El patrimonio y las relaciones con la policía de Lindor Alvarado, el jefe criminal que desafía a la Justicia de Rosario

El capo detenido esta semana por la muerte de un usurero esconde una trama de negocios legales y una red de propiedades que tuvo como inquilino a un alto jefe policial

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El jefe criminal Lindor Alvarado
El jefe criminal Lindor Alvarado

La primera vez que lo atraparon fue en 2007 por robar un Fiat Duna blanco a once cuadras del Monumento a la Bandera en Rosario. Los policías lo obligaron a bajar del auto y lo metieron en un patrullero. "Loco, dejame, tengo cuatro lucas en el bolsillo, son tuyas si me dejás rajar y aquí no pasó nada", dijo el detenido adentro del auto oficial. Ante el silencio de los agentes insistió ante el que lo esposaba: "¿Qué te pensás que sos, gil? Si no la agarrás vos la voy a poner en la comisaría o en Tribunales. Yo sé trabajar y tengo influencias. No seas boludo".

La última vez fue el sábado pasado en un club privado sobre el lago de Embalse Río Tercero, en Córdoba. Estaba comiendo un asado con su mujer y sus hijos de 12 y 15 años cuando vio que un patrullero se metía en el predio y tres hombres de civil se le acercaban. Se levantó de un salto de la mesa de camping, corrió hacia la orilla y arrojó su iPhone 7 al agua.

Los tres hombres, que eran de la Tropa de Operaciones Especiales de Santa Fe, lo dominaron enseguida. Una hora después trascendía en los medios rosarinos que Esteban Lindor Alvarado, 41 años, principal objetivo de captura de la Fiscalía Regional Rosario y del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, había sido apresado.

Entre una detención y otra pasaron once años. En el medio, Alvarado conoció la cárcel pero fuera de territorio santafesino. Fue cuando un fiscal bonaerense lo detectó en 2012 como jefe de una banda que robaba autos de alta gama en el corredor norte del conurbano bonaerense para desguazarlos en Rosario. La prueba que acopió fue la base de una condena a siete años que aún no terminó de ejecutarse.

Esteban Lindor Alvarado tras ser detenido por las TOE de la Policía de Santa Fe
Esteban Lindor Alvarado tras ser detenido por las TOE de la Policía de Santa Fe

La escuálida historia penal de Alvarado en Rosario no se condice con la reverencia y el temor que su sagacidad y sus métodos provocan en el campo local del hampa. Tampoco se condice con las actividades comerciales, financieras y con el acervo de bienes que empiezan a asomar a la luz. El episodio de la coima propuesta durante el robo del auto en 2007 sugiere la forma en que sus movimientos pudieron quedar durante años a resguardo. Ese delito le valió una condena a tres años de prisión condicional que le impuso el entonces juez de sentencia Carlos Carbone en un fallo donde se consigna la oferta de pagar para poder irse. Es la única que tuvo en Rosario. Pero el liderazgo ganado en el escenario criminal local y su evolución económica indican que la técnica del soborno para comprar impunidad le concedió réditos.

Astucia, prosperidad, picana

Alvarado salió de la cárcel de Urdapilleta en 2016 bajo libertad condicional y volvió a Rosario a retomar el cuidado de sus intereses. En el momento en que salía, una comisión de dos funcionarios del Ministerio de Seguridad de Santa Fe y dos fiscales visitaron al fiscal de San Isidro Patricio Ferrari para conocer detalles de la investigación por el robo.

Ferrari les señaló que en su pesquisa fundamentada en intervenciones telefónicas quedaba en evidencia que la principal actividad de Lindor, como se lo conoce, era el narcotráfico, y que las escuchas transparentaban una escandalosa malla de protección policial. Las autoridades volvieron de esa reunión con la decisión de seguir de cerca la reinserción del personaje en Rosario. En casi dos años la sagacidad de sus movimientos no dejó ver nada llamativo pero algo se descosió en esa malla de astucia y lo dejó expuesto.

Lucio Maldonado era un usurero de la zona sur rosarina que se había enriquecido prestando plata a corto plazo. Sus perfiles en redes sociales dejaban ver la faceta de un hombre amante de las joyas y los autos caros y fanático de la iconografía de Pablo Escobar, que aparecía hasta en las tortas de cumpleaños de sus hijos pequeños.

A Maldonado, de 37 años, lo secuestraron en su propio vehículo cuatro hombres el 11 de noviembre pasado. Su cuerpo apareció dos días después con dos balazos en la nuca. El seguimiento satelital de su vehículo condujo al lugar donde estuvo cautivo, una casa quinta en la ruta A-012 a 15 kilómetros de Rosario.

