Batatas, huevos y facturas peronistas: los más insólitos intentos de borrar un movimiento a sangre y fuego

En su afán por desperonizar, la aplicación del Decreto 4161 -que prohibía toda mención y símbolo de Perón y Evita- llegó a extremos ridículos. La sorda pelea dentro de muchas casas entre patrones y empleadas domésticas, y los pedidos de “horca” y “ley marcial” ante cualquier manifestación opositora a Aramburu

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El derribo de un monumento a Eva Perón en Neuquén en 1956
El derribo de un monumento a Eva Perón en Neuquén en 1956

A fines de 1964, poco antes de la derogación definitiva del Decreto 4161, don Alvaro Alsogaray reconocía la ineficacia de este decreto en su meta de eliminar los elementos simbólicos del peronismo; en otras palabras, reconocía el fracaso del proyecto de desperonización. Según reproduce Catalina Scoufalos, sostenía Alsogaray: “Se quiso impedir el retorno mediante decretos-ley y estatutos formales que dejaban abierta la puerta para su no cumplimiento. Se prohibieron las marchas, los símbolos, las denominaciones, las organizaciones partidarias y otros atributos del régimen, pero nunca se estableció un mecanismo efectivo para evitar que esas prohibiciones fueran violadas en su esencia espíritu“.

En sus extensas declaraciones, que el diario Clarín publicó durante tres días consecutivos, manifestaba que el peronismo era el único responsable de que el país no hubiera encontrado aun su rumbo, porque constituía, a su entender, un grave factor de perturbación. Es así que al reclamar una solución definitiva para este problema(…) Alsogaray solicitaba el auxilio de las ciencias sociales, que imaginaba auxiliares en la tarea de descubrir “los mecanismos psicológicos que actúan en el ciudadano para permanecer en dicha adhesión”.

Por otro lado, y pese a reconocer el fracaso de las medidas implementadas para cumplir con los objetivos del Decreto 4161, don Alvaro rechazaba rotundamente su inminente derogación y proponía la creación de una legislación complementaria para perfeccionarlo, proponiendo introducir en la legislación una “facultad discrecional que permitiría “, en la práctica, que si 24 horas antes de la elección llegara por ejemplo una orden de Perón a favor de una agrupación o partido determinado, este último quedaría inhabilitado” .

Queda claro que el liberalismo pregonado por Alsogaray se refería solamente a la “libertad de mercado”, desconociendo la otra parte de esa doctrina, referida al respeto del sistema democrático y las expresiones de voluntad popular.

Reeducando a la masa popular

Cité en mi nota anterior a la socialista Alicia Moreau de Justo diciendo en 1955: “La base del proceso que se inicia es la reeducación de la masa popular. La consideramos una gran víctima; porque se la ha captado apelando a los instintos primarios que existen en el hombre. (…) Y esas tendencias instintivas han sido vilmente explotadas.(...) Ahora hay que ir contra todo eso, es imprescindible realizar una profunda obra de educación popular”.

En la misma línea el diario La Prensa, en su editorial dedicada a comentar el discurso pronunciado por Aramburu en la ciudad de Córdoba en abril de 1956, volvía a insistir en la dimensión cultural y moral del enfrentamiento: “Todos sabemos que la tarea de saneamiento y la obra de re-educación de los temperamentos débiles y las conciencias desviadas por una propaganda que no era posible contrarrestar públicamente, requiere tiempo, serenidad y energía.”

Pero por si fallase la “obra de re-educación de los temperamentos débiles y las conciencias desviadas” ; Aramburu en ese discurso, con tono amenazante auguraba: “La revolución con la conciencia de lo que afirma, advierte a los equivocados y no lo hace por primera vez, que su torrente impetuoso e incontenible ha de acabar con las redes para incautos y aún con los incautos mismos de prevalecer en su error”

Alicia Moreau de Justo proponía "reeducar a la masa popular"
Alicia Moreau de Justo proponía "reeducar a la masa popular"

O sea, la primera solución final con los peronistas era “reeducarlos”; pero sino se lograba, prometía “acabar con las redes para incautos y aún con los incautos mismos”. Y unos meses después en junio (con la sublevación del general Juan Jose Valle) tuvo la oportunidad de fusilar sin juicio previo a treinta y dos “incautos”.

