"En tres motores hemos descubierto ligeras anomalías -aceite donde no debía haber en los motores-. Estamos abiertos, pero pensamos que podría haber un problema de materiales o un problema de concepción en los motores", precisó el director general de Qantas, Alan Joyce. Y aclaró: "Se trata de motores nuevos en un avión nuevo y no deberían tener ya este tipo de problemas, esto nos da una indicación acerca de una zona en la que concentrarnos".
El 4 de noviembre, un Airbus A380 de Qantas con 412 pasajeros, que cubría la ruta Singapur-Sydney, efectuó un aterrizaje de emergencia al estallar uno de sus motores en pleno vuelo. Se trata del primer incidente de gravedad del avión de línea más grande del mundo, capaz de transportar más de 853 pasajeros.
A su vez, al día siguiente, un Boeing 747, también de Qantas -que entre sus pasajeros llevaba al comandante del A380 accidentado durante la víspera y sus dos pilotos- también tuvo que regresar a Singapur por una avería en vuelo de otro tipo de motor Rolls-Royce.
Joyce anunció, asimismo, que la compañía ha decidido prologar la inmovilización de sus A380. "Somos la única compañía que ha inmovilizado sus A380. Nosotros nos tomamos la seguridad increíblemente en serio y por lo tanto decidimos dejar en tierra estos aviones, todo el tiempo que sea necesario, para tener la certeza de que hacerlos volar es seguro", subrayó Joyce.
En tanto, la compañía ha desmentido tajantemente que el incidente se haya debido, como afirmaron los sindicatos, a dejar el mantenimiento de los aparatos en manos de otras compañías en el extranjero.
Qantas celebra estos días su 90 aniversario con una serie de eventos que se iniciaron el pasado fin de semana con una fiesta para sus más de 15 mil empleados, en la que participó el actor John Travolta, piloto aficionado y embajador de Qantas. Si bien la empresa nunca tuvo un accidente fatal, desde el incidente del A380, en el que no hubo víctimas, sus acciones de han caído en un 3,5 por ciento.