Alvarado arrojó su iPhone al agua al ver a los policías que venían a detenerlo: el aparato será peritado de todas formas
Alvarado arrojó su iPhone al agua al ver a los policías que venían a detenerlo: el aparato será peritado de todas formas

Al allanar esa propiedad se supo que era de los hijos adolescentes de Alvarado, con el usufructo en su favor. Eso impulsó el dictado de su captura internacional por el homicidio de Maldonado. Para los fiscales es impensable que a Maldonado lo hubieran llevado a una casa de Alvarado sin el consentimiento de éste. Un indicio de las técnicas de Alvarado, creen los fiscales, están en un singular hallazgo. En la vivienda encontraron una picana eléctrica. En la casa allanada de un joven de apellido Almada, que se presupone parte del grupo homicida, apareció el envase comercial de esa picana que, en general, se usa para actividades de arreo con ganado vacuno, pero no siempre.

Patrimonio y protección

Lo que empezó también es una compulsa a sus redes de relaciones y de su patrimonio, lo que pone a la vista una trama desnuda que muestra cómo el dinero es el vector que conecta violencia con negocios del mundo legal. 

A Alvarado se lo detuvo por el brutal asesinato de un hombre dedicado a la usura, pero al allanar su casa quinta encontraron inversiones administradas por una persona que figura como directivo de la Bolsa de Comercio de Rosario y construidas mediante un fideicomiso integrado por el dueño de una financiera del sistema legal.

La investigación patrimonial preliminar expone que Alvarado edificó en estos años un acervo comercial y de bienes significativo con fondos que según fuentes judiciales no acreditan origen legal verificable. La esposa de Alvarado fue encontrada el 20 de diciembre en una vivienda de dos plantas con pileta climatizada en el barrio San Marino de Funes Hills, uno de los vecindarios cerrados más conocidos de Rosario.

Para los investigadores fiscales Alvarado se mueve entre la comercialización de vehículos, los préstamos de dinero a corto plazo y actividades comerciales. Su firma mayor es Logística Santino SRL, una empresa de fletes ubicada en Camino de las Carretas al 8300, que tiene como objeto la "prestación de servicios de transporte de cargas en general y la comercialización y distribución de materiales para la construcción", con una flota de tres camiones Scania, cinco semirremolques y dos  inmuebles como capital social.

También detectaron que sería dueño de un instituto de salud en donde figura incluso recibiendo salario en relación de dependencia. El instituto queda en Sánchez de Bustamante al 400, en la zona sur de Rosario.

Además se investiga si son o fueron inmuebles propios un lote de 14 viviendas cuyos impuestos y servicios se hallaron en una carpeta encontrada en la quinta donde estuvo secuestrado Maldonado antes de que lo asesinaran. Uno de esos domicilios era un departamento valuado en 220 mil dólares ubicado en el llamado Condominio del Alto, vecino al shopping Alto Rosario. Cuando lo allanaron encontraron allí viviendo a Javier Makhat, un comisario que fue hasta ese día jefe de Inteligencia de Drogas Peligrosas de la Policía de Investigaciones de Rosario (PDI).

Ahora, este oficial está en preliminares de ser citado en una imputación por enriquecimiento ilícito en la que él deberá demostrar con qué fondos adquirió un piso cuyas boletas de impuestos se hallaron en la quinta de Alvarado.

No solo esa relación presunta pone en foco las declaradas relaciones de Alvarado con la policía sino que lo hace justamente en el área donde el ahora detenido en Córdoba parece haber prosperado: el narcotráfico. Un correo electrónico enviado al Ministerio de Seguridad santafesino en 2013, que está adjunto en una causa judicial de ese año, consigna que el comisario Makhat estaba construyendo por entonces una casa en la localidad de
Roldán, a 35 kilómetros de Rosario, en un terreno donado por Alvarado dentro de un barrio privado.

El e-mail señalaba que Alvarado también entregó lotes en el mismo lugar a otros dos efectivos de la provincia que revistaron históricamente en el área antinarcóticos, Cristian Di Franco y Gonzalo Paz. El mensaje también refería que las tres viviendas estaban a cargo del mismo constructor y que el encargado de realizar los pagos era el propio Makhat. El informe patrimonial que manejan los fiscales que acusarán a Alvarado indica que su mujer es, justamente, propietaria de lotes en Tierra de Sueños III, el mismo barrio privado.