Acompañando ese acto de fusilar “incautos”, la izquierda progresista de entonces, en el diario La Vanguardia dirá: “Se acabó la leche de la clemencia. Ahora todos saben que nadie intentará sin riesgo de vida alterar el orden porque es impedir la vuelta a la democracia. Parece que en materia política los argentinos necesitan aprender que la letra con sangre entra”

Ocho años después el Ingeniero Alsogaray prócer del liberalismo argentino, reconocerá amargamente que las redes para incautos y los incautos, seguían vivitos y coleando.

El Decreto 4161, la letra con sangre entra

El Decreto 4161 fue promulgado el 5 de marzo de 1956 y derogado recién el 18 de noviembre de 1964. Fue un experimento de supresión político cultural, que duro (sin éxito) ocho años. Quienes no lo sufrimos no cobramos dimensión de la violencia que contenía. Supongamos que hoy estuviese penado por ley tener en casa una foto de algún dirigente político. O ser detenido por llevar en la solapa un pin de tal o cual partido.

Decía en su Articulado: “Queda prohibida en todo el territorio de la Nación: “la utilización de la fotografía retrato o escultura de los funcionarios peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto, las expresiones «peronismo», «peronista», » justicialismo», «justicialista», «tercera posición», la abreviatura PP, las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las composiciones musicales «Marcha de los Muchachos Peronista» y «Evita Capitana» o fragmentos de las mismas, y los discursos del presidente depuesto o su esposa o fragmentos de los mismos…” Infringirlo tenía penas de prisión de treinta días a seis años; multas e inhabilitación para desempeñarse como funcionario público o dirigente político o gremial.

De la tragedia a la comedia

En 1956, la ciudad de Neuquén era prácticamente una aldea de algo mas de 10 mil habitantes. A 1200 km de Buenos Aires, estaba lejos y casi ajena de los grandes acontecimientos políticos. Sin embargo, la furia de los “libertadores” se había hecho sentir el 19 de septiembre cuando una turba de ciudadanos “decentes” enlazó el monumento a Evita (ubicado en la avenida del mismo nombre) y con un tractor, lo tiró abajo ante el aplauso y algarabía de los presentes.

El profesor e historiador de la Universidad Nacional del Comahue, Enrique Mases investigó los archivos judiciales de la época y encontró varios procedimientos policiales de aplicación del Decreto 4161, que rayan lo tragicómico.

Para instalar una "auténtica democracia", el régimen prohibía a un movimiento político
Para instalar una "auténtica democracia", el régimen prohibía a un movimiento político

Las batatas peronistas

Según el expediente judicial: “El día 10 de julio pasado, denuncia a esta policía, por escrito, el señor Ángel Adalberto Sofía empleado de vigilancia y prevención del ferrocarril General Roca, qué el día 7 del mismo mes, en el tren 39 vagón 14324, qué procedía de Bahía Blanca había llegado una bolsa de batatas de 45 kilos, en cuyo envase presentaba la siguiente leyenda: “Agricultor apoye al General Perón, 2º Plan Quinquenal” ; careciendo de todo rótulo cómo así de destinatario, ignorándose su procedencia y remitente. Ante tal novedad esta policía se constituye en el galpón de encomiendas y procede a secuestrar esa bolsa, y a detener al guarda cargo de la formación Aurelio García” .

El “gallego” Aurelio García había tomado servicio en Allen y nada tenía que ver con el envío de la bolsa subversiva. Pero pasó dos días preso soportando el exigente interrogatorio de los sabuesos policiales. Ante la ausencia de mas elementos de prueba delictual, las inocentes batatas fueron devueltas a la estación, quedando en el juzgado secuestrada, la bolsa con la inscripción violatoria del Decreto 4161. Según el profesor Mases el “gallego” Garcia le tomó aversión a las batatas y nunca mas las quiso probar, ni siquiera en el puchero.

Las facturas subversivas

“Según el expediente número 3038 letra “S” de la Secretaría de Informaciones del Estado de la Presidencia de la Nación, se adjunta una copia fotográfica de una factura extendida con fecha 31 de enero pasado por la casa Nobel sito en Avenida Argentina 125 de esta ciudad, en la cual lleva impreso nombres de personas del régimen depuesto (…) en la fecha se ha procedido a la incautación de diversos talonarios nuevos y en uso, cómo así a la detención del propietario de dicha firma comercial Luis Solsi, por presunta infracción al decreto 4161/56 y la clausura del local de referencia.”

