"Habemus Papam", de Ratzinger a Bergoglio

En 8 años dos cónclaves dieron paso a un cambio en la conducción de la Iglesia. Así se vivieron los dos momentos en que el mundo conocía a los nuevos pontífices

AFP 163

Casi ocho años después de la elección de Joseph Ratzinger como el papa Benedicto XVI, la escena de los fieles católicos congregados expectantes a la salida del humo blanco por la chimenea de la basílica de San Pedro, se repitió este miércoles.

También los abrazos, las expresiones de júbilo, el repique de las campanas, la consabida frase ¡Habemus Papam!, y una mayoría de ciudadanos italianos festejando a su nuevo pontífice, pese a que otra vez era de una nacionalidad distinta a la de la casa que alberga el Vaticano.

Lo que sin duda no se repitió fue el agite de banderas alemanas y la emotividad que todavía envolvía las calles de Roma, pues el 19 de abril de 2005, día en que la bendición Urbi et orbi fue dada por el hasta entonces cardenal alemán Ratzinger, habían transcurrido sólo 10 del funeral del querido pontífice Juan Pablo II.

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Entonces, como hoy, los cardenales también llegaron a un consenso de al menos 77 votos sobre el próximo líder de la Iglesia Católica, en el segundo día de votaciones, en la cuarta ronda.

Entonces fue un latinoamericano, el cardenal chileno Jorge Medina Estevez, el que hizo el anuncio de la decisión de los 115 purpurados para escoger a un papa europeo. Hoy la escena fue contraria: fue un europeo, el cardenal francés Jean-Louis Tauran, el que le contó al mundo que por primera vez un papa latinoamericano le hablaría a sus fieles.

"El eminentísimo y reverendísimo señor, señor Joseph, de la santa iglesia romana, cardenal Ratzinger, que ha tomado como nombre Benedicto XVI" se oyó en 2005. El primer papa alemán en 1000 años, se asomó al balcón de las bendiciones a las 17h50 hora local y dio un corto discurso:

"Después del gran papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han electo a mí, un sencillo y humilde trabajador en la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el señor sabe trabajar y actuar con instrumentos insuficientes y sobre todo confío en vuestras oraciones", aseguró el hoy papa emérito, cuyo pontificado ya pasó a la historia por haber renunciado en una inusitada decisión.

"El eminentísimo y reverendísimo señor, señor Jorge Mario, cardenal de la Santa Romana Iglesia, Bergoglio, que ha adoptado como nombre Francisco", se oyó este miércoles 13 de marzo de 2013, introducción tras la cual el argentino, primer latinoamericano en la historia en ser electo papa, se dirigió a sus fieles a las 19h:06 locales cuando ya la noche había caído en la plaza.

"Los cardenales fueron a buscarme al fin del mundo", bromeó, y pidió a sus fieles que hagan una oración por el obispo emérito Joseph Ratzinger, ex papa Benedicto XVI.

"Orar por él para que el Señor lo bendiga y la Virgen María lo proteja. Oremos por todo el mundo para que exista una gran hermandad".

"Auguro que este camino de la Iglesia que hoy comenzamos y en el que me ayudará mi cardenal vicario aquí presente será fructuoso para la Iglesia y para esta bella ciudad (Roma). Y ahora, querréis que os dé la bendición. Pero primero, antes de que el obispo bendiga al pueblo, yo quiero que recéis para que el Señor me proteja", expresó el ex arzobispo de Buenos Aires.

"Paz a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Recen por mí y hasta pronto", dijo con una expresión seria y casi tímida. Así dio inicio a una era histórica para Latinoamerica, la región que congrega más fieles católicos en el mundo.

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