Bobby Flores: "En los últimos años le dieron la plata de la pauta oficial a cualquier pelandrún"

Dice en referencia al uso de fondos en medios kirchneristas: “Si vos le dabas esa guita a un tipo que sabe hacer radio, teníamos la BBC hoy”. Además, en esta charla con Infobae, pros y contras de dirigir un medio público, cómo los rankings radiales arruinan el oído musical y el vínculo con el dinero: “Tendría que tener otro trabajo para sostener mis cuentas”

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El panorama con el que se encontró al iniciar su gestión como director de FM Nacional Rock no fue fácil, cuenta. Los primeros dos meses decidió pasar música hasta armar la programación que lanzó hace seis: "Cualquiera hubiera hecho lo mismo que yo, llama a los amigos y les explica: 'Olvidate del asunto guita, vamos por otra cosa acá'. Llamé a músicos porque los conozco, venimos juntos desde los ochenta, sabía quiénes eran y qué podían dar. Y también sé que para un músico tener un programa es muy seductor".

—¿Qué es lo mejor y lo peor de trabajar en la radio pública?

—Lo mejor es que te otorguen el don de trabajar en una radio que es de todos, por la que les respondés a todos también. Y lo peor es el momento, está difícil para agarrar una gestión así.

—¿Por qué?

—El clima estaba enrarecido, acordate lo que era esto a fin del año pasado, principio de este año, estaba bravo todo. Era un momento en donde agarrar una gestión pública era, ante todo, que te pongan un sello en la frente que diga "investiguen". Cuando debería ser, como en cualquier país normal, te nombran en una gestión pública, todos te saludan y te felicitan.

—¿Te sentiste cuestionado?

—Acá nadie es incuestionable, hay garcas y hay muchos. Ya hay gente que escribe libros hablando pestes de la madre Teresa. Estamos en un momento donde también nos creemos que estamos mirando a todos con un microscopio y no. Yo no tenía una afiliación política, mi cargo no es político, es por la radio.

Nadie vive de Nacional Rock, nadie tiene un contrato de estrella, todos cobramos igual

—¿El cuestionamiento vino de pares o gente en las redes?

—A las redes y esas cosas mucha bola no les doy en ese aspecto, no lo tomo como algo muy válido cuando algo se juega en el anonimato. Pero sí me han pasado un par de cosas raras así, algún tipo de provocación y esas cosas. Te puedo contar una anécdota muy divertida: una noche salgo de la radio y voy por Florida y Tucumán, invierno, oscuro. Había dos tipitos, uno estaba con un teléfono y el otro, el que no estaba con el teléfono, se me acerca y me dice: "Bobby Flores", "Sí, sí", "Te felicito, merecido, eh, muy bien, la verdad", "Gracias", le digo. Y me dice: "¿Ya te compraste la casa en Miami o la estás comprando de a poco, vas robando de a poco?", y veo que el otro está sacando fotos o filmando, o qué sé yo, era un momento donde si yo tenía una reacción como la que hubiese tenido hace cuatro años, termino en la placa roja del noticiero. Ahí empezás a darte cuenta de que no sabés ya de dónde viene.

—Cuando inició la gestión, se hizo pública una política de austeridad importante en los nuevos contratos.

—Sí. Se publicaron, incluso la lista de sueldos que pusieron no era la final, la bajamos más todavía. Nadie vive de Nacional Rock, nadie tiene un contrato de estrella, todos cobramos igual. No somos la orquesta de Pugliese, pero estamos todos en el mismo parámetro. Gente con una carrera de treinta años y pibes que recién empiezan no varían demasiado los sueldos.

—¿Qué le dio la música a tu vida?

—No sé cómo es una vida sin música. Tengo el oído bastante afinado de chiquito, hay canciones que las escuché una vez a los 11 años y las ponen y las canto. Yo tengo el oído de los diez años, la cabeza de los veinte, la energía de los treinta, los problemas de los cuarenta y los achaques de los cincuenta, todo eso. Y lo voy llevando, no soy de los que queman etapas.

—Ustedes inventaron una forma de hacer radio, arrancaron Rock & Pop, Radio Bangkok. ¿Quedan cosas por inventar todavía?

—Sí, hay que encontrar nuevas, nuevos discursos, nuevas formas de comunicarse. Yo estoy muy tentado ahora, estuve buscando pero todavía no encontré, tengo ganas de poner un ciego. Me encantaría que me presente una canción de Prince, a ver por dónde le pega. Es una gran idea si alguien la puede hacer antes que yo.

—Que te saquen la responsabilidad.

—Sí, ya probamos mucho, no sé si quiero seguir probando.

—¿Qué te genera la radio televisada?

—A mí no me jode que me pongan diez cámaras mientras no me saquen del estudio, el problema es cuando te hacen hacer radio en La Rural, por ejemplo. Me quiero volar la puta cabeza cuando pasa eso. Transmitir con gente ahí…

—¿Pero con Nacional lo hacen mucho?

—Sí, hay que hacerlo. No digo que no haya que hacerlo. El año que viene cumplo 40 años de debutar en la radio, debuté a los 17, me formé en esa radio, del tipo encerrado… Primero, ordenando discos, había musicalizadores que eran señores grandes.

—¿Ahora cualquiera es musicalizador?

—Ahora cualquiera es disc jockey, cualquiera es musicalizador, cualquiera es productor, con un garage band podés hacer un disco entero.

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Agradecimiento: Paula Balmayor, producción de vestuario.

—¿Qué pasa con las modelos disc jockey?

—Bueno, son mucho mejores que nosotros para mirar.

—¿Para escuchar?