En este caso ya interviene la SIDE, porque la investigación de inteligencia parece mas compleja: un sabueso de la SIDE, fue a Nobel compró una corbata y pidió la factura. Dicho elemento fue fotografiado para adjuntarlo al expediente. En el rotulo llevaba la leyenda Sastreria Nobel -Avenida Eva Peron 125, nombre de dicha arteria hasta el año anterior. El señor Solsi explicó que por reglamentación de la “AFIP” (de aquel tiempo) los talonarios impresos tenían numero correlativo y no los podía cambiar. Pero, como don Solsi era simpatizante peronista los sabuesos de la SIDE igual lo allanaron y detuvieron. Un par de días después el juez actuante lo dejo en libertad.

Presos por envolver huevos

Otra operación antisubversiva fue llevada a cabo en la Cooperativa Ferroviaria de esta ciudad. Donde fueron detenidos e indagados sus directivos Aldo Oscar Dodero, Abelardo Vicente, Juan Filipponi y Segundo Pereyra y el empleado Roberto Sanhueza quien sería el autor material del delito de violación del decreto 4161. Sanhueza escondía debajo del mostrador 72 ejemplares de la revista “Hechos en el Mundo” cuya tapa presentaba la fotografía de Eva Peron y la contratapa la de Juan Domingo Peron. Cuando alguien pedía huevos, Sanhueza con premeditación y alevosía, los envolvía con hojas arrancadas de la citada revista. Así, el o la inocente compradora, se convertía ingenuamente en propagandista del régimen depuesto. Felizmente alguien hizo una denuncia anónima, y la autoridad policial desbarató la tenebrosa maniobra subversiva.

El agitador publico

“Comisaría de la capital 27 de julio de 1957″ (...) llevo a su conocimiento que hoy siendo las 1 horas registró entrada en esta dependencia el ciudadano Raúl Garrido argentino de 22 años de edad por supuesta infracción al decreto 4161, por haber gritado momentos antes en la calle Sarmiento esquina Lainez de esta ciudad, a la salida de ver un match de box, acompañado de siete menores: “Viva Perón” “Viva Boca” y “Viva Independiente” lo que ocurrió entre ellos solos y sin presencia de público”. El joven Garrido explicó que estaban contentos por el triunfo boxistico de Zuñiga, un amigo de su barrio, y salieron del club cantando. En su defensa alegó que desconocía el decreto 4161 y que “nunca se metió en política, siempre fue peronista”. Cuatro días de calabozo paso el pobre Garrido. Desconocía que la Revolución Libertadora lo estaba “reeducando” por pertenecer a una “masa amorfa” que había sido “captada por la sugestión colectiva del dictador depuesto.”

Hasta aquí, vía investigaciones judiciales, la Resistencia Peronista en Neuquén, todavía no existía organizadamente o la SIDE y la policía no la detectaba y se justificaba arrestando bolsas de batatas y paquetes de huevos.

Mujeres bravas “al paredón”

En mi nota anterior recordé el acto en Plaza de Mayo del domingo 10 de junio de 1956, en el cual una multitud de porteños, se reunió a aplaudir a Aramburu y Rojas por los fusilamientos de esa madrugada. Resulta interesante reproducir la crónica del diario La Prensa sobre algunos incidentes producidos al finalizar el acto.

Dice La Prensa: “Al finalizar el acto una mujer que se hallaba en las inmediaciones de la pirámide profirió gritos favorables al tirano depuesto lo que produjo una reacción violenta por parte del público más cercano. Custodiada por efectivos policiales la mujer que resultó ser Manuela Galván argentina de 25 años, soltera, domiciliada en Avenida de mayo 1249, fue conducida a un camión de la Policía Federal, hasta donde trato de llegar el público indignado al grito de “ley marcial”. Posteriormente la agitadora fue conducida detenida a la Sección 2ª de policía dónde quedó alojada. En el tumulto resultó con heridas cortantes que le causó la mujer, el señor Aquiles Saccas argentino de 43 años casado”

La crónica no da mas datos de Manuela Galván (ya su nombre tiene cierto aire épico). Que temple hubo de tener esa joven de 25 años para plantarse solita, en medio de una manifestación de gorilas a gritar “Viva Perón”. Tampoco queda claro que heridas le produjo al “valiente” señor Aquiles Saccas, que se trenzo en batalla con Manuela. Si, es lamentable que los manifestantes gritaran “ley marcial”, que no significaba otra cosa que fusilamiento. Paredón para Manuela Galvan por el delito de gritar “Viva Perón.”

