Su cara volvió a iluminarse. Vanessa Rial ya no tiene por qué esconder su sonrisa. El duro fallo que condenó ayer a 37 años de prisión a su ex pareja, Cristian Martínez Poch, le devolvió la vida. "Nunca más volveré a tenerle miedo", le dijo a Infobae.
Mientras el condenado pasa días difíciles en la cárcel, Vanessa busca recomponerse con terapia, cursos, ayuda psicológica y el amor de su familia.
"Martínez Poch ya no lastimará a más nadie, por lo menos por mucho tiempo", dijo esta mujer que debió soportar golpes, prácticas sexuales aberrantes, maltrato físico y psicológico y hasta amenazas de muerte. "Fueron años de mucha lucha, terapia, internaciones, medicación. Pero todo conduce a buen puerto, así que a las mujeres les pido que por favor hagan la denuncia", pidió.
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Vanessa fue una esclava de los perversos antojos sexuales de Martínez Poch, quien la golpeaba, drogaba, alcoholizaba y encerraba a diario para hacer con ella lo inimaginable. Lo mismo le hizo durante años a sus propias hijas, quienes revelaron los abusos que sufrieron desde muy chicas y en la Corte debieron taparse los oídos para no escucharlo más.
En su declaración, Vanessa confesó que la obligaba a tener relaciones sexuales con animales y que la drogaba para que sus amigos también abusaran de ella.
Pese a varios intentos fallidos de escape, fue víctima una y otra vez de las peores perversiones. Respecto de eso, reconoció que los primeros signos de alerta a los que debe prestar atención una mujer en una relación de pareja son los celos (con amistades o por la manera de vestir), el aislamiento familiar, la psicopatía y la obsesión.
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Respecto a los irónicos gestos que Martínez Poch hizo ayer con su cara y su mano en el Tribunal Oral en lo Criminal 1 ante familiares y amigos de la víctima, Vanessa sonrió y dijo: "No lo miré. Sabía que me iba a buscar con la mirada. Yo no le di pie". Y agregó: "Si hizo eso delante de todos los jueces y las cámaras de televisión, imagínense lo perverso que es cuando te tiene en una situación de esclavitud".
Vanessa, que coopera en una ONG para ayudar a víctimas de violencia de género, suplicó a las mujeres que no permitan que sus parejas las celen o menosprecien. "Todo el tiempo me decía que era una negrita de mierda, una abogada berreta y que su auto valía más que mi vida", precisó. "Con él viví violencia de todo tipo", lamentó.
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Ayer, el Tribunal Criminal 1 -integrado por los jueces Juan José Ruiz, Carmen Palacios Arias y María Isabel Martiarena-, condenó a 37 años de prisión al DJ Martínez Poch por abuso sexual a su ex pareja y sus dos hijas, quienes suplicaban no cruzárselo en los pasillos de Tribunales. La más chica es la que mejor afronta su pasado y reveló detalles aberrantes de las cosas que –junto a su hermana- debieron soportar de su padre.
Durante el juicio oral, Martínez Poch nunca se mostró arrepentido ni reconoció ser el autor de los hechos. No obstante, de todos sus amigos citados a declarar como testigos, solo se presentó uno. "Lo dejaron solo durante el juicio y nadie lo visita en la cárcel", reveló el padre de Vanessa, quien no cree que alguna vez vuelva a salir de prisión.
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Por su parte, el abogado de la familia, Julián Rimada, sostuvo que "fue un caso muy grande y con mucha repercusión mediática, que tuvo un final satisfactorio". "Martínez Poch es un psicópata. Todas sus declaraciones durante el juicio fueron circulares y duraban entre 6 y 7 horas en las que nunca decía nada. Es una persona que no cambia ni va a cambiar porque ni siquiera es medicamente tratable"., sentenció. Por último, consideró que el fallo fue ejemplar: "Estábamos acostumbrados a fallos de menores condenas para violadores".