El hackeo, el phishing, las amenazas, las intimidaciones, los mensajes de odio, las referencias al aspecto físico, las descalificaciones intelectuales no son inocuas. Son mayores contra las periodistas que contra los varones en toda América Latina y en Argentina tienen particular saña sobre el cuerpo de las mujeres. La violencia digital está haciendo retroceder el espacio feminista en redes.