El que fue el Hogar de la Empleada durante la actuación de Eva Perón al frente de su Fundación. Allí se alojaban jóvenes que llegaban desde el interior en busca de trabajo
El que fue el Hogar de la Empleada durante la actuación de Eva Perón al frente de su Fundación. Allí se alojaban jóvenes que llegaban desde el interior en busca de trabajo

El peligro de las “sirvientas” peronistas

Entre otras obras de la Fundación Eva Perón, Evita había mandado construir el Hogar de la Empleada, en Avenida de Mayo 869, para albergar a las jóvenes que venían del interior a buscar trabajo en Buenos Aires. Así lo describe el historiador Roberto Baschetti: “El edificio de once pisos revestido en mármol, con imponente escalera de acceso, fue amueblado y decorado con un lujo y buen gusto llamativos. Los regalos que recibió Eva en su viaje a Europa decoraron esta institución, como por ejemplo una valiosa mantilla de Murcia, que se extendía sobre un piano de cola; porcelanas de Sévres, tapices y pinturas, sillas Luis XV tapizadas en finos brocatos de seda, etc., etc. Objetos que a la caída del peronismo, en septiembre de 1955, fueron rematados en una subasta privada, celebrada en 1956. Tenía capacidad para 500 personas y para el acceso se requería ganar un sueldo no mayor a $ 500. Se les cobraba una mensualidad mínima que se fijaba con relación al ingreso de la pensionista. Nueve pisos estuvieron destinados a dormitorios y cada uno de ellos tenía un estilo decorativo característico, por lo cual un piso era el vienés, otro el provenzal, otro el francés, otro el moderno, etc. Uno en particular fue muy llamativo “el piso de las novias”, que fue totalmente blanco en pintura y decoración y albergó a las pensionistas próximas a casarse y que abandonarían el Hogar a la brevedad.” Obviamente tanto lujo para las jovencitas llegadas del interior que venian a trabajar en servicio domestico, generaba expresiones de profundo rechazo en las clases medias y altas.

El historiador Omar Acha escribió : “La hostilidad despertada por lo que Eva Perón representaba para las clases media y alta, esto es, la insubordinación de las y los cabecitas negras. Dicha asociación no era absurda. La especial identificación con Eva Perón se había revelado en la inmensa cantidad de sirvientas, planchadoras y costureras que despidieron a su símbolo de dignidad en ocasión de su funeral en 1952. Era esa ligazón identificatoria, con sus efectos simbólico-sociales más extensos, los repudiados por las clases acomodadas que veían allí sólo el “resentimiento” y el “mal gusto” que pretendía cuestionar las jerarquías.”

“El empalme entre peronismo y sirvientas perduraría hasta después de la caída del gobierno en 1955. Es conocida la imagen provista por Ernesto Sábato en 1956 sobre la fractura social que sostenía la dicotomía peronismo/antiperonismo: por un lado estaban los doctores brindando por la caída del “tirano”, y por otro las sirvientas de piel oscura llorando desconsoladamente en la cocina por quien les había dado un poco de “dignidad”. Pero también Sábato, magnánimo, tenía una visión equivocada, paternalista, del peronismo de las “sirvientas”. En realidad se ganaron un lugar en el inconsciente aterrado de los patrones a fuerza de resistencias minúsculas, violencias ocasionales, activismos públicos y los rumores (o chismes) con los que se mofaban de las hipocresías de los patrones y las patronas.”

Ya desde 1949, circulaba una leyenda urbana, (hoy sería una fake news) “el mito del niño asado” según el cual una sirvienta malvada asaba al horno al bebe dejado a su cuidado. Tal era la sicosis contra esas personajes de piel oscura que limpiaban las viviendas de las familias “bien” y que producto de la “enajenacion” que producía el peronismo, se rebelaban a seguir siendo las esclavas de antaño y ahora pedían derechos como trabajadoras domesticas.

No sería extraño que Manuela Galvan (por el domicilio declarado) fuese empleada domestica. En los incidentes posteriores a la manifestación descriptos por La Prensa, aparecen con nombre y apellido, las “sirvientas” agrediendo verbalmente a la educada manifestación democrática, que solo pedía “ley marcial” y “horca” para los/las cabecitas negras que vivasen al “dictador depuesto”.

