La historia del nene al que un exoesqueleto fabricado en una universidad pública le salvó la vida

Cómo fue la cadena de favores que incluyó la Universidad de San Martín y un cirujano pediatra que estudió el único caso parecido ocurrido en Estados Unidos

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Valentino en la actualidad  (UNSAM)
Valentino en la actualidad (UNSAM)

Valentino tenía meses y disfrutaba del baño que le daba su papá, Joaquín Sarapura. Entonces, mientras el hombre le ponía la ropa notó una asimetría en su pecho. “¡Che, amor! Tiene como algo raro en el pecho, ¿no?”, le dijo a Lucila, su esposa. “Deben ser broncoespasmos. Por las dudas, pidámosle a la pediatra que le haga una placa, así descartamos algo grave”, respondió ella. Nunca imaginaron que tendría una anomalía en una arteria pulmonar y que su vida pendía de un hilo.

El bebé fue internado en el Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas Norberto Quirno (CEMIC). Valentino fue operado de un sling pulmonar, pero aunque todo salió bien, el pequeño seguía respirando con dificultad. Le practicaron una endoscopía que determinó que Valentino “tenía una estenosis traqueal congénita y una broncomalacia en su bronquio izquierdo, dos afecciones graves, poco frecuentes y con riesgo de muerte”, informó a sus padres el cirujano infantil Gastón Bellia Monzón.

La respuesta era intentar algo nuevo porque además de la dificultad para respirar, el bebé no podía tener mocos en los bronquios, cosa que lo afectaba muchísimo y más durante el frío invierno de 2019. “Nos recomendaron colocarle un exoesqueleto de material biodegradable en su bronquio izquierdo, una operación que sólo se había hecho una vez en 2013 en Estados Unidos”, recordó la madre.

Gracias a ese aparatito con forma de medio rulero, hoy Valentino juega como cualquier niño de 4 años, toma clases de circo y tiene adelante un futuro esperanzador (UNSAM)
Gracias a ese aparatito con forma de medio rulero, hoy Valentino juega como cualquier niño de 4 años, toma clases de circo y tiene adelante un futuro esperanzador (UNSAM)

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El exoesqueleto biodegradable fue fabricado por un equipo de investigadores del Laboratorio de Biomateriales, Biomecánica y Bioinstrumentación de la UNSAM, con una impresora 3D de última generación. Gracias a ese aparatito con forma de medio rulero, hoy Valentino juega como cualquier niño de 4 años, toma clases de circo y tiene un futuro esperanzador.

“En el mundo hay gente magnífica, con un corazón tremendo y que deja todo por una persona que no conoce -asegura emocionada la mujer-. Cuando esto pasó, asumimos el riesgo de de probar con algo nueva, que si funcionaba era lo mejor, pero había muy poquitos antecedentes. Sólo un caso del 2013 y pusimos todo para hacerlo. Sentíamos que era el camino que había que tomar. Como padres estábamos entregados y decidimos confiar”.

En ese tiempo, el niño permaneció internado y sus padres solo pidieron “que pueda ver el sol”. Así, afrontó la intervención. “Teníamos un pánico tremendo. No sabíamos qué podía pasar ni qué no, pero Valen siempre superó todo con creces”, recordó la mamá del nene.

Valentino antes y después de la intervención
Valentino antes y después de la intervención

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La intervención

Gastón Bellia Monzón, cirujano infantil en el CEMIC, investigador en ciencias médicas y jefe del Departamento de Cirugía del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde, es el médico que estudió el único antecedente a nivel mundial que necesitaba Valentino y supo que un equipo médico había injertado un exoesqueleto -como un rulero en forma de “C”- en un paciente pediátrico con traqueobroncomalacia para abrir el bronquio y facilitar la entrada de aire con excelentes resultados. De inmediato, se contactó con los padres de Valentino y les ofreció realizar esa intervención experimental. Faltaba el exoesqueleto para operarlo.

El llamado del cirujano lo atendió Élida Hermida en el laboratorio del Campus de la Universidad Nacional de San Martín. “Si tenés el conocimiento, infraestructura, personal capacitado y las herramientas podés avanzar en investigación y ponerlo en práctica en un paciente”, explica la investigadora y cuenta que después de semanas trabajando contrarreloj, y de realizar unos 50 exoesqueletos completos y alrededor de 100 partes específicas, su equipo logró la pieza exacta que se requería para la operación.

Valentino visitó al equipo del Laboratorio de Biomateriales, Biomecánica y Bioinstrumentación (Lab3Bio) de nuestra Escuela de Ciencia y Tecnología fabricó un exoesqueleto (UNSAM)
Valentino visitó al equipo del Laboratorio de Biomateriales, Biomecánica y Bioinstrumentación (Lab3Bio) de nuestra Escuela de Ciencia y Tecnología fabricó un exoesqueleto (UNSAM)

Para lograr el exoesqueleto necesario para el cuerpo de Valentino se utilizó una impresora de 700 dólares (en el caso de Estados Unidos el equipamiento utilizado rondaba los 300.000). Además intervino la Planta de Irradiación Semi Industrial del Centro Atómico Ezeiza de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que esterilizó la pieza con rayos gama.

“Hubo una cadena de favores gigante de muchísimas personas que no nos conocían y que se pusieron de acuerdo para que Valentino saliera adelante. Eso para nosotros es impresionante”, recuerda la mamá del nene sobre la operación que se realizó el 21 de agosto de 2019 cuyo informe médico decía: “Se realiza traqueoplastía deslizada y colocación de exoesqueleto de policaprolactona en el bronquio fuente izquierdo con el paciente en circulación extracorpórea. Evoluciona favorablemente extubándose al sexto día posoperatorio. Se realiza endoscopia de control al decimonoveno día posoperatorio, constatando buena luz traqueal y bronquial. El paciente es dado de alta al vigésimo día posoperatorio. No presentó complicaciones ni intercurrencias desde el alta hospitalaria”.

Para ella verlo hoy bien es increíble. “Es un chico lleno de vida, super alegre, no para, juega por todos lados. Una nunca puede dejar de agradecer eso. Hay que vivirlo para aprender que en el mundo hay gente magnífica, con un corazón tremendo que deja todo por una persona que no conoce”.

“Hoy no tiene ningún tipo de dificultad. No le han quedado secuelas de nada. Desde que salió del quirófano nos dijeron que estemos preparados porque quizás se podía complicar, pero ya se cumplieron 4 años de la cirugía y gracias a Dios Valentino está muy bien, toco madera, a tener que ser internado más que para los controles endoscópicos”, dice feliz.

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