Como cada año, la ceremonia de los Premios Oscar de la Academia de Hollywood estuvo cargada de mensajes, discursos y posturas políticas. En algún momento fueron las distintas guerras, el hambre, los inmigrantes, los Oscar demasiado blancos, las minorías. Pero esta entrega, la 90 de su historia, tuvo una clara presencia a favor del empoderamiento de las mujeres en la industria cinematográfica y un claro repudio al abuso (sexual y de poder), que casi siempre van de la mano. Eso sí, no solo a través de discursos preparados sino también apelando al humor y la ironía.
Así, a la hora de los premios fue hermoso ver a Jennifer Lawrence y Jodie Foster (en muletas) juntas entregando la estatuilla a la Mejor actriz, corriendo del escenario al cuestionado Casey Affleck. Y ese momento se completó con Frances McDorman siendo reconocida por su trabajo en Tres anuncios por un crimen. Un trío de grandes actrices, protagonizando una de las imágenes mas poderosas de la noche, con la actriz triunfadora alentando a sus colegas a levantarse en el patio de butacas y mostrarse como lo que son: profesionales dignas de respeto.
Como Mejor actor, Gary Oldman recibió su merecido galardón también de manos de dos mujeres brillantes: Helen Mirren y Jane Fonda. Otro gran momento cargado de simbolismo y estilo. Oldman se alzo con la estatuilla por una extraordinaria composición de Wiston Churchill que logró traspasar en emoción y gestualidad las enormes capas de maquillaje que el japonés Kasuhiro Tsuji (también triunfador en su categoría) le aplicó para transformarlo en el mítico Primer Ministro británico.
En los rubros de reparto, Allison Janney se llevo la merecida estatuilla por su papel de madre malvada y castradora en Yo soy Tonya. Y Sam Rockwell (el primero en subir al escenario) también logró su reconocimiento por el policía racista, borracho y torpe de Tres anuncios por un crimen. Ambos papeles de villanos, ambos personajes irresistibles. Aplausos para estos premios.
En los apartados técnicos, Mejor sonido y Mejor mezcla de sonido fueron para Dunkerque. La película de Christopher Nolan logró sonar atronadora: el silbido de las balas, las explosiones y las turbinas de los aviones dotaron al filme de una épica que acompañó las hipnóticas imágenes bélicas. Por supuesto, también obtuvo la estatuilla a Mejor montaje, completando una trilogía perfecta de reconocimientos al arte de editar un filme.
En Vestuario, un rubro peleado, terminó imponiéndose Mark Bridges por su trabajo en El Hilo Fantasma. El vestuarista ya había ganado el Oscar por El Artista, y ahora lo consiguió por un trabajo muy distinto: en colores y mucho mas elaborado.
En Dirección de fotografía, tras 13 frustraciones, Roger Deakins (fotógrafo de los hermanos Coen en cintas como Fargo, entre otras) ganó su primera estatuilla por su descomunal trabajo en Blade Runner 2049. Un filme de ciencia ficción que presenta una pintura en cada uno de sus fotógramas, una sublime y exquisita performance de luces y sombras en escenarios post-apocalípticos.
En Diseño de producción la ganadora fue La forma del agua por su recreación de la década del 50 en plena Guerra Fría, y sus decorados en tonos marinos dignos de un cuento de hadas. Fue el primer premio de la noche para la película de Guillermo del Toro, y un buen augurio.
Mejor cinta animada resultó ser para Coco. Algo lógico teniendo en cuenta no solo la fantástica performance de los animadores para dar vida a la Tierra de Los Muertos, sino también por un guión efectivo y original que fusionó humor con raíces latinas y mucha emoción. Fue un momento de pura magia que tuvo el plus de contar en el escenario con Mark Hamill y BB8 de Star Wars. ¡La Fuerza acompañó a Mexico! Y no sería la ultima vez de la noche.
En Mejor banda de sonido resultó ganador el francés Alexandre Desplat por La forma del agua. Su trabajo, logrando sonidos acuáticos con momentos de clasicismo, pudo superar las composiciones de un veterano como Hans Zimmer o el prolífico John Williams.
Mejor canción: Recuérdame, de Coco. Una composición melancólica con momentos melódicos, guitarras mariachis y mucho espíritu azteca. De esta manera, el espíritu mexicano de la ceremonia cobraba más fuerza y anticipaba un inolvidable final de fiesta para la comunidad latina.
Los premios en las categorías de guiones tampoco tuvieron sorpresas, aunque para los puristas del séptimo arte la ganadora a Mejor guión original sea demasiado de género, se hizo justicia con el Oscar para Jordan Peele por ¡Huye!, La Cenicienta de la entrega. Se trata de un filme de bajo costo que se transformó en una cinta de culto. En tanto que Mejor guión adaptado fue para el veterano James Ivory por Llámame por tu nombre. El también director nunca había obtenido la estatuilla, así que fue la oportunidad de reconocer con este galardón su exquisita trayectoria.
La cinta extranjera ganadora este año resultó Una mujer fantástica, la primera de Chile en obtener el premio venciendo a la favorita, la sueca The Square. El director Sebastián Lelio -nacido en nuestro país, en la provincia de Mendoza- hizo historia, confirmando el gran momento de la cinematografía transandina.
Las dos categorías mayores se reservaron momentos muy emotivos. Cuando se anunció que el Mejor director era Guillermo del Toro, hubo sensación de justicia. El director de La forma del agua logró el galardón sin renunciar a sus convicciones y al cine fantástico que ha cultivado desde su ópera prima.
Y finalmente, entre las nueve cintas nominadas la Academia eligió como mejor filme también a La forma del agua, y por fin premió un largometraje de fantasía para su reconocimiento máximo. Fue una noche histórica, y muy mexicana.
Fue una linda revancha también ver a Bonny & Clyde (Warren Beaty y Faye Dunaway) nuevamente sobre el escenario del ex Kodak Theater para hacer su gracia. Y esta vez con la complicidad de todos los presentes y espectadores que aun no olvidan el bochorno del año pasado. Un final de fiesta que deja a los artistas latinos en lo alto de la Meca del Cine.
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