La sombra del narco

El asesinato del prestamista Maldonado proyectó un potente chorro de luz sobre todo este campo patrimonial que está conectado a Alvarado y también las consecuentes preguntas sobre su origen. Aunque nunca hubo una imputación por un delito federal, por primera vez una investigación judicial posó sus ojos en él por comercio de estupefacientes. Funcionarios de la Procuración contra el Narcotráfico (Procunar) y de la Fiscalía Federal 3 de Rosario tienen indicios que conectan a Alvarado con un operativo en el que secuestraron 493 kilos de marihuana en la localidad rionegrina de General Roca el 24 de noviembre de 2017.

El cargamento fue detectado en un control fitosanitario del SENASA a un camión en donde iban dos personas a las que acompañaban en auto de avanzada otros dos hombres en un Chevrolet Vectra. Los cuatro son oriundos de Rosario y fueron procesados por el juez federal Hugo Horacio Greca. El abogado que representó a los acusados, Claudio Tavella, es el histórico abogado de Alvarado.

Las menciones a Alvarado con asuntos de drogas comienzan en Rosario a partir de 2004 pero nunca quedó conectado a un hecho, lo que, para los fiscales, se explica por la destreza extrema para no dejar marcas y la potencia de sus sobornos. Mientras se encontraba preso en la cárcel bonaerense de Urdapilleta, en 2014, cayeron presos Fabricio Lorincz como organizador de narcotráfico y Yanina Alvarado como coautora de tenencia de drogas para comercialización. Se trata, respectivamente, del cuñado y la hermana de Esteban Alvarado. El juicio contra ellos será en el Tribunal Federal Oral 3 de Rosario y comenzará el 21 de febrero, es decir, en dos semanas.

Las menciones de Alvarado en este delito están también en una línea de investigación que en su momento no prosperó en la causa por el asesinato de Luis Medina, un empresario también ligado al narcotráfico, ejecutado de 18 balazos en el Acceso Sur de Rosario el 29 de diciembre de 2013. Esa hipótesis, manejada en la causa por la ex jueza y ahora diputada nacional Alejandra Rodenas, colocaba a Alvarado como ideólogo del crimen. Una versión idéntica proviene de dos testigos de identidad reservada que declararon en el legajo de los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery que ahora están a cargo de la pesquisa de Maldonado.

Estos dos hombres que alegan haber integrado la banda de Lindor afirman lo que también se escucha en ámbitos carcelarios: que Medina y Alvarado llegaron a un acuerdo en 2006 para repartirse zonas de venta de drogas en el oeste rosarino pero que siempre el lazo entre ellos estuvo marcado por una mutua desconfianza y el temor recíproco de ser eliminado uno por otro.

De aquellos relatos no hay acopio de pruebas. Lo que hoy más ensombrece el futuro de Alvarado es este delito por el cual ahora estará por pocas horas más en la comisaría de Embalse en Córdoba custodiado por dos grupos tácticos de la policía de esa provincia. Los trámites de extradición provincial en curso presuponen el traslado a Rosario para fines de esta semana.

Se espera que Alvarado sea trasladado a Rosario para fines de esta semana
Se espera que Alvarado sea trasladado a Rosario para fines de esta semana

En la Fiscalía Regional de Rosario estiman que Alvarado afrontará el sábado una audiencia imputativa como partícipe secundario o instigador de la ejecución del prestamista Lucio Maldonado. Los fiscales creen que es inconcebible que hayan llevado al usurero como escala previa a su ejecución a una casa de Alvarado sin que este lo supiera.

Esa casa quinta fue finalmente la llave que las agencias estatales santafesinas siempre buscaron para encontrar a un hombre astuto y huidizo; también encierra un rasgo sorprendente. Cuando Alvarado la adquirió, la dirección que asentó en el certificado de inscripción del usufructo a su nombre es Urdapilleta, localidad donde se encontraba preso. Se estableció que compró varias partes indivisas de ese inmueble a una persona de su familia pagando cuotas consecutivas de 30 mil pesos durante varios años mientras estaba en prisión.

Si prospera la acusación menos grave, la de partícipe secundario de homicidio, la expectativa de pena son diez años, dado que se trata de un asesinato agravado, que prevé perpetua para autor material o ideológico. Es una condena en expectativa al menos tan alta como la que reciben organizadores de narcotráfico. Algo de los siempre enigmáticos manejos de Alvarado podrá abrirse en esa audiencia prevista. Acaso más secretos aparezcan, si es factible, al abrirse los contenidos sellados en el iPhone 7 que su dueño arrojó a las aguas del Embalse, de donde lo extrajeron a cinco minutos de haber sido sumergido, todavía funcionando.

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