El ingreso de Katia ‘La Tana’ Fenocchio a Gran Hermano 2024 desató, desde el primer momento, un torbellino de comentarios y reacciones en la casa más observada del país. En apenas 24 horas, la joven oriunda de La Matanza exhibió su carácter y su capacidad para desafiar los límites, pero lo que realmente acaparó la atención fue el peculiar objeto que eligió llevar consigo: un juguete sexual.
Mientras desempacaba, Sandra Priore, una de sus compañeras, no tardó en notar cierta curiosidad. “¿Te dejaron entrar todo?”, le preguntó. La nueva participante, entonces, con una mezcla de humor y desparpajo, replicó: “No, pero me dejaron traer a un amigo mío”. Aquella respuesta, pronunciada con la naturalidad de quien no teme ser juzgada, encendió la chispa de una conversación que pronto se tornó colectiva.
“¿En serio? ¿Dónde está?“, se mostró incrédula la participante que se adueñó de las cocinas de la casa, a lo que la nueva integrante del hogar expresó con una media sonrisa que “no lo voy a mostrar”, instante en que su interlocutora terminó de entender a lo que se refería. “Y es que somos humanos, ¿cómo hacemos si no?“, expresó la dueña del juguete mientras continuaba desarmando su valija.
La elección de Katia de dormir en la habitación destinada a los hombres no pasó inadvertida. Allí, Brian Alberto no dudó en expresar su incomodidad de manera directa. “Te pido por respeto que acá, en la pieza de los varones, por lo menos no. Andá a la de las mujeres de última a hacerlo, que tenés más afinidad, obviamente, con las chicas. Te lo aclaro antes”, le advirtió con un tono que no ocultaba su desaprobación. La respuesta de La Tana fue tan inmediata como firme: “No, acá no voy a hacer nada. Adelante de ustedes, no”. Entonces, Brian volvió sobre el tema: “Disculpame, pero yo planto ese respeto más que nada por mi señora y por mis hijas, ¿viste? Lo hacés en donde quieras".
Más tarde, la escena se trasladó al patio, donde Sandra llevó la conversación a un público más amplio. “Qué raro que contó lo del ‘coso’ que trajo, adelante de hombres”, comentó Claudio Di Lorenzo, visiblemente sorprendido. Lourdes Ciccarone, conocida por no medir sus palabras, intervino con una frase lapidaria: “Yo creo que no tiene ni un pu... tabú”. La afirmación, cargada de juicio, evidenció que la presencia del juguete había trascendido el objeto mismo para convertirse en símbolo de una actitud que incomodaba a algunos y fascinaba a otros.
La controversia alcanzó su clímax durante un juego en el que los participantes debían asignar adjetivos a sus compañeros. Sin titubear, Katia le otorgó a Brian el calificativo de “insistente” y lo enfrentó por su comentario anterior. “Lo que me dijiste ayer de mi amigo no me gustó. No lo voy a hacer en tu cara y si lo hago, lo hago con precaución. Las reglas me las da Gran Hermano”, declaró con una mezcla de desafío y convicción.
Este intercambio no solo puso de manifiesto las tensiones generadas por la llegada de Katia, sino que también dejó en claro su postura: ni los prejuicios ni las opiniones ajenas condicionarán su manera de habitar la casa.
La breve estancia de Katia en Gran Hermano ya es prueba de que su presencia promete ser un catalizador de debates y conflictos. Su desparpajo, su rechazo a los tabúes y su habilidad para generar conversaciones incómodas la posicionan como una figura que, más allá de la controversia, llegó para dejar huella. ¿Podrá mantener este nivel de intensidad sin convertirse en blanco de alianzas y estrategias? Gran Hermano, como siempre, será el único árbitro.