su confesión, porque son todos hijos de Dios".
Y concluyó reiterando: "No olviden: nada de iglesia cerrada, una iglesia que salga afuera, que vaya a las periferias de la existencia. Que el Señor nos guíe hacia allá".
La jornada sigue el domingo, a las 10:30 de la mañana, hora de Italia, también en la Plaza de San Pedro. El Papa Francisco presidirá la Santa Misa de Pentecostés con los Movimientos Eclesiales. Y seguirá seguramente su luna de miel con los fieles a los que ha fascinado con su estilo de comunicación, sencillo pero de gran eficacia.
"El papa villero es un fino político", había titulado el diario inglés Financial Times, poco después de la elección de Bergoglio, a modo de advertencia. Día a día, el Papa lo confirma.