Eva Perón en un acto con mujeres jóvenes
Eva Perón en un acto con mujeres jóvenes

Las mucamas del balcón

Dice La Prensa del 11 de junio: “Al término de la concentración realizada en Plaza de Mayo un grupo de personas se dirigió en manifestación hasta la plaza del Congreso. En Avenida Callao 531, desde uno de los balcones del departamento B del segundo piso, ocupado por el consultorio del doctor Abraham Groswald quién se hallaba ausente, la mucama Esther Rodríguez Argentina de 33 años qué se hallaba acompañada por Teresa Caniba, también argentina de 20 años y Lorenzo Coria de igual nacionalidad de 21 años, que ocupaban uno de los balcones, al paso de los manifestantes arrojaron objetos, en tanto proferían gritos hostiles a las autoridades. La reacción de los manifestantes fue inmediata y mientras unos gritaban “ley marcial”, “a la horca” , y “a Ushuaia” otros trataban de penetrar en la finca. En estos momentos pasaban por el lugar dos camiones del ejército, con efectivos del Regimiento 1 de Infantería, armados con fusiles ametralladoras al mando de un teniente primero, calmaron los ánimos imponiendo el orden. Personal de la Comisaría 5ª que llegaba en estos instantes procedió a la detención de la sirvienta y sus acompañantes”

“Restablecida la calma los manifestantes continuaron su marcha del Congreso donde cantaron el Himno Nacional y victoriaron a los miembros de la Junta Consultiva. Al continuar la marcha hacia Casa de Gobierno nuevamente los manifestantes fueron atacados de palabras desde un balcón del tercer piso de Avenida de Mayo 1385 por tres mujeres que gritaron frases a favor del dictador y dirigieron expresiones hostiles. Personal de la Comisaría 4ª hizo presente en el lugar y procedió a la detención de las ocupantes del balcón quiénes resultaron ser Rosa Bassi, Velji Mireya Robledo y Juana Santillán, allí domiciliadas, a las que les se les instruye expediente por desorden y escándalo y se encuentran a disposición del jefe de la Policía Federal”.

La manifestación les gritaba a las mujeres del balcón : “ley marcial” , “a la horca”, y “a Ushuaia”. Y en el Congreso vivaron a los miembros de la Junta Consultiva. Recordemos sus miembros: por la Unión Cívica Radical: Oscar Alende, Juan Gauna, Oscar López Serrot y Miguel Ángel Zavala Ortiz ;del Partido Socialista: Américo Ghioldi, Alicia Moreau de Justo,Ramón Muñiz y Nicolás Repetto; del Partido Demócrata Nacional José Aguirre Cámara, Rodolfo Coromina Segura, Adolfo Mugica y Reinaldo Pastor; del Partido Demócrata Progresista: Juan José Díaz Arana, Luciano Molinas, Julio Argentino Noble y Horacio Thedy; del Partido Demócrata Cristiano:Rodolfo Martínez y Manuel Ordóñez; de la Unión Federal : Enrique Arrioti y Horacio Storni.

La auto-llamada Revolución Libertadora, había dictado ley marcial para aplicar la pena de muerte sin juicio previo, había reabierto el presidio de Ushuaia (que Perón había cerrado por inhumano) para encarcelar presos peronistas y había dictado el decreto 4161 para meter presas a Manuela Galvan, Rosa Bassi y todas las Manuelas y Rosas que no aceptasen reeducarse y votar a candidatos democráticos como don Alvaro Alsogaray.

Pero las Manuelas y las Rosas, no se “reeducaron”, resistieron con pequeños y grandes actos de heroísmo. Y diecisiete años después, un 17 de noviembre de 1972, ellas y sus hijos desafiaron la lluvia, cruzaron el barro del rio Matanza, y enfrentaron el cerco militar para recibir al hombre que volvía a devolverles la esperanza.

Las fuentes de esta nota son: La tesis de Catalina Scoufalos “El Decreto 4161-La batalla por la identidad”. “El delito politico en Neuquen 1956-1958 del profesor Enrique Mases. “Las sirvientas y el mito del niño asado” de Omar Acha. Diario La Prensa. Servicio Internacional Publicaciones Argentina (SIPA) del historiador Roberto Baschetti

Aldo Duzdevich es autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón.

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