—Ahí ya no sé. En realidad, si le armás un buen set y le das un pen drive y le decís cuándo termina el tema, pasa.

—Hubo un chichoneo con la actuación.

—Sí, mi gran frustración es ser actor.

—¿Te hubiera gustado más que el camino que hiciste?

—Sí. Mi mujer se dio cuenta de que los dos padrinos de mis varones son actores, Pepe Monje y Fabián Vena, y secretamente los admiro mucho, somos amigos, pero los admiro mucho.

Cualquiera diría que he perdido plata haciendo Nacional, pero es una pequeña epopeya personal

—¿Tu vínculo con la plata cómo es?

—Pésimo, pésimo.

—¿No ganaste bien?

—Sí, gané, no fui un Rolling Stone, pero sí. A veces me iba muy bien, pero cuando me iba muy bien ganando plata, me iba muy bien gastándola.

—¿No te podés retirar hoy si querés?

—No. No, no, no es que me puedo retirar. No, tendría que tener otro trabajo para sostener mis cuentas, no me da.

—Lo dijiste al principio: "Nadie vive de Nacional".

—Todos dejamos tiempo que podríamos ocupar en nuestras carreras, nuestras familias o nuestros amigos y está ahí en Nacional. Es muy vocacional lo que pasó ahí.

—Cuando te llega la propuesta, vos estabas trabajando bien, de hecho, habían hecho reality en Telefe.

—Sí, cualquiera diría que he perdido plata haciendo Nacional. Pero también sé que dirigir una radio así a mi edad, tengo 57, tengo edad para emprender una así, una pequeña epopeya personal, aunque sea para que quede en Wikipedia cuando me muera.

—Este fue en un año muy difícil en muchos medios y hay gente que la está pasando mal, trabajadores que no están cobrando. Se han hecho destrozos con el desmanejo de la pauta oficial en los últimos años. ¿Qué sentís respecto a esto siendo un hombre de la comunicación y de la industria?

—En parte es por el manejo indiscriminado de una pauta oficial. Porque si vos le dabas esa guita a un tipo que sabe hacer radio, teníamos la BBC hoy. El problema era que eran tipos que estaban ahí no porque tuvieran una vocación de radio, sino porque veían un negocio. Entonces, obviamente, cuando se acabó el negocio, no había una idea y todo se derrumbó porque era un castillo de naipes. Pero si vos le dabas esa pauta oficial, no te digo mucho, pero lo que en ese momento fue Julio Moyano, por ejemplo, y te hacía siete radios que hoy serían el orgullo nacional. El problema es que le daban esa guita a cualquier pelandrún. Es un vaciamiento intelectual… todavía no sabemos cómo. Hemos sufrido momentos muy difíciles en los medios. En los años de [Carlos] Menem, más allá de que te guste o no Menem, con el dólar 1 a 1, la gente de los medios prefería comprar un formato ya probado a diseñar algo acá. Se compraban rankings de cuatro horas, eso evitó que se formara toda una generación de pibes que hoy tendrían entre 28 y 33 años, que deberían estar al frente de los medios y no hay ninguno. Lo que ha pasado ahora también ha vaciado una generación. Venimos saltando generaciones. Y eso a la larga se paga, es terrible.

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—Me sorprendió esta frase tuya: "Nunca trabajé para el oyente. No le debo nada al público y el público no me debe nada a mí".

—Con la fecha abajo la suscribo, hoy no. Hoy sí le tengo que responder al público. Ese es el cambio mayor que sentí de estar en un medio público, ahora sí le tengo que dar bola, antes en mi vida le di bola al público. No quiero decir que lo desprecio; no quiero seducirlo y que sientan que me deben nada ni yo deberles nada. Yo hago un programa de radio, ellos lo escuchan, lo disfrutan y lo difunden, y yo lo hago todos los días bien o trato de hacerlo cada vez que lo hago bien.

—Ale Sergi me dijo hace poco en una nota: "Se terminaron armando tantas élites distintas dentro del rock que la cumbia o la música tropical creció un montón. Cuando yo era chico, nuestra música era el rock, y hoy los pibes escuchan música tropical". ¿Hay tantas élites o tantos sectores dentro del rock?

—Esa pauperización auditiva son los años de escuchar los rankings. Mucho ranking te arruina el oído, terminás igualando todo. Es bastante profundo el asunto, pero se puede traducir así: si vos escuchaste el Top 40 siete años, después no distinguís Génesis, de Madonna. Lo cual no está mal ni bien, es otra cosa, se licuó. Mi viejo, que era tanguero básico de los años cincuenta, [Astor] Piazzolla para él era un distrito desconocido. Piazzolla era una cosa y el tango, otra. Yo empecé a escuchar tango al revés, de Piazzolla para atrás. Para mí, Piazzolla es la base del tango, porque empecé a escuchar tango a los 20 años seriamente.

—¿Bailás tango?

—No, yo no bailo. Tengo un problemita en la pierna que me impide, no coordina una con la otra.

Mi vínculo con la plata es pésimo, cuando gané bien, la gasté

—Si viene [Marcelo] Tinelli y te ofrece una fortuna, ¿estás para Showmatch?

—¿De cuánto estamos hablando?

—Lo que quieras soñar.

—Sí, bailo desnudo en la pileta si después me compro un departamento en la Quinta Avenida arriba de [Donald] Trump y no me ve nadie más.

—Si hablamos dentro de cinco años y salió todo genial, ¿dónde te encuentro?

—Supongo que en Bitbox y en alguna otra radio.

—¿Más hijos?

—No. Tengo los suficientes. Esperando que los hijos crezcan, se vayan solos y no me necesiten, te diría que voy a empezar a disfrutar.