Pluma de ave extinta se vuelve la más cara del mundo al venderse por más de 28.000 dólares en una subasta

El último avistamiento confirmado de la huia ocurrió en 1907 a pesar de los esfuerzos del gobierno neozelandés de la época por salvarla de la extinción

Guardar

Nuevo

La pluma de un ave neozelandesa extinta se vendió por más de 28.000 dólares durante una subasta. (Webb's Auction House)
La pluma de un ave neozelandesa extinta se vendió por más de 28.000 dólares durante una subasta. (Webb's Auction House)

Una pluma, perteneciente a un ave extinta llamada huia, cuyo último avistamiento confirmado ocurrió en 1907, se convirtió en “la más cara del mundo” tras ser vendida por 28.417 dólares americanos durante una subasta de la casa Webb’s de Auckland, Nueva Zelanda, la noche del 20 de mayo.

Superó el récord establecido anteriormente por otra pluma de la misma especie que alcanzó el precio de 5.150 dólares en 2010 durante una venta de la misma casa de subastas y se vendió junto a otros objetos antiguos como pipas de tabaco y hachas de piedra, según reportes de la agencia de noticias EFE.

La huia se extinguió a inicios del siglo XX y era codiciada por el pueblo maorí, cuyos integrantes consideraban la portación de sus plumas como símbolo de pertenencia a un alto rango o estatus social.

La pluma más cara del mundo

El último avistamiento confirmado de huia en estado salvaje fue en 1907. (Wikimedia)
El último avistamiento confirmado de huia en estado salvaje fue en 1907. (Wikimedia)

Leah Morris, directora de artes decorativas de Webb’s, dijo a través de un comunicado sentirse muy contenta de que “este raro objeto de historia natural” despertara un interés tan grande entre los postores.

Fue subastada junto a otras antigüedades como pipas de tabaco, hachas de piedra y diversos objetos de madera. De acuerdo con CNN, se esperaba que se vendiera por hasta 3.000 dólares neozelandeses (aproximadamente 1.830 dólares americanos), sin embargo, los postores pujaron hasta llegar a los 46.521.20 NZD (28.417 USD).

Morris contó en entrevista para el periódico británico The Guardian que la huia es un ave tan emblemática que mucha gente se identifica con ella “de alguna manera”.

“No tiene muchas plumas agrupadas, también verás que ha conservado muchos de sus colores como su rica tonalidad marrón e iridiscente y no hay señales de daño por insectos”, dijo Morris al enumerar las propiedades del ejemplar subastado.

De acuerdo con EFE, le venta superó el récord anterior por “la más cara del mundo” que se estableció con un precio final de 8.400 dólares neozelandeses (5.150 USD al cambio) durante una venta de otra pluma de la misma especie realizada por Webb’s en el año 2010.

Belleza mortal

Para los maoríes las plumas de huia eran símbolo de alto estatus.
Para los maoríes las plumas de huia eran símbolo de alto estatus.

Para el pueblo maorí, portar plumas de huia era significado de alto estatus, sólo permitían que se usaran en el cabello y únicamente si se pertenecía al rango principal. El nombre del ave fue relacionado con el de los contenedores de objetos preciosos: “waka huia”, según especialistas del Museum of New Zealand.

Cuando colonizadores europeos llegaron a Nueva Zelanda se impresionaron con la belleza del animal y pronto se convirtió en un objetivo para los coleccionistas, quienes a menudo la capturaban para rellenarla y montarla como decoración en hogares acaudalados y, según expertos del museo, durante una época los sombreros adornados con plumas de huia se pusieron de moda.

Debido a las grandes diferencias entre miembros de la especie, el primer europeo que dio una descripción científica de la huia pensó que la hembra era un animal diferente que el macho.

Registros del museo indican que a finales del siglo XIX, cazadores maoríes y pakeha mataron a punta de escopeta grandes cantidades de huia. Sus pieles fueron vendidas a coleccionistas y comerciantes de moda.

Al ver que las poblaciones de huia disminuían rápidamente, el Gobierno de la época trató de enviar grupos reducidos de aves a islas costeras donde pudieran proliferar y salvarse de la extinción, sin embargo, las personas encargadas de esta operación descubrieron que era más rentable venderlas como especímenes muertos.

El último avistamiento de una huia en estado salvaje ocurrió en 1907, aunque expertos del museo señalan que existieron informes no confirmados “durante 20 o 30 años después”.

Con información de EFE

Guardar

